Seis claves sobre el deterioro político y la escalada yihadista en Mali
Bamako/Rabat, 20 nov (EFE).- Mali, gobernado por una junta militar desde 2020, afronta una escalada de la violencia yihadista que afecta a los corredores de suministro con combustible y amenaza con asfixiar a Bamako, en un contexto marcado por el vacío de seguridad, el estancamiento político, el deterioro institucional y un aislamiento internacional.
La ruptura con aliados clave, como Francia, la disolución de los casí 300 partidos políticos del país, el abandono de acuerdos de paz con los secesionistas tuareg en el norte y la retirada de todas las misiones antiterroristas internacionales han dejado al país sumido en una espiral de inestabilidad.
En las últimas semanas, la filial de Al Qaeda en el Sahel ha intensificado sus ataques en la región sur de Sikasso, interrumpiendo rutas clave por las que llegan a Mali sus importaciones de combustible, lo que amenaza seriamente el suministro energético del país.
A continuación, seis claves para comprender la evolución que ha conducido al actual escenario en Mali:
1. El origen del terrorismo en Mali:
El fenómeno yihadista arraigó en el norte del país tras la insurrección tuareg de 2012 en el norte del país, y cuando grupos vinculados a Al Qaeda aprovecharon el caos de las armas tras la caída del régimen libio y el vacío estatal en las regiones tuareg del Azawad, que representan dos tercios del territorio.
Desde entonces, las organizaciones afiliadas tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico (EI) se han expandido hacia el centro del país, alimentándose de conflictos intercomunitarios, la debilidad y la tendencia represiva del Estado y la ausencia de servicios públicos.
2. El creciente vacío de seguridad:
Las operaciones militares imprecisas y, en ocasiones, indiscriminadas deterioraron la imagen del Ejército entre comunidades del norte y centro, lo que facilitó la penetración y el reclutamiento de grupos secesionistas y radicales.
La salida sucesiva de la fuerza francesa Barkhane, la europea Takuba, la misión de entrenamiento de la UE (EUTM) y la misión de la ONU (Minusma), que algunas de ellas llevaban una década en el país, y el desplomo de la fuerza antiterrorista regional G5 Sahel, dejaron enormes áreas vulnerables en términos de seguridad.
A cambio, la relación con Moscú se profundizó desde 2021. Tras anunciarse la salida de los mercenarios del Grupo Wagner que sustituyó a las misiones occidentales, otro contingente ruso, el Africa Corps, ocupó su lugar pero sin eficacia en la lucha antiterrorista.
3. Aislamiento internacional:
Desde el golpe de agosto de 2020, el jefe de la junta militar, general Assimi Goita, ha impulsado un giro geopolítico profundo que ha roto vínculos con Francia, el bloque regional de la CEDEAO (con 12 Estados miembros actualmente), la Unión Europea (EU), Naciones Unidas y la vecina Argelia, con la que comparte 1.376 kilómetros de frontera.
Mali, Burkina Faso y Níger, todas gobernadas por golpistas, crearon en 2023 la Alianza de Estados del Sahel (AES), un bloque de defensa mutua que se ha convertido en un eje de influencia ruso en la región sin que rescate a los tres países del Sahel de la inseguridad y aislamiento.
4. Pérdida de popularidad de la junta:
Goita gozó inicialmente del respaldo de la población, a través del movimiento M5-RFP, que tomó las calles durante los últimos meses del período del régimen derrocado del presidente Ibrahim Bubakar Kaita, para denunciar el deterioro económico y la inseguridad, apoyó en 2020 al golpe.
Sin embargo, la prolongación indefinida de la transición, los sucesivos aplazamientos electorales, la destitución y encarcelamiento de aliados civiles como el exprimer ministro Choguel Maiga (que fue uno de los líderes del M5-RF) hicieron caer el apoyo popular.
5. Ruptura con los tuareg y fin del proceso de paz
El Acuerdo de Paz de Argel de 2015, que buscaba integrar a los grupos secesionistas tuareg en las instituciones malienses, fue abandonado por el Gobierno transitorio en enero de 2024.
Poco antes, los grupos independentistas tuareg volvieron a tomar las armas y retomaron posiciones en el norte, protagonizando choques con el Ejército, como el ataque de Bourem, en el que aseguraron haber abatido a casi un centenar de soldados.
6. Disolución del sistema partidista:
El 13 de mayo de 2025 la junta militar decidió la disolución de todos los partidos políticos y organizaciones de carácter político, tras un proceso iniciado con el segundo golpe de Estado en mayo de 2021, que consolidó la dominación del general Goita.
El Foro de Diálogo Nacional, boicoteado por casi todas las formaciones (300 partidos), había recomendado extender el mandato de Goita cinco años más, mientras la población permanece excluida de la vida política. EFE
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