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«Aquí era mi casa y no sobró nada», dicen víctimas de tornado que devastó ciudad de Brasil

Río Bonito do Iguaçu (Brasil), 9 nov (EFE).- Las cerca de 700 familias a las que un violento tornado dejó sin viviendas el pasado viernes en Río Bonito do Iguaçu, un pequeño municipio del sur de Brasil, dicen que lo perdieron todo y que no saben cuánto tardarán en reerguir lo que demoraron toda la vida para construir.

«Aquí era mi casa y no sobró nada. Solo sobró esa cama. La casa quedó totalmente destruida. Lo único que queda es esta sala (las paredes), pero sin techo», aseguró a EFE Edamir Gades, de 61 años, al mostrar los escombros en que quedó convertida su vivienda.

Gades afirma que no sabe calcular el valor de lo perdido ni de lo que necesitará para reconstruir su vivienda debido a que «tenemos que hacerlo todo de nuevo».

Su situación es similar a la de cerca de 1.000 personas que tuvieron que ser alojadas provisionalmente en refugios improvisados en escuelas y gimnasios de Laranjeiras do Sul, un municipio vecino que al menos quedó con servicios públicos.

El tornado arrasó Río Bonito do Iguaçu, un municipio de 13.500 habitantes, en menos de dos minutos y dejó un rastro de destrucción a su paso, con viviendas reducidas a ruinas, árboles y postes del tendido eléctrico arrancados, vehículos volteados y escombros esparcidos por toda la población.

Según la Defensa Civil de este municipio brasileño próximo a las fronteras con Paraguay y Argentina, el fenómeno extremo dejó seis muertos, 835 heridos, de los que 32 continúan hospitalizados, y el 90 % de sus construcciones en el suelo.

El tornado con una intensidad sin precedentes en el sur de Brasil, con vientos de hasta 250 kilómetros por hora y tormenta de granizo, fue resultado de un ciclón extratropical que pasó por el sur de Brasil y generó alerta en varios estados, pero que terminó perdiendo fuerza este domingo.

«Perdimos todo en la casa. No consigo ni pensar en eso ahora (valor de las pérdidas). Demoramos la vida entera para construir, entonces no sé cuánto vamos a demorar para construir todo de nuevo», dijo entre lágrimas a EFE la ama de casa Susseane Somali.

Susseane relató que, tras salir del trabajo y recoger a su hijo en la escuela, llegó a su casa hacia las 17:30 horas (20:30 GMT) del viernes, y de pronto sintió el ruido de un fuerte vendaval.

«No nos dio tiempo de nada, cubrimos a los niños con el cuerpo en la sala y todo comenzó a caernos encima», afirmó la ama de casa, quien dijo que sufrió algunos hematomas pero que al menos nadie de su familia murió.

El jubilado José Filho relató que el tornado fue tan violento que vio a una vecina ser arrastrada por el viento por cerca de 50 metros, «ahora está toda quebrada en la unidad de cuidados intensivos», y a una niña volar unos 100 metros.

«En un minuto derribó todo. Con mi edad nunca vi una tempestad como esa», afirmó.

Lourdes dos Santos relató que estaba hablando por teléfono cuando sintió el estruendo y que colgó para tomar la biblia, pero que no alcanzó a leer ni un salmo cuando el techo de su casa se vino abajo y ella tuvo que protegerse debajo de la mesa del comedor.

«Vi dos vientos en direcciones contrarias chocar y arrancar un árbol en los fondos de la casa, y agradecí a Dios de que el vendaval no hubiera arrancado la casa», afirmó.

La monja Rosane Correa Teixeira, de la congregación de las Hermanas de San José, afirmó que, cuando escuchó la tormenta, intentó desenchufar todos los aparatos eléctricos, pero que no tuvo tiempo de nada.

«La puerta de la casa salió volando y el techo comenzó a caerse y comenzaron a volar dentro de la casa objetos arrancados por el viento, como árboles, pedazos de tejas, tanques de agua… Fue aterrador. Parecía que la casa iba a caer porque todo hacía estruendo. Como los vidrios comenzaron a romperse tuve que refugiarme detrás de una pared de un corredor», afirmó.

La religiosa dijo que estaba con miedo porque no sabía lo que estaba ocurriendo con las personas que estaban en la iglesia al lado y que lo único que pudo hacer fue clamar por «la misericordia de Dios, para que calmase los vientos para que no muriéramos todos».

Teixeira, en una entrevista que concedió a EFE a la luz de una vela en su casa a oscuras, afirmó que, pese a que todo el mundo dice ahora que fue solo un minuto, para ella fue toda una eternidad, porque, sin saber hacia dónde huir, sintió un miedo tan grande e intenso que solo le permitía pensar que iba a morir.

«Fueron momentos de mucho terror. Parecía que era una guerra. Fue horrible», resumió.

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