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Submarinos rusos en el Lago Léman

El Politécnico de Lausana coordina el proyecto de exploración. swiss-image.ch

Dos submarinos rusos explorarán las profundidades de la mayor superficie acuífera de Suiza. La operación se realizará en verano y permitirá mejorar el conocimiento geológico y físico del Lago Léman.

Coordinado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), el proyecto interdisciplinario reunirá a especialistas de varios países y permitirá conocer y conservar mejor al también llamado Lago de Ginebra.

“Nuestro lago es especial y no solamente por su belleza”, afirma a swissinfo.ch Andrew Barry, profesor de Tecnología Ecológica de EPFL y miembro de la operación.

La mayoría de los lagos son pequeños y el Coriolis [el efecto de rotación terrestre relacionado con las corrientes] no tienen impacto sobre ellos. Los grandes lagos norteamericanos son como pequeños mares, pero el nuestro tiene un tamaño mágico, con interacciones entre ciertas fuerzas, explica Andrew Barry.

Casi millón y medio de personas viven en la región del lago Léman, que abastece de agua potable a la mitad de esa población. A pesar de su importancia, hay aún mucho que aprender y descubrir a cerca de la complejidad del ecosistema de ese lago franco-suizo.

“Lo que puede ocurrir aquí es que las corrientes desplacen las márgenes, provocando una interacción entre los sedimentos del fondo lacustre y los de la superficie, que pueden posteriormente llegar a las corrientes”, agrega Barry. “Y si los sedimentos contienen substancias peligrosas, queremos determinar su progresión”.

“No es el Caribe”

Los dos submarinos Mir tienen 8 metros de longitud, capacidad para tres personas y pueden descender hasta a 6 mil metros de profundidad. La del Lago Léman es de 310 metros.

Mir, nombre en ruso que como la estación espacial homónima, significa “mundo y paz”, permitirá a los investigadores distribuir captores en el área lacustre.

De este modo, se podrá comprender el impacto de los microcontaminantes y cómo se acumulan estos en las profundidades. En unas treinta inmersiones, de cuatro a seis horas cada una, serán colectados los materiales para ser analizados posteriormente en el laboratorio.

“Está claro que no es el Caribe y no podemos admirar bellas escenas submarinas, pero cada lago es diferente”, afirma Ulrich Lemmin, profesor también de la EPFL, especialista en Reología, es decir, el estudio de las deformaciones y el fluir de la materia.

“Las mezclas de piedra y lodo son diferentes en todas partes, y estas particularidades condicionan también las corrientes acuáticas, los depósitos de materiales. Y no por haber buceado en el lago Baikal, por ejemplo, debo abstenerme de explorar el Léman. De hecho, puedo decir que resultan diferentes”.

Ejercicio interdisciplinario

Para Lemmin, que formará parte de la tripulación, la colaboración entre investigadores de diversas disciplinas científicas es la parte más interesante del proyecto.

“El eje central de la operación es que haremos las investigaciones  simultáneamente, lo que nos permitirá interpretar posteriormente los resultados en un área y analizarlos a través de otra disciplina”, agrega.

Las inmersiones, financiadas por la empresa Ferring Pharmaceuticals y por el Consulado de Rusia en Lausana, se realizarán entre julio y agosto próximos.

Michel Pettigrew, presidente del grupo farmacéutico fundando en Suecia, explica sobre este interés: “Hace seis años transferimos la sede de la empresa a Saint-Prex, en las márgenes del Lago Léman. Fuimos muy bien recibidos. Los suizos fueron muy amables y es nuestra manera de manifestar nuestra gratitud y de permitir a la población local un mayor conocimiento de su lago”.

“Si de pura suerte se encuentra algo al fondo del lago que pudiera interesarnos, por supuesto que estaremos atentos, pero no es en absoluto nuestro objetivo actual”.

Patrick Aebischer, presidente de la EPFL, se congratula de esta colaboración internacional entre su institución y Rusia. “Se trata de un país importante, miembro del BRIC (junto con Brasil, India y China), grupo con el que queremos desarrollar una mayor interacción”.

Cuestiones abiertas

En el proyecto participan geólogos, biólogos, físicos, químicos y limnologistas (ecólogos especializados en ecosistemas acuáticos continentales), provenientes de Suiza, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

En cada una de sus disciplinas, los participantes intentarán resolver numerosos enigmas al analizar los componentes del fondo lacustre tales como qué tipo de agentes contaminantes están presentes, cómo circulan en las corrientes acuáticas, cómo están distribuidas las poblaciones bacterianas en las profundidades y a través de qué dinámica los sedimentos son transportados por los afluentes.

La desembocadura del Lago Léman en el Río Ródano también despierta gran interés. Debido a los sedimentos transportados por el río que forman cañones submarinos inestables de más de 30 metros de altura. Las inmersiones deben permitir una mayor comprensión de este inestable ambiente.

También se realizarán investigaciones en la bahía de Vidy, el puerto de Lausana densamente poblado, para analizar los microcontaminantes en esa región.

“Y finalmente, debemos lograr la previsión de ciertos eventos en el lago. Para ello disponemos de instrumentos sofisticados que reproducen su hidrodinámica. Pero para que funcionen óptimamente, requerimos datos fiables”, concluye Andrew Barry.

Y, sólo si por azar descubriesen una inmensa creatura subacuática, los investigadores –y la oficina de turismo local- ¡contactarían a los responsables del lago escocés Loch Ness para pedirles asesoría!

Lago binacional. A Suiza pertenece el 59,9% de sus aguas territoriales de un total 345,31 km2, bañando los cantones de Ginebra, Vaud y Valais.

El 40,1% restante pertenece a Francia, al departamento de Haute Savoie.

Con un volumen de 89 km cúbicos, es la mayor superficie lacustre de Suiza y una de las mayores de Europa.

Su profundidad media es de 154,4 metros. La máxima es de 309,7 metros.

Su altitud media es de 372 metros por encima del nivel del mar. Es controlado por la presa de Seujet, en Ginebra.

François-Alphonse Forel (1841-1912), profesor de la Universidad de Lausana, fue el precursor de la investigación científica en el Léman.

Los MIR 1 y II son submarinos de autopropulsión, previstos para ser ocupados por un piloto y dos miembros de la tripulación. Pueden operar hasta en 6 mil metros de profundidad (lo que puede significar un tiempo de hasta dos horas).

Con 7,8 metros de longitud y un diámetro de apenas dos metros, pesan cada uno de ellos 18,6 toneladas. El casco es de níquel y acero, con 5 cm. de espesor.

Pueden sumergirse o ascender a la superficie a una velocidad de 35 a 40 metros por minuto.

Los submarinos Mir no sólo han sido utilizados para investigaciones: el director estadounidense James Cameron utilizó uno de ellos para filmar escenas del Titanic, además de haber sido utilizados para rodar filmes IMAX.

Traducción: Patricia Islas

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