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Coronavirus: velas, ortigas y algunas rosas

Plaza Federal con velas
6 de diciembre, día de San Nicolás en la Plaza Federal de Berna. No es tanto un momento de celebración como de meditación, en memoria de las 5 000 víctimas de la pandemia en Suiza. Keystone / Anthony Anex

Suiza ha superado los 5 000 muertos por COVID-19. Una ola de emoción que es también de ira agita al país, en particular en los medios de comunicación y en las redes sociales.

Miles de velas han iluminado regularmente, desde mediados de noviembre, la Plaza Federal de Berna y otros lugares del país por iniciativa de grupos de particulares. El fin de semana pasado, también comenzaron a cintilar en nuestras pantallas por iniciativa del gigante de los medios de comunicación suizos Tamedia.

En los sitios internet de sus diarios, tanto de habla alemana como francesa (Tages-Anzeiger, Basler y Berner Zeitung, Bund, 24 Heures, Tribune de Genève), se pueden encontrar más de 60 páginas con pequeñas velas, rojas para las mujeres y azules para los hombres, en todo el país. La mayoría permanecen sobriamente anónimos, pero aquí y allá se hallan un nombre y una edad, una cita de la nota mortuoria, o incluso un breve testimonio de un pariente.

La redacción del grupo de prensa explica que quería mostrar “la realidad que se esconde detrás de las cifras”. “A veces tenemos la impresión de estar en otro planeta”, escribe. Mientras políticos y expertos en turismo discutían públicamente sobre la tasa de ocupación de las telecabinas en las estaciones de esquí, algunas personas nos narraban cómo habían tenido que dar un último adiós a los suyos por teléfono…”

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Bolsa para un cadáver con una etiqueta

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Coronavirus: Suiza cuenta sus muertos

Este contenido fue publicado en La segunda ola de la pandemia es más violenta que la primera, especialmente en Suiza. Y esto también se ve reflejado en el número de muertes.

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¿Quién dirige Suiza?

Sin velas, la revista independiente en línea Republik también se ofusca por esta discrepancia entre la situación epidemiológica, los sufrimientos individuales y las preocupaciones oficiales. “La Confederación anuncia medidas minimalistas contra la COVID, las estaciones de esquí tienen su negocio de Navidad. ¿Cuáles son los valores que son aún no negociables en Suiza?”, se pregunta el periodista Daniel Binswanger.

Denuncia el sistema en el que la Confederación y los cantones se esperan mutuamente para actuar, así como el peso de los intereses económicos. “¿El verdadero gobierno de la Confederación estaría constituido por la Asociación Hotelera y Gastro Suisse? ¿Son los remontes del país la autoridad suprema en asuntos de vida y muerte?”, interroga sin ambages.

“Obscenidad”

Conmocionada por el hecho de que un país que registra 500 muertes por semana no tenga otra “emergencia nacional” que el esquí, Republik lo está igualmente por las celebraciones organizadas bajo la cúpula federal en medio del debate sobre la pandemia. A principios de la semana pasada, los legisladores celebraron sucesivamente al nuevo presidente de la cámara alta y el cumpleaños del futuro presidente de la Confederación con música, coro y el uso aleatorio de mascarillas, desencadenando torrentes de reacciones irónicas e indignadas, en las redes sociales.

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Texto del tuit del humorista suizo Thomas Wiesel

“Centenares de personas pueden entonces reunirse en un lugar cerrado, ponerse de pie, aplaudir, sin mascarillas, por el aniversario de Ueli Maurer.

Si yo canto Zum Geburstag Viel Gluck Ueli (Feliz cupleaños a ti, Ueli) al final de mi espectáculo, ¿puedo entonces retomar mi gira?

Daniel Binswanger no ve nada menos que “obscenidad”. “Esta ausencia total de vergüenza es una técnica de poder que Donald Trump ha llevado a un nuevo nivel de perfección. Y también en Suiza la política sanitaria ha entrado en una fase de obscenidad”, concluye en el editorial de Republik.

Choqueado también, el Blick recuerda las consignas sanitarias decididas bajo la misma cúpula federal: “Llevar mascarilla, respetar las distancias, no a los entrenamientos deportivos, a los ensayos corales, a las celebraciones de  cumpleaños, a ir a bares, a clubes, a hacer fiestas: 2020 es un año de renuncia y solidaridad”.

En estas condiciones, recuerda el diario, los políticos deben al menos “respetar estrictamente las reglas que imponen a todos los demás”. Evoca el espíritu de la Navidad, la “fiesta del amor al prójimo”, que este año significa “renuncia voluntaria”.

Suiza visible desde todas partes

La situación sanitaria y especialmente la guerra en las estaciones de esquí también atrajo la atención de la prensa internacional. En Alemania, Austria, Italia y Francia, los medios de comunicación informaron de la decisión de Berna de mantener abiertas sus pistas de esquí a pesar de las decisiones en sentido contrario de París, Roma y Berlín. La mayoría de los artículos son puramente factuales, pero aquí y allá surgen algunos clichés sobre una Suiza egoísta y aprovechada.

“¿Suiza, geográficamente en medio de los países de la UE, pero sin estar ligada por sus acuerdos, será la que finalmente saque las castañas del fuego?, inquiere le Spiegel de Alemania.

De manera más directa, la radio France Culture no duda, ante la prohibición de que los franceses vengan a esquiar a Suiza, en afirmar que “Suiza ha sido un refugio para los estafadores durante décadas. Antes defraudadores de impuestos, ahora defraudadores de esquí”.

Por su parte, Le Point recuerda el caso del centro turístico austriaco de Ischgl, donde, al principio de la pandemia, unos 10 000 turistas europeos estaban supuestamente contaminados. “Si un desastre de este tipo ocurriera en Zermatt, Gstaad, Davos o Verbier, la imagen de Suiza se vería afectada durante mucho tiempo”, escribe la revista francesa.

¿Medio vacío o medio lleno?

Le Figaro juzga con severidad el desarrollo de la segunda ola entre los Alpes y el Jura: “Optimismo excesivo, estrategia ineficaz, cantones desbordados y una Confederación pasiva. Así es como Suiza pasó de ser un buen estudiante al de las orejas de burro en la lucha contra el coronavirus. Y el diario francés no es el único.

Pero algunas personas quieren ver los aspectos positivos. Con sus 5 000 víctimas desde marzo, Suiza tiene dos y tres veces más de muertos que Austria y Alemania, respectivamente, en relación con su población, pero menos que Bélgica, España, el Reino Unido, Italia, los Estados Unidos o Francia.

Lo anterior conduce al Bild Zeitung (Alemania), por ejemplo, a preguntarse si hay un “milagro corona de Berna”, ya que “sin confinamiento, el país atraviesa la segunda ola” e incluso “logra recuperarse”, como señala el diario austríaco Kurier.

The Telegraph del Reino Unido y el estadounidense New York Post también hacen una evaluación positiva, al señalar que las curvas han estado cayendo desde finales de noviembre y al hacer hincapié en las virtudes del federalismo. “En lugar de declarar un confinamiento nacional, el Gobierno suizo ha dejado en gran medida que las regiones [cantones] decidan. Y esta “forma suiza de hacer las cosas” ha funcionado.

Un juicio que en última instancia se acerca al del Neue Zürcher Zeitung, que también está convencido de las virtudes del federalismo. Pero “este enfoque solamente puede funcionar si los cantones se toman en serio su responsabilidad”, subraya el diario de Zúrich.

Traducido del francés por Marcela Águila Rubín

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