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Las farmacéuticas suizas apuestan por Eslovenia

Novartis
Mengeš, una localidad de 8.000 habitantes situada a unos 15 kilómetros al norte de Liubliana, la capital eslovena, alberga el mayor centro mundial de fabricación de componentes para medicamentos biológicos de Novartis. 24k-production / Alamy

El gigante farmacéutico Novartis ha invertido miles de millones en Eslovenia, contribuyendo así a hacer de este país un actor mundial en la producción de medicamentos genéricos. Ahora que el mercado está cada vez más dominado por los competidores asiáticos más baratos, las farmacéuticas suizas consideran que esta pequeña nación balcánica juega un papel clave en su paso hacia medicamentos más complejos y caros.

La carrera en la industria farmacéutica eslovena de Polonca Kuhar refleja la ascensión del país como figura clave en la producción mundial de medicamentos. En 2002 Kuhar comenzó como investigadora de genéricos de imitación baratos en Lek, el principal proveedor de biosimilares y uno de los principales proveedores de genéricos de Eslovenia. Aquel mismo año el gigante farmacéutico suizo Novartis adquirió la empresa. Desde entonces, siempre ha ido hacia arriba.    

Farmacéutica de formación, Polonca Kuhar dirige un equipo de más de 500 personas en Mengeš, una ciudad de 8.000 habitantes a unos quince kilómetros al norte de la capital eslovena, Liubliana, y sede del mayor centro mundial de la empresa de fabricación de ingredientes para medicamentos biológicos.  

“Las instalaciones han crecido en todas las direcciones”, cuenta Kuhar a SWI, señalando un mapa de las obras que se llevan a cabo en Mengeš. “Construimos, ampliamos y adaptamos constantemente nuestras capacidades para servir al catálogo de Novartis”.  

Las exportaciones farmacéuticas de Eslovenia se han disparado en los últimos veinte años: de 2.000 millones de dólares en 2010 a 15.000 millones (13.000 millones de francos) en 2022, mientras que en el mismo periodo el valor añadido bruto de la industria se duplicó. El sector representa en torno al 5 % del PIB esloveno y emplea de manera directa a unas 12.000 personas en un país de dos millones de habitantes, una proporción de la población activa equiparable a la de Suiza, donde emplea a 47.000 personas.

El rápido aumento a partir de 2018 de las exportaciones e importaciones se debe, en gran parte, a la apertura —aquel mismo año— del centro de cumplimiento farmacéutico de Kuehne+Nagel. Muchos productos pasan por el país y, por lo tanto, cruzan las fronteras, pero no necesariamente se utilizan para producir dentro del país.

Suiza ha desempeñado un papel fundamental en este crecimiento; especialmente, Novartis y su división de genéricos Sandoz, que el pasado octubre se escindió en una empresa independiente. Ambas empresas han invertido más de 3.500 millones de francos suizos en las dos últimas décadas —sin contar la adquisición de Lek—, haciendo que la pequeña nación balcánica sea un socio indispensable para dos de las mayores empresas farmacéuticas suizas.   

Una relación que sigue floreciendo, pues en 2022 Novartis anunció que iba a invertir otros 350 millones de dólares en Eslovenia y el año pasado —como empresa independiente— Sandoz prometió unos 400 millones de dólares para producir biosimilares, medicamentos que son copias casi idénticas de fármacos ya aprobados. Esta es la mayor inversión extranjera en la historia del país. Las inversiones, en conjunto, son de las mayores que, en los dos últimos años, ambas empresas han realizado a escala mundial.

Del gigante de los genéricos…

Eslovenia entró en la escena farmacéutica al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando se crearon Lek y Krka —otra empresa eslovena— para producir ingredientes para medicamentos genéricos (copias más baratas de fármacos cuyas patentes han expirado) y productos acabados, principalmente para el mercado de Europa del Este. Cuando, en 2002, Novartis compró Lek por 876 millones de euros (1.300 millones de francos, en aquel momento), el mercado de los genéricos estaba en pleno auge y Lek llenaba un vacío en la cartera de la empresa.  

