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Brasil celebra la rebaja arancelaria de EE.UU., pero pide a Trump ir más lejos

Carlos Meneses

São Paulo, 21 nov (EFE).- Brasil recibió con optimismo y alivio la retirada parcial de los aranceles de Estados Unidos, aunque pidió al presidente Donald Trump profundizar el diálogo para la total eliminación de las tarifas extra, que aún son del 50 % para un cuarto de los productos del país suramericano.

«Es el mayor avance en las negociaciones entre Brasil y Estados Unidos (…) 238 productos salieron del tarifazo del 50 %», celebró este viernes el vicepresidente y ministro de Industria y Comercio brasileño, Geraldo Alckmin, en declaraciones a los periodistas.

En apenas tres meses, las dos mayores democracias de América han pasado de vivir una crisis sin precedentes a tener contacto directo a todos los niveles para rebajar las tensiones y negociar la agenda comercial.

El pasado viernes, Trump eximió de un 10 % adicional a ciertos productos agropecuarios, lo que ya impactó a Brasil.

Pero la sorpresa llegó el jueves de esta semana, cuando el dirigente republicano suspendió el 40 % extra para 238 productos brasileños, entre ellos el café, la carne bovina, el cacao, el mango, el coco, la piña y el açaí.

«Un paso en la dirección correcta», en palabras del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, pero aún insuficiente.

Y es que según cálculos preliminares oficiales divulgados este viernes, con esta última decisión se ha reducido del 36 % al 22 % el total de las exportaciones gravadas con el arancel adicional del 50 %.

Entre los bienes que aún están bajo el tipo máximo figuran equipamientos industriales, motores y calzados.

EE.UU. es uno de los principales socios comerciales de Brasil. En 2024, la potencia norteamericana fue el destino del 12 % de las exportaciones brasileñas, lo que se tradujo en unos 40.000 millones de dólares.

Con todo, el origen de esta crisis tiene motivaciones políticas.

En agosto, Trump elevó los aranceles hasta el 50 % para Brasil, en represalia por el juicio que condujo al expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, aliado del republicano, a una pena de 27 años de cárcel por intento de golpe de Estado.

Esa medida se sumó a la revocación de los visados de casi todos los jueces de la Corte Suprema brasileña y de funcionarios del Gobierno de Lula. El magistrado Alexandre de Moraes, instructor del proceso contra Bolsonaro, también fue objeto de sanciones financieras.

Ahora, una vez desbloqueada la agenda comercial, Lula quiere revertir las sanciones contra las autoridades brasileñas.

«Solo me gustaría decirle al presidente Trump lo siguiente: le voy a dar las gracias apenas de forma parcial; le agradeceré totalmente cuando alcancemos un acuerdo entre nosotros» sobre todos los temas, declaró anoche Lula en tono de broma, antes de viajar a Sudáfrica para la cumbre del G20.

Lula y Trump coincidieron en septiembre por primera vez en los pasillos de la Asamblea General de la ONU, luego se llamaron y, el pasado 26 de octubre, mantuvieron una reunión presencial en Kuala Lumpur (Malasia).

«Queremos retirar que seguimos optimistas y que el trabajo no ha terminado», subrayó este viernes el vicepresidente Alckmin.

La industria brasileña aplaude

Esa euforia contenida por los últimos acontecimientos se extendió también a la industria brasileña.

«Vemos con gran optimismo la ampliación de las excepciones y creemos que la medida restaura parte del papel que Brasil siempre ha tenido como uno de los grandes proveedores del mercado estadounidense», dijo el presidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), Ricardo Alban.

Las patronales de los sectores cárnico y cafetero también aplaudieron con entusiasmo esta última rebaja arancelaria y esperan seguir avanzando por el camino del diálogo.

El bolsonarismo minimiza la victoria de Lula

Desde el punto de vista político, la relajación de los aranceles supone una victoria para Lula, quien recientemente confirmó que se presentará a la reelección en octubre de 2026.

Sin embargo, la oposición, encarnada en el bolsonarismo, ha querido separar la retirada parcial de las tarifas de las negociaciones entre Lula y Trump.

«No creo que la diplomacia brasileña haya influido. Parece que la decisión de EE.UU. se debió exclusivamente a factores internos, sobre todo a la necesidad de frenar la inflación en sectores que dependen de insumos extranjeros», expresó en sus redes el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente ultra.

Eduardo vive desde marzo en EE.UU. y se ha jactado de reunirse con representantes de la Casa Blanca en los últimos meses para animarlos a sancionar a su país por el juicio a su padre, quien cuenta los días para empezar a cumplir su condena por golpismo. EFE

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