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Revolución y tradición: Dalí y sus referentes protagonizan una gran exposición en Roma

Carlos Expósito

Roma, 6 nov (EFE).- La obra de Salvador Dalí (1904-1989) se distingue por combinar lo revolucionario y lo tradicional, una dualidad que protagoniza una gran exposición en Roma que recuerda los cien años de su primera muestra individual para explorar sus influencias como Velázquez, Rafael, Vermeer o Picasso.

«Hacía muchos años que no se organizaba una exposición de Dalí en Roma pero además fue en 1954 cuando Dalí, en Italia, tuvo su primera retrospectiva», explica a EFE la asesora académica Victoria Victoria Noel-Johnson en la presentación de la muestra ‘Dalí. Revolución y Tradición’ en el Palacio Cipolla de la capital italiana.

La muestra reúne hasta el próximo 1 de febrero más de 60 obras del artista, además de material fotográfico y audiovisual, que recorren la trayectoria creativa de Dalí, desde los años de su adhesión a las vanguardias europeas hasta el diálogo personal con otros referentes de la historia del arte.

Se celebra cien años después de que el artista español realizara su primera muestra individual en noviembre de 1925 en las Galerías Dalmau de Barcelona, cuando tenía tan solo 21 años.

Su relación con Picasso

El recorrido se divide en cuatro secciones, cada una dedicada a los grandes maestros que le inspiraron, y en dos partes principales: la primera evoca su revolución, cuando se enfrenta a las vanguardias y a Picasso, y la segunda a su retorno a la tradición.

«Muestra cómo Dalí buscaba, desesperadamente, su propia voz artística en los años Veinte y cómo ese encuentro con Picasso en 1926 cambia algo dentro de él: adquiere la confianza necesaria para desarrollar su propio lenguaje», recalca Noel-Johnson.

El visitante podrá profundizar en la relación ambivalente entre el genio ampurdanés y el malagueño, que culmina con el visionado del célebre ‘Picasso y yo’, de 1951, cuando Dalí dijo: «Picasso es español; yo también. Picasso es un genio; yo también. Picasso es conocido en todos los países del mundo; yo también. Picasso es comunista; yo tampoco».

La segunda sección se basa en el momento en el que Dalí estudia a los clásicos. A finales de los años treinta, expresó abiertamente su deseo de «convertirse en un clásico» y reconocía como sus grandes modelos a Velázquez, Vermeer y Rafael, a quienes se dedican sendas secciones.

«Porque él es un revolucionario, pero todas sus obras tienen una base muy sólida y están profundamente enraizadas en la gran tradición del arte», subraya.

Así se refleja en otra de las piezas, una lista de diez consejos que daría Dalí a aquellos que decidan ser artistas, entre los que destaca: «Antes que nada, aprende a pintar como los grandes maestros. Cuando lo logres serás capaz de pintar como quieras y serás respetado por ello».

Notas los artistas

Otro de los documentos incluidos es la ‘Tabla comparativa de valores’, en la que compara a través de distintos parámetros, como la técnica, la inspiración o el diseño, las habilidades de otros pintores célebres, como Manet, el propio Picasso u otros como Ingres.

En ese cuadrante, por ejemplo, concede un cero en la mayoría de los criterios a Piet Mondrian y William-Adolphe Bouguereau; las calificaciones más altas a Vermeer y Velázquez; y a sí mismo, una puntuación desigual.

La capital italiana era «el lugar ideal» para la muestra, según Noel-Johnson, porque fue allí donde Dalí, poco después de que Picasso presentara su exposición en 1953, le despertó un año después la necesidad de superarla.

Las piezas proceden de la Fundación Gala-Salvador Dalí, así como de prestigiosas instituciones internacionales como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Museo Picasso de Barcelona y la Galería de los Uffizi de Florencia. EFE

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