Anulada judicialmente la disolución de una ONG ecologista radical por el Gobierno francés

París, 9 nov (EFE).- El Gobierno francés recibió este jueves un revés judicial con la anulación por el Consejo de Estado de la prohibición decidida por el ministro de Interior, Gérald Darmanin, de una organización ecologista radical a la que acusaba de recurrir a la violencia.

La máxima instancia de recurso administrativo considera en su dictamen que la disolución de Las Revueltas de la Tierra el pasado mes de junio no estaba justificada porque, aunque se le pueden atribuir provocaciones para causar violencia contra los bienes, su desaparición forzada es una medida desproporcionada.

Sobre todo, el Consejo de Estado subraya en un comunicado que no se le puede atribuir ninguna violencia contra las personas.

A ese respecto, señala que el hecho de que hubiera propagado «con una cierta complacencia» imágenes de enfrentamientos entre las fuerzas del orden y manifestantes contra un embalse agrícola en construcción en la localidad de Sainte Soline «no constituye una reivindicación, ni una valorización o una justificación».

En definitiva, estima que Las Revueltas de la Tierra no son los responsables de los graves altercados que se produjeron en Saint Soline, en el departamento de Deux Sèvres, primero en octubre de 2022 y luego el 23 de marzo de este año, con decenas de heridos y escenas de batalla campal.

La ONG también estuvo implicada en una protesta en junio contra el proyecto de línea ferroviaria de gran capacidad a través de los Alpes entre la ciudad francesa de Lyon y la italiana de Turín en la que participaron varios miles de personas y que había sido prohibida de antemano ante el riesgo de que degenerara.

Darmanin habló de «ecoterrorismo» para referirse a todos esos hechos y el Ejecutivo disolvió la organización con el argumento de que incitaba «a la comisión de sabotajes y destrozos materiales, incluso con la violencia», y eso «bajo la cobertura de defender la preservación del medioambiente».

Esa decisión gubernativa fue muy criticada por una parte de la izquierda parlamentaria, en particular La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon y los ecologistas. EFE

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