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Adiós al salvador de la relojería suiza

Falleció Nicolas Hayek, ícono de la industria suiza. Keystone

La prensa suiza de este martes rinde homenaje a Nicolas Hayek, fallecido la víspera de un ataque al corazón a los 82 años. Empresario fuera de lo común, el hombre del puro pasará a la historia como el salvador de la industria relojera suiza a principios de los años 80.

Homenaje emotivo, pero sobrio, el de una región industrial y laboriosa, que pierde a su figura patriarcal. “El corazón de la relojería suiza cesó de latir ayer por la noche con el anuncio de la muerte de Nicolas Hayek”, escribe el columnista del Quotidien Jurassien de Delémont.

“Con su muerte, no sólo el Grupo Swatch está de luto hoy, sino toda la industria relojera suiza que le debe, ni más ni menos que su supervivencia”, subraya Philippe Outdot en el Journal du Jura, de Bienne.

Un sentimiento compartido por L’Express de Neuchâtel: “Aunque algunos evocan su ego sobredimensionado, o incluso un poco de astucia, nadie puede negar que sin Nicolas Hayek, probablemente Suiza ya no tendría una industria relojera. El cantón de Neuchâtel y todo el Arco del Jura le debemos un verdadero reconocimiento”.

En Bienne, corazón del imperio Swatch, el alcalde Hans Stöckli está consternado: “Es un día muy triste para nuestra ciudad. Deja un vacío enorme. Nos prestó una gran ayuda, sobre todo durante la Expo 02, pero también para atraer a las empresas”, dice en las columnas del Journal du Jura.

El diario de la misma región, pero en expresión alemana, el Tagblatt Bieler, muestra su duelo en los titulares. Bajo el título “Su obra sigue viva”, la imagen de Nicolas Hayek, enmarcada, aparece con un lazo negro. “Nicolas G. Hayek ha muerto. El salvador de la industria suiza murió inesperadamente durante su actividad favorita: el trabajo”, escribe el diario de Bienne en la introducción de una extensa biografía.

Pionero y visionario

No sólo la del Jura, sino que toda la prensa suiza rinde homenaje a Nicolas Hayek este martes. Las palabras “pionero” y “visionario” se repiten en la mayoría de los textos. Para el Neue Zürcher Zeitung, Suiza perdió a Nicolas Hayek, empresario y “Patrón”. Todos señalan hasta qué punto su destino estuvo íntimamente ligado a la renovación de la relojería suiza en los años 80.

Cuando Hayek se acercó a la cabecera de esa industria moribunda, recuerda el diario Le Temps, “los banqueros estaban pensando en salir por la puerta trasera ya que las deudas y los fracasos comerciales hacían agua en el buque industrial por todas partes”. Y el Tages Anzeiger de Zúrich recuerda que la crisis relojera de los años 80 fue para Suiza “un choque tan importante como el paso del UBS por el corredor de la muerte en 2008”.

“Con el lanzamiento del Swatch, del que nadie puede negarle la paternidad comercial, el salvador de la relojería suiza se niega a creer que su país de elección no puede producir masivamente o innovar en forma competitiva”, recuerda el diario 24 heures de Lausana. “Su fuerza estuvo en poner la emoción y los sueños en un producto que sólo servía para señalar la hora”, según L’Express.

El lujo suizo

Pero mucho más que ese reloj de plástico que lo hizo famoso, Nicolas Hayek instaló nuevamente a toda la industria relojera sobre los rieles. “Reanuda la tradición mecánica, restaura la supremacía de Omega, hace renacer de sus cenizas a Breguet, reinvierte en las fábricas, abre tiendas de prestigio. Las derrotas relojeras se olvidan pronto. La conquista del mundo recomienza. Ya no se detendrá”, escribe Le Temps.

“De hecho, la audacia y el trabajo decidido de Hayek trascienden ampliamente la historia del relojero Made in Swiss. Son verdaderamente el origen de una asociación de ideas a priori difícil, pero que dominó en todo el el mundo en dos décadas: Suiza y lujo”, añade el cotidiano económico L’Agefi.

