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Cinco momentos clave del yihadismo en Marruecos

Mohamed Siali

Rabat, 14 may (EFE).- El extremismo islamista marroquí, arraigado en la historia del país, alcanzó su auge en los atentados de Casablanca hace 20 años y se redujo por la campaña de detenciones masivas después de estos ataques, pero reapareció con las revueltas árabes del 2011 y la fundación del Estado Islámico en 2014.

Lo hizo en forma de células, que son desarticuladas cada cierto tiempo por las autoridades marroquíes y que planean atentar en el país o trasladarse a los focos de tensión en Oriente Medio y África subsahariana.

Este es un repaso de los cinco momentos clave del yihadismo en el país magrebí.

SIGLO XVIII: NACIMIENTO DEL WAHABISMO

La llegada del wahabismo (base ideológica del yihadismo actual que interpreta de manera rigorista el islam) a Marruecos se remonta al siglo XVIII y la llegada del sultán alauí Mohamed ben Abdellah, cuyo reinado coincidió con el nacimiento de esta ideología fundada por el clérigo saudí Mohamed Ibn Abdelwahab (1703-1792).

El sultán marroquí Mulay Slimane, coetáneo de Abdelwahab, se convirtió al «wahabismo» en medio del rechazo de los ulemas (clérigos musulmanes) marroquíes, pero la primera experiencia de la oficialización del wahabismo en Marruecos se acabó con la muerte del monarca.

AÑOS 70: LA FASE PACIFÍCA

La corriente salafista (islam riguroso) marroquí en su versión moderna nació en los años 70 del siglo pasado con el clérigo Mohamed Taki al Din al Hilali, que había estudiado en Arabia Saudí.

El sistema político marroquí fue permisivo con el ascenso de las ideas wahabistas -que se propagaban en las mezquitas y mano a mano a través de cintas de vídeo y audio y de libros- para contrarrestar el auge del comunismo, que era una amenaza para la monarquía, cercana al bloque occidental.

El salafismo marroquí fue en general pacífico hasta la segunda guerra del Golfo en 1990, cuando una de sus ramas rechazó la decisión saudí de acoger a las tropas estadounidenses en el conflicto, al considerar que la Península Arábiga es territorio prohibido para los «cruzados».

ATENTADOS 11-S: EL GIRO VIOLENTO

Con la difusión de los mensajes del exlíder de Al Qaeda Osama bin Laden y la llegada de internet a Marruecos, la rama violenta del salafismo cobró fuerza a finales de los 90, sobre todo en Casablanca, Fez, Tánger y Salé. Hubo asesinatos puntuales como los que cometió el extremista Yusuf Fikri contra varias personas, entre ellos un policía.

Pero fueron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y la posterior invasión de Afganistán, bastión de Al Qaeda, los que dieron el empujón definitivo al salafismo en Marruecos, donde este grupo empezó a ser más visible en las calles, activo en el adoctrinamiento y llegó a controlar mezquitas.

Este ascenso culminó con los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca perpetrados por doce suicidas. Fue el peor ataque terrorista en la historia de Marruecos con 45 muertos, incluidos los terroristas.

2003: LA PURGA

Tras los atentados de Casablanca, que no fueron reivindicados por ningún grupo yihadista pero se atribuyen a Al Qaeda, el Estado marroquí respondió con la detención de alrededor de 3.000 salafistas en todo el país, en medio de críticas de ONG de derechos humanos y con la aprobación de una nueva ley antiterrorista más dura.

El Gobierno también reformó el sector de la religión y de la educación, con más control en las mezquitas y en el discurso religioso. A pesar de ello, una célula terrorista perpetró un ataque en Casablanca en 2007, que se saldó con la muerte de un policía.

2011: EL RENACIMIENTO

La retirada de las fuerzas estadounidenses de Irak y el estallido de la primavera árabe en Siria en 2011 produjeron un renacimiento del extremismo en Marruecos, desde donde partieron casi 2.000 marroquíes para luchar en esos dos países. Ese año, un yihadista mató a 17 personas en un café de Marrakech, la mayoría turistas.

En este contexto se fundó en 2014 el Estado Islámico (EI), que dominó la escena yihadista mundial. Sus simpatizantes perpetraron al menos dos ataques en Marruecos, el más mortífero en 2018, cuando tres terroristas mataron a dos turistas escandinavas en las montañas del Atlas.

En los últimos diez años, se han registrado en el país una decena de agresiones a extranjeros perpetradas por personas con características salafistas, pero a los que la justicia calificó finalmente como enfermos mentales.

El último ataque tratado como terrorismo en Marruecos fue el secuestro y asesinato de un agente de tráfico en Casablanca a principios del pasado marzo por un grupo de cuatro terroristas afines al EI.

Actualmente, las autoridades marroquíes llevan a cabo operaciones periódicas contra lobos solitarios o pequeñas células (desmantelando a unas 90 desde la creación en 2015 del órgano antiterrorista Buró Central de Investigación Judicial) que, según la policía, tienen en sus objetivos a instalaciones «vitales» y funcionarios marroquíes. EFE

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