
Un nuevo túnel bajo el Támesis, con inversión española, genera debate sobre los peajes
Londres, 7 abr (EFE).- Londres inauguró este lunes su último paso subterráneo por el río Támesis, Silvertown, en una inversión de un consorcio de empresas españolas, encabezadas por Ferrovial, que permitirá descongestionar el tráfico de la capital, y que ha generado debate por el uso de peajes.
El túnel, de unos 1,4 kilómetros de longitud, se construyó para aliviar «uno de los puntos críticos de Londres» al mejorar los flujos de tráfico bajo el río entre el este y sureste de la ciudad, explicó a EFE el director del proyecto, Borja Trashorras.
La construcción, que comenzó en 2019, mantuvo su plazo de entrega sin retraso alguno a pesar de las vicisitudes como la pandemia o la invasión rusa a Ucrania.
En la inauguración del túnel estuvo presente el alcalde de la capital Sadiq Khan, quién propuso y aprobó el proyecto de la infraestructura en 2012.
El pasado mes de enero, el ministro de Transporte del Gobierno de España, Óscar Puente, también visitó las obras.
El de Silvertown es el primer paso por carretera que atraviesa el Támesis en más de treinta años, desde que en 1991 fuera inaugurado el puente de la difunta reina Isabel II en Dartford, también al sureste de Londres.
La inversión del túnel de Silvertown, según la principal empresa constructora, se cifra en 1.200 millones de libras esterlinas (alrededor de 1.400 millones de euros).
El reto de ingeniería que supuso se solventó con la utilización de una gigantesca tuneladora de 82 metros de largo y 12 metros de diámetro, siendo la mayor utilizada en una construcción en Reino Unido, lo que equivale a casi tres autobuses de dos pisos, explica Trashorras.
Según el director del proyecto, el túnel permitirá «trayectos más seguros, ayudará a mejorar la calidad del aire» y los ciudadanos del área ahorrarán tiempo en sus viajes.
Peaje y contaminación
El uso de la nueva conexión que atraviesa el Támesis será mediante peaje, hasta 4 libras (4,68 euros) el trayecto, mientras que el túnel contiguo, denominado Blackwall, se podía utilizar de forma gratuita, una circunstancia que ha generado malestar entre los usuarios según recogen varios medios británicos.
Este modelo de construcción y financiación público-privada no es usual en el Reino Unido, y el consorcio de Transporte de Londres (TfL) estaría dispuesto a explorarlo en futuras innovaciones de nuevo.
Las proyecciones económicas estiman que los peajes generarán 103,8 millones de libras (121,4 millones de euros) en el primer año, lo que dejaría a TfL con pérdidas hasta el año 2028, cuando comenzaría a tener superávit para sufragar otras mejoras en el transporte en Londres.
A la controversia de su uso por peaje, se le suma el impacto medioambiental que supondría.
Son varias las comunidades locales y grupos ecologistas que advierten sobre su impacto medioambiental en el área, como Stop the Silvertown Tunnel Coalition, algo que niega el alcalde de Londres, de acuerdo con la prensa local.
Según Khan, el paso subterráneo supondrá «tiempos de viaje más rápidos, una reducción de la congestión, mejora de la calidad de aire y mejores conexiones de transporte público gracias a autobuses transfluviales de cero emisiones». EFE
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