Alabado por su excepcional visión empresarial, cercano al mundo político, Nicolas Hayek no dudó en fustigar al mundo de las finanzas del que tanto desconfiaba. “Ligado a la actividad económica, en contraposición al puro interés financiero, lideró la revuelta contra el UBS al denunciar los excesos de los banqueros. También la había emprendido el Banco Nacional Suizo (SNB), al reprocharle favorecer un franco demasiado fuerte (contrario a las exportaciones NDLR)”, dice Le Matin.

“Convencidos de la primacía de la industria y la artesanía en las finanzas, excedido por un sistema accionario del que sin embargo tiraba numerosas cuerdas, ese volcán en actividad también conoció algunos fracasos (la Swatchmobile, famosa desilusión en un camino extraordinario”, recuerda también 24 heures.

Un personaje fuera de lo común

La brillante carrera del joven Nicolas Georges Hayek, nacido el 19 de febrero de 1928 en Beirut, hijo de un dentista estadounidense-libanés y de madre libanesa – Tribune de Genève – que emigró a Suiza en 1949, no sería nada sin este aspecto tan humano que los periódicos de este martes destacan ampliamente. Le Temps cita una de las divisas favorita del hombre del puro con dos relojes en cada muñeca: “Si envías un burro al conservatorio de Salzburgo, no vas hacer de él un Mozart. Si envías un camello a Harvard, no harás un Henry Ford”.

“Aquellos que trabajaban con Nicolas Hayek amaban a su capitán, porque dirigía el navío relojero con mano maestra”, escribe el editorialista de Le Matin. Recuerda sobre todo su tono paternalista. Encontrar a Nicolas G. Hayek, era un placer simple, porque no le daba ningún valora a la apariencia”.

“A pesar de las apariencias, rechazaba a los aduladores y a los zalameros”, agrega 24 heures. Le Temps, por su parte, destaca la determinación con la que el jefe del Grupo Swatch gestionaba sus negocios. “Le miraba a los ojos y la historia que le contaba se volvía tan linda, tan real, tan creíble que cualquier duda desaparecía de inmediato”.

Pero el personaje también tenía sus lados oscuros. “También podía ser odioso”, dice Jean-Claude Péclet en Le Temps. Lo vi en su oficina hacerse el interesante o el bufón con los periodistas, mientras dejaba esperar al otro lado de la línea telefónica al alcalde de Bienne, burlándose con gestos expresivos”.

En conclusión, Thierry Meyer se dirige a sus lectores en 24 heures: “Usted, yo, que vivimos en una Suiza próspera, también le debemos un poco, mucho, a Nicolas Hayek”.

Samuel Jaberg, swissinfo.ch
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Múltiples facetas
Con el deceso de Nicolas Hayek, Suiza pierde una de las principales figuras de su plaza industrial. El presidente del Grupo Swatch fue un embajador que representaba el modelo de empresario comprometido con la actividad económica en contraposición con el puro interés financiero.

Conocido mucho más allá de las fronteras suizas, Nicolas Hayek se forjó a lo largo de treinta años una imagen de innovador. De origen libanés y estadounidense, y orgulloso de su ciudadanía suiza, el industrial supo defender las habilidades de su sector, con un estilo a veces teñido de paternalismo.

Nicolas Hayek es recordado por sus famosas diatribas contra la política del Banco Nacional Suizo (SNB), bajo la égida del presidente Markus Lusser, hasta mediados de los años 90. Reprochaba a la institución la adopción de una política de franco fuerte desfavorable a la industria de la exportación.

También solía pronunciarse contra los excesos de la Bolsa y contra los mercados financieros que, en su opinión, no sabían reconocer el justo valor de los grupos industriales.

También mostró su fibra patriótica al comprometerse con la Exposición Nacional de 2002 y al participar en los festejos nacionales del 1 de agosto en la pradera del Rütli.

Apasionado de su compromiso, Nicolas Hayek logró posicionar los relojes del Grupo Swatch en el mundo del lujo. Una pasión que logró transmitir a su hijo Nick, que aparece como un digno sucesor en sus discursos y sus actitudes.

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