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Baradero, las familias fundadoras

Myrtha de Pucci descendiente de los Barlaray (VS) frente al mítico árbol plantado por sus ancestros en Baradero. C. Mauron

Los fundadores de la colonia suiza de Baradero, Argentina, en 1856 fueron un grupo de 5 familias originarias de Châtel St. Denis del cantón de Friburgo.

Partieron como emigrantes gracias a un subsidio comunal, y al obtener tierras en Baradero, pasaron al estatuto de colonos. Es decir, propietarios agrícolas.

Baradero está situado 150 kilómetros al norte de Buenos Aires. Fue una concentración indígena fundada en el siglo XVII como ‘misión católica’ por la orden de los Jesuitas.

A la llegada de los colonos vivían en ella unas 100 familias esparcidas en una aldea estilo colonial español y más allá de sus muros se extendía la mítica pampa argentina.

Iban a Santa Fe

El primer candidato a la emigración fue Joseph Cardinaux, 52 años, tintorero. Las otras familias estaban encabezadas por Joseph Liudat, agricultor de 50 años, y Jean e Ignace Genoud, todos originarios de Châtel St. Denis. Al grupo se agrega Jean Louis Chollet, este de Maracon, cantón de Vaud.

Cabe señalar que en sus comienzos estas familias estaban destinadas a la colonia de Santa Fe, pero al llegar al puerto de embarque en Marsella se encontraron con que el cupo de los 200 colonos ya estaba completo. Pero embarcaron igual y en Buenos Aires decidieron probar suerte en Baradero.

Aquí recibieron mediante un ‘acta de donación de tierras’ que les otorgó la municipalidad local, parcelas de 8,5 hectáreas por familia, y fueron integrados oficialmente al proyecto de colonización argentino ‘civilización y progreso’.

Crecimiento fulgurante

Al año siguiente, la colonia aumentó con la llegada de nuevas familias, aquellas de Jean Currat, Pierre Bulliard, Jean Peter, Jean Bonnay, Jean Osail, Luis Savary, Denis Genoud y Joseph Cardinaux, que se dedicarían a la ganadería (lechería) y la producción agrícola.

Con el arribo de la familia Genoud tenemos un caso de suizos que poseían ya bienes en Suiza y dinero suficiente para invertir en la compra de nuevas tierras en Argentina.

“Lo que demuestra que no todos los emigrantes eran pobres”, subraya Christophe Mauron, autor de la investigación ‘La reencarnación de Helvetia, historia y memoria de los emigrantes suizos en Baradero, Argentina’.

Pero en el caso de Jean Currat, encontramos otro motivo para emigrar. El hombre había sido integrante de la Guardia Suiza del Vaticano pero debió retornar a su pueblo, Châtel St. Denis, acusado de robo. Para borrar su mala imagen, parte a Baradero donde se convierte en un honrado peón en la finca de los Genoud.

En 1858, el censo de la colonia indica la existencia de 112 suizos que trabajan en diferentes oficios de la colonia.

Escasez de tierras

En 1882 la colonia aumenta a 2.590 habitantes, que según las estadísticas se compone de argentinos, suizos, italianos, franceses, españoles y alemanes. Ya en 1882, el 40% de los suizos residentes se había naturalizado argentino.

A partir de esa fecha, los colonos que llegan no encuentran más tierras municipales disponibles. Las existentes están concentradas en los pioneros que lograron incrementar la extensión de sus campos.

Muchos se emplean en las fincas de sus compatriotas como simples empleados agrícolas. Las pocas tierras en manos municipales son arrendadas a los nuevos llegados, lo que será foco de conflictos por la propiedad de la tierra.

A pesar de la escasez de terrenos agrícolas, la colonia conoce periodos de prosperidad económica y es presentada como un proyecto exitoso por el gobierno argentino de la época.

La organización social

En 1892, los suizos fundan la Sociedad Suiza de Baradero, que reemplaza a la Sociedad Agrícola de Baradero, organismo que festejó los 25 años de la fundación de la colonia. La Sociedad Suiza se transforma en organización de ayuda mutua y construye la Casa Suiza, “el símbolo patriótico y nacionalista más importante de los colonos”, subraya Christophe Mauron.

Más tarde se creará la Biblioteca y la Sociedad se integrará en la Federación de Suizos de la Plata, compuesta por 17 otras asociaciones de suizos en Argentina.

A partir de 1910 el patriotismo helvético pierde fuerza al mismo tiempo que se observa una rápida integración de los suizos a la sociedad argentina. Se identifican con el país y con su fulgurante desarrollo económico.

Baradero es presentado por el gobierno argentino como la cuna de la agricultura del país. En los últimos 50 años las nuevas generaciones de suizos se identifican a su vez con la nueva patria de acogida y con el mito de los ancestros fundadores. La colonia llegó a contar con más de 10 mil personas entre suizos y sus descendientes.

A juicio de Christopher Mauron, los suizos convierten el recuerdo de la madre Helvecia, en una patria imaginaria que les sigue identificando. Argentina y Suiza se convierten en naciones hermanas, en espejos.

swissinfo, Alberto Dufey

Las primeras familias fundadoras de la colonia de Baradero en 1856 fueron encabezadas por Joseph Cardinaux, 52 años, tintorero, Joseph Liudat, agricultor de 50 años, y Jean e Ignace Genoud, todos originarios de Châtel St. Denis.

Al grupo se agrega Jean Louis Chollet, este de Maracon, cantón de Vaud.

Al año siguiente se establecen Jean Currat, Pierre Bulliard, Jean Peter, Jean Bonnay, Jean Osail, Luis Savary, Denis Genoud y Joseph Cardinaux, que se dedicarán a la ganadería (lechería) y producción agrícola.

La colonia llegó a contar con más de 10.000 personas entre los pioneros suizos y sus descendientes.

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