Rostov, ciudad rusa en la frontera de la guerra con Ucrania
En Rostov del Don, ciudad rusa en la frontera de la guerra con Ucrania y capital efímera del grupo Wagner durante su motín, las paradojas y los problemas entre la población rusa se multiplican.
Según el Kremlin, todo es “normal en Rostov”, centro logístico del ejército ruso donde este fin de semana están previstas elecciones locales.
Pero el conflicto es una realidad bien presente. El miércoles en la noche dos drones ucranianos fueron derribados sobre la ciudad. Uno cayó cerca del cuartel general de las tropas rusas en la región, situado en el centro histórico, poblado de militares.
La caída del dron se saldó con un herido, un edificio residencial destruido, media docena de coches dañados, ventanas rotas y habitantes conmocionados.
“Nuestra defensa antiaérea no funciona bien”, constata Vladimir, de 68 años, un jubilado que vive en la zona. “Esto está empeorando y tiene que terminar”, añade.
El cuartel general cerca del cual cayó el dron es el mismo que habían capturado los hombres del jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, en la noche del 23 al 24 de junio, al comienzo de su motín contra el mando militar.
Aquí fue donde altos mandos rusos fueron filmados tras ser apresados de facto por los amotinados.
La rebelión de Wagner finalmente fracasó, después del giro de Prigozhin, pero casi condujo a Rusia al caos.
En Rostov, los Wagner fueron recibidos triunfalmente por algunos habitantes, signo de la popularidad de Prigozhin construida gracias a su intensas críticas de las élites rusas y las visitas frecuentes a los campos de batalla ucranianos.
Durante el motín, un tanque de combate de mercenarios estuvo estacionado en la entrada del circo municipal, un hermoso edificio adyacente al cuartel general en cuestión.
Ahora, frente al circo, hay flores y fotografías en memoria de Prigozhin y de su adjunto, Dmitri Utkin, muertos en un accidente de avión el 23 de agosto, del que Occidente sospecha al Kremlin a pesar de sus negativas.
Según la prensa local, este sitio improvisado de homenaje fue desmantelado por desconocidos, antes de reaparecer días más tarde.
– Para algunos, Prigozhin sigue vivo –
Otro sitio improvisado de homenaje, dedicado a los pilotos de la fuerza aérea rusa muertos por los amotinados, apareció a su vez cerca, siempre según la prensa local, antes de que lo quitaran después.
“Todo es un lío. Algunos están orgullosos de Prigozhin, lo admiran e incluso denuncian a las élites por no haberle dado municiones y haberle impedido crecer”, señala Alexandre, de 76 años.
“Pero era un delincuente convicto y no se sabe cómo habría evolucionado”, añade.
“Los historiadores nos darán la respuesta en 100 o 200 años”, concluye.
Acentuando la confusión, Tamara, de 78 años, piensa que Prigozhin sigue vivo. Dice que se basa en las conclusiones “de expertos del tarot muy serios”, mientras que las consultas de astrólogos y otros adivinos se multiplican en Rusia desde la ofensiva en Ucrania.
Según Tamara, “en cuanto Putin se vaya, Prigozhin aparecerá”.
En medio de esta incertidumbre, Rima explica que muchos habitantes de Rostov, como en otras partes de Rusia, se refugian en una forma de indiferencia.
“La gente está muy estresada. Quiere que todo termine y vivir como antes”, detalla esta vendedora en un supermercado, de 23 años.
A menudo esta indiferencia se basa en un profundo sentimiento de impotencia, ya que cualquier voz crítica hacia el Kremlin es silenciada.
“De todos modos no se puede cambiar mucho”, señala Elizaveta, de 18 años, estudiante de arte en Rostov, quien espera que esta simple declaración no la lleve a la cárcel.
