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Turquía, un país equilibrista entre Ucrania y Rusia

Ilya U. Topper

Estambul, 30 ene (EFE).- El escenario de un posible conflicto armado entre Rusia y Ucrania suscita cuestiones sobre el papel de Turquía, un país miembro de la OTAN, a orillas del Mar Negro y que mantiene desde hace años un inestable equilibrio en la geopolítica regional.

¿En qué bando está Turquía?

Ankara observa una difícil neutralidad. Está políticamente alineado con Ucrania pero no puede enfrentarse a Rusia porque ya tiene demasiados frentes con Moscú abiertos en Siria y el Cáucaso y además depende del gas ruso.

¿Cuáles son los lazos con Ucrania?

Ankara ha vendido a Kiev al menos 12 drones armados del modelo Bayraktar TB2, su producto militar estrella, y analistas locales creen que otros 24 están en espera de entrega. En octubre pasado Kiev ya utilizó uno contra milicias prorrusas rebeldes en el Donbás. Turquía siempre se ha posicionado rotundamente en el bando de Kiev respecto a Crimea, anexionada por Rusia en 2014, y ha protestado reiteradamente por lo que considera una ocupación ilegítima y opresiva para la minoría turcoparlante de la península. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, visitó Kiev en febrero de 2020 y ha anunciado una nueva visita para inicios del mes que viene, lo que encaja en su estrategia de afianzar las relaciones con varios países de Europa oriental: también mantiene buenas relaciones con Bulgaria y Rumanía, otros socios de la OTAN.

¿Cuáles son los frentes abiertos con Rusia?

Al exacerbarse las tensiones con Estados Unidos y, temporalmente, con países europeos como Alemania, Holanda, además del enfrentamiento continuo con Francia, Erdogan ha buscado la cercanía de Vladimir Putin, el líder con el que más veces se ha reunido en los últimos años – solo en 2018 se encontraron siete veces cara a cara – manteniendo siempre una buena relación personal, aunque a menudo se hallan en bandos enfrentados. Así, frente al apoyo que Moscú da al régimen de al Asad en Siria, Ankara apoya a los rebeldes, pero su presencia en la provincia de Idlib y en la franja fronteriza nororiental solo es posible gracias a un acuerdo con Rusia, que evita acciones bélicas, tanto propias como sirias, contra las posiciones turcas. También en el Cáucaso hay tensión: tras ganar Azerbaiyán gracias al apoyo turco la guerra contra Armenia por el territorio que rodea Alto Karabaj, quien controla ahora la frontera entre ambos países es una fuerza de paz rusa, con una presencia simbólica turca. En Libia, Moscú y Ankara apoyaron a bandos enfrentados, pero el proceso de paz iniciado el año pasado ha desactivado este conflicto.

El vital gas ruso

Rusia es el mayor proveedor de gas para Turquía, con un 33 % del total importado. Dos gasoductos, el Bluestream y el Turkstream, cruzan el Mar Negro, el segundo inaugurado en 2020. Las posturas enfrentadas en Siria o Libia no han afectado el flujo energético, pero en caso de confrontación directa, un cierre de la espita rusa provocaría el colapso inmediato de Turquía, ya que el gas natural representa el 28 % del gasto energético turco y es dudoso que Azerbaiyán e Irán, segundo y tercer proveedor con un 21 y un 17 %, puedan cerrar la brecha. Además, la primera central nuclear turca, cuya apertura está prevista para 2023, la construye la empresa estatal rusa Rosatom.

La defensa turca es rusa

La pieza más avanzada de la defensa militar turca es el sistema de antimisiles ruso S-400, instalado en 2019. Esta adquisición ha lastrado la relación turco-estadounidense y ha llevado a la suspensión de la participación turca en la producción de cazas F-35 y la entrega de las unidades prometidas, porque Washington considera que desplegar sus aeronaves al lado de armamento ruso entraña el riesgo de que ciertos datos militares acaben llegando a Moscú. El sistema S-400 garantiza el derribo de objetivos aéreos -desde cazas a misiles de crucero- a una distancia de hasta 250 kilómetros y en octubre de 2020, Erdogan confirmó una prueba realizada en Sinop, un puerto en la costa del Mar Negro, pero el actual emplazamiento del sistema es secreto militar. Turquía asegura que Moscú le ha transferido toda la tecnología necesaria para operar el escudo, por lo que en teoría podría usarse para proteger el país en caso de conflicto con Rusia.

La base de Incirlik

Estados Unidos tiene almacenadas bombas nucleares en la base aérea de Incirlik, en el sur de Anatolia, a unos mil kilómetros de las costas de Ucrania, pero debe pedir permiso para todo uso de la base que no forme parte de operaciones de la OTAN. Confrontado con posibles represalias rusas, Turquía probablemente optaría por denegar este permiso.

Equilibrio inestable

Como miembro de la OTAN y con la Unión Europea como principal socio comercial, Turquía no puede apoyar a Rusia contra Ucrania. Un enfrentamiento abierto con Rusia no solo sería un enorme riesgo para su economía sino que le obligaría además a confiar su defensa sin condiciones a la Alianza Atlántico, algo que Erdogan en la última década ha rechazado siempre en aras de una mayor independencia geopolítica. EFE iut/jk/amg

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