“Cuando Novartis adquirió la empresa, una de las joyas de la corona era la capacidad de Lek para desarrollar genéricos”, ha indicado a SWI Gregor Makuc, responsable de asuntos corporativos y miembro del consejo de Lek, una empresa de Sandoz, durante una visita a la fábrica de Lek en Liubliana.

Rápidamente Lek se convirtió en una de las filiales estrella de Novartis, desarrollando y produciendo medicamentos de gran venta —como el omeprazol, alternativa genérica al tratamiento antiulceroso Losec/Prilosec— en el mercado estadounidense, y desarrollando el antibiótico Co-amoxiclav, medicamento combinado con amoxicilina.

Más allá de su experiencia en genéricos, el atractivo de Eslovenia estaba en sus costes: en 2002 el salario medio anualEnlace externo (medido por la paridad del poder adquisitivo) era inferior a 35.000 dólares, frente a los 65.000 dólares de Suiza; una ventaja clave, ya que la fabricación de genéricos en Europa se vio sometida a la presión cada vez mayor de los competidores asiáticos de bajo coste.

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Novartis tuvo una cálida acogida en Eslovenia, que unos años antes se había independizado de Yugoslavia y estaba en pleno proceso de cambio estructural, pasando de una economía socialista replegada sobre sí misma a una nación de comercio internacional. Para esta transformación fueron clave las inversiones del grupo: las mayores de una empresa extranjera en aquel momento.

Desde la adquisición de Lek, Novartis ha desarrollado en Eslovenia infraestructuras y competencias en toda la cadena de suministro farmacéutico. Esto incluye una instalación para llenar viales, una fábrica para producir píldoras y cápsulas, laboratorios para desarrollar productos biológicos y una planta de envasado en la ciudad oriental de Lendava, que es la mayor de la red de Sandoz y suministra a más de ciento veinte países.

Para adaptarse al creciente flujo de productos farmacéuticos, el proveedor logístico suizo Kuehne+Nagel abrió, en 2018, un centro de distribución farmacéutica a cinco minutos en coche del aeropuerto de Liubliana. Con una superficie equivalente a tres campos de fútbol, es el mayor centro logístico farmacéutico de este tipo en Europa.

…. al motor de la innovación

Tras años de fuerte crecimiento, en 2015 empezaron a surgir amenazas a la posición de Eslovenia como fabricante clave de genéricos, ya que cada vez menos medicamentos dejaban de estar protegidos por patentes y se intensificaba la competencia de los países de bajo coste; asiáticos, sobre todo. El endurecimiento del entorno llevó a muchas grandes farmacéuticas a vender sus unidades de genéricos o a subcontratar la producción a terceros y pivotar hacia medicamentos con mayores márgenes.  

En los dos últimos años, además de la escisión de Sandoz, Novartis ha llevado a cabo una reestructuración masiva para centrarse en los denominados medicamentos innovadores, fármacos elaborados con sustancias antes no autorizadas —como terapias celulares y génicas— que pueden tratar enfermedades complejas y ofrecer, potencialmente, rendimientos mayores.

Sandoz —el mayor fabricante de genéricos de Europa y uno de los cinco mayores del mundo— ha centrado sus nuevas inversiones en el lanzamiento de nuevos genéricos y biosimilares más complejos de producir y con precios más elevados. Desde que en 2006 salió al mercado su primer biosimilar, Sandoz ha lanzado otros siete y tiene otros veinticinco en cartera.

Sandoz
Más del 90% de las personas que trabajan en las grandes empresas farmacéuticas de Eslovenia son eslovenas, afirma Gregor Makuc, responsable de asuntos corporativos y miembro del consejo de Lek, una empresa de Sandoz. swissinfo.ch

La pérdida de prioridad de los genéricos más baratos podría haber supuesto una catástrofe para el sector farmacéutico esloveno, pero el Gobierno actuó con rapidez para prestarle apoyo y ofreció incentivos para atraer inversión extranjera que impulsara la cadena de valor hacia arriba.   

“Nuestra ambición estratégica es evolucionar de un proveedor competente y fiable a desarrollar soluciones basadas en la innovación. El sector farmacéutico es un motor clave para ello”, explica Matevž Frangež, secretario de Estado de Economía.

Teniendo a Suiza como modelo, dice que en la última década Eslovenia ha invertido mucho en educación —específicamente en campos científicos— y ofrece incentivos para quien invierte, incluyendo deducciones fiscales a la innovación. 

Las últimas inversiones de Sandoz incluyen 90 millones de dólares en un centro para desarrollar biosimilares en Liubliana y otros 400 millones para fabricar biosimilares en Lendava. Proyectos que estarán operativos en 2026. El Gobierno esloveno aporta entre 50 y 55 millones de euros a la inversión de Sandoz en Lendava.

“Fue un gran alivio cuando Sandoz anunció las últimas inversiones. Fue un mensaje contundente de que, con sus operaciones en Eslovenia, Sandoz va en serio”, indica Makuc, responsable de asuntos corporativos y miembro del consejo de Lek.

Dejar atrás los genéricos

Novartis, por su parte, también invierte en nuevas tecnologías. Lo cual puede verse en Mengeš, donde el equipo de Kuhar está investigando hasta diez sustancias para su potencial uso en ensayos clínicos o para producir a escala comercial nuevos medicamentos biológicos para tratar enfermedades como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide.  

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“Esta infraestructura se construyó en 2019, pero desde entonces se ha ampliado tres veces; y la próxima ampliación está prevista para el año que viene”, explica Kuhar, mientras en uno de los ocho biorreactores que producen biomoléculas —sustancias producidas por organismos vivos, como proteínas y lípidos— a escala industrial vemos cómo se mueven los cultivos de células vivas. La planta, que emplea a más de quinientas personas, contrató en 2023 a cien personas y contratará a otras ciento cincuenta este año. Más del 90 % de la plantilla es eslovena.    

En Mengeš, Novartis también está construyendo un centro de investigación y desarrollo de terapias celulares y génicas, y un centro de fabricación de vectores virales —virus utilizados para administrar genes a las células—, el único en la red de Novartis fuera de Estados Unidos.

Novartis
Polonca Kuhar (izquierda), que dirige la producción de sustancias farmacológicas biológicas de Novartis en Mengeš, lleva toda su carrera en Lek, Sandoz o Novartis. Jessica Davis Plüss / SWI swissinfo.ch

“Existe un estrecho vínculo entre lo que hacemos aquí y la evolución de la empresa a escala mundial”, afirma Aymeric Royere, de origen francés, que, antes de convertirse en presidente de Novartis Eslovenia —hace un año—, ha trabajado en las oficinas de Novartis en Basilea, Bélgica, Francia y Australia. “Eslovenia se está convirtiendo en un centro de excelencia para complejos biológicos”.

Se espera que en los dos próximos años Novartis y Sandoz creen en Eslovenia más de 650 puestos de trabajo; en su mayoría, de nivel universitario, con lo que la plantilla conjunta en Eslovenia superará las 7.000 personas.  

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La alineación del país con las estrategias corporativas en evolución de Novartis y Sandoz subraya los dilemas a los que Europa se enfrenta a la hora de atraer la innovación, al mismo tiempo, que en el continente se mantiene una producción suficiente de medicina barata y esencial.       

Casi el 70 % de los medicamentos que se dispensanEnlace externo en Europa son genéricos, y los Gobiernos fomentan su uso para así hacer frente al aumento de los costes sanitarios. Pero satisfacer la demanda con la producción europea resulta cada vez más difícil: en Europa solo se produceEnlace externo el 25 % de los genéricos que se consumen en el continente, frente al 77 % de los medicamentos con patente. Incluso resulta difícil justificar económicamente la producción de genéricos más antiguos en Eslovenia, donde el salario medio es un tercio del de Suiza.    

El 22 de diciembre de 2023, Sandoz cerró su fábrica de antibióticos de Prevalje, en el norte de Eslovenia, y dijo que iba a consolidar la producción en Austria, donde el Gobierno ofreció un incentivo de 28,8 millones de euros para modernizar su fábrica, el último centro de producción de penicilina que quedaba en Europa.

Este artículo forma parte de una colaboración con la radiotelevisión pública eslovena RTV Slovenija. En la redacción de este artículo ha colaborado Miha Zavrtanik de RTV, que también escribió su propio artículoEnlace externo al respecto.

Texto adaptado del inglés por Lupe Calvo/Carla Wolff

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