«Agua», el libro que relata la sed global desde el aguacate de México al desierto de Chile
Lucía Leal
Madrid, 21 nov (EFE).- Los aguacates y las mariposas monarca de México sirven como hilos conductores para retratar un mundo herido por su propia sed en «Agua», un nuevo libro que también sigue las pistas de la escasez y la desigualdad en el desierto de Chile y las minas de Colombia.
El asesinato impune de Homero Gómez González, conocido como «el guardián de las mariposas» en el estado mexicano de Michoacán, es el punto de partida de esta crónica periodística del polaco Szymon Opryszek, recién publicada en español por la editorial Itineraria, que distribuye en España y en toda América Latina.
«La historia de Homero me permitió escribir sobre los problemas mundiales desde una perspectiva pequeña, a microescala», explica Opryszek en una entrevista con EFE en Madrid durante la presentación de su libro, fruto de cinco años de investigación y publicado originalmente en polaco en 2023.
Opryszek (1987), premiado por Amnistía Internacional en 2021, había escrito ya otros dos libros sobre América Latina, siempre con un enfoque de «derechos humanos», cuando se fijó en el denominador común de sus trabajos.
«Me di cuenta de que en todos los temas había agua, no en primer plano, sino como una actriz secundaria», reflexiona.
Para convertirla en protagonista, decidió partir de la historia de Homero Gómez, un activista cuyo asesinato en 2020 generó indignación en México e incluso inspiró un documental de Netflix.
Mariposas y aguacates
Como guardián del santuario ‘El Rosario’, Gómez protestaba contra la tala ilegal que amenaza la supervivencia de las mariposas monarca, que cada otoño buscan refugio en los bosques de Michoacán y cuya población ha decaído drásticamente.
El autor de «Agua» indaga en las razones de la desaparición de Gómez y explora otros conflictos ambientales en la zona, donde el aguacate se ha convertido en un negocio lucrativo para los narcotraficantes.
Para producir un kilo de aguacate se necesitan al menos 600 litros de agua, y la popularidad de la fruta se ha disparado en Occidente, pero también en China, donde el consumo se ha multiplicado por mil en una década, indica el libro.
«Es un símbolo de lujo, una moda entre los ‘influencers’ de Instagram», apunta Opryszek.
¿Significa eso que hay que dejar de consumirlo? El periodista sacude la cabeza y recuerda que los problemas derivados del «oro verde» también se aplican a la producción «de soja en Argentina, o de carne de res en todos lados».
«No podemos crecer más»
Por tanto, opina, hay que ser más responsables en las decisiones individuales de consumo, pero también buscar modelos de cultivo más sostenibles, «porque la agricultura consume más del 70 % del agua» dulce a nivel global.
«Mi libro es un grito por la moderación», resume. «Parece que nuestra religión es el crecimiento y queremos más, más fuerte, más rápido. Tenemos que cambiar esta idea. No podemos crecer más».
Su libro recuerda, asimismo, que «las cisternas se han apoderado del sur global» y venden en zonas desfavorecidas aguas que son, «de media, diez veces más caras que las suministradas por los sistemas urbanos».
Ese problema es particularmente grave en la Ciudad de México, que Opryszek describe como «rehén de su propia sed». Allí, además, «la mitad de las tuberías presenta fugas» y se expulsa hacia el estado vecino de Hidalgo «la mayor concentración» de aguas residuales no tratadas de América Latina.
Opryszek tiene claro el papel de la desigualdad en esos problemas, y también llama la atención sobre el «patriarcado del agua»: en «el 80 % de los hogares del mundo donde no hay agua potable, las mujeres son responsables de obtenerla», lo que las expone a violencias y problemas de salud.
El litio en Chile y el cobre en Colombia
Esa desigualdad ha llegado a su máxima expresión en Chile, que desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) es «el único país del mundo que privatiza» el suministro hídrico y cuyos precios de agua potable son los más altos de América Latina.
Durante su investigación, el periodista llegó a iniciar los trámites para «comprar un río», sin intención de culminarlos pero sí de demostrar hasta qué punto el agua se ha convertido en «una mercancía» en Chile.
En el libro explora además la huella hídrica de las minas de cobre en el país y la que está empezando a dejar la exploración de litio en el desierto de Atacama: incluso en el caso de la energía verde, advierte, es necesario pensar en las consecuencias.
También explica cómo, tras la invasión rusa de Ucrania, España y otros países europeos volvieron a importar carbón de Colombia, donde cerca de la mina El Cerrejón hay niveles peligrosos de mercurio y plomo en el agua que causan graves problemas de salud a la población indígena local.
La investigación de Opryszek pasa además por los centros de datos que proliferan en el mundo -sin apenas regulación y con enormes necesidades de refrigeración- a medida que crecen las redes sociales y la inteligencia artificial.
Aunque es enemigo del alarmismo y quiere creer que, «aunque sea en microescala, se puede cambiar el mundo», el periodista concluye la entrevista con un mensaje sombrío: «Hemos tenido 21 siglos para aprender que el agua es muy importante, y no hemos hecho nada». EFE
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