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El declive de la relación entre Francia y sus excolonias que forman parte de la Cedeao

Eduardo S. Molano y Lucía Blanco Gracia

Nairobi/Dakar, 26 may (EFE).- Francia ha sido un actor político, militar y económico crucial en las últimas décadas en sus excolonias de África occidental, integradas en el bloque regional de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), que cumple este 28 de mayo 50 años, pero esa relación se ha deteriorado dejando un vacío que potencias como Rusia buscan llenar.

«La etapa de la ‘Françafrique’ ha terminado (…). Leo y veo que todavía se le atribuyen a Francia intenciones que (…) ya no tiene», afirmó el presidente galo, Emmanuel Macron, en marzo de 2023.

La «Françafrique», la denominación usada generalmente de manera peyorativa para aludir a la red de relaciones políticas y económicas que estableció Francia con sus excolonias tras su independencia, ha sido vista como una herramienta neocolonial por sus críticos.

En los últimos años, el sentimiento antifrancés en estos países ha alcanzado niveles sin precedentes, con miles de personas saliendo a las calles para exigir la retirada de la presencia militar francesa o del franco CFA, la moneda de origen colonial que todavía utilizan ocho países de África occidental y seis de África central.

«El sentimiento es real y profundo. Refleja a la vez un cansancio histórico frente a una relación poscolonial que a menudo se juzga desequilibrada, paternalista e incluso depredadora (…) y una voluntad de reapropiación del destino africano por parte de una juventud cada vez más conectada», dice a EFE el economista y analista político maliense Étienne Fakaba Sissoko.

Retirada militar

El pasado enero, el presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, considerado uno de los líderes más cercanos a París en la región, anunció la «retirada concertada y organizada de las tropas francesas» de su país.

Se convirtió así en la última excolonia francesa en sumarse a la salida forzosa de las tropas galas en los últimos años, después de Burkina Faso, Mali y Níger, gobernados por sendas juntas militares que acusan a París de no haber sido capaz de acabar con la amenaza yihadista en el Sahel.

Se han unido también a esa tendencia, pero con un tono menos hostil, Chad, que anunció en noviembre de 2024 que ponía fin a su acuerdo de cooperación en seguridad y defensa con la exmetrópoli; y Senegal, que informó el pasado enero de que 2025 marcará el fin de la presencia militar extranjera en su territorio.

Mientras se completa la retirada en estos países, París conserva presencia militar sólo en dos excolonias: Yibuti, con unos 1.500 efectivos, y Gabón, con unos 350.

Competencia geopolítica

Años después de las independencias africanas, la «Françafrique» se apoyó en la buena relación de Francia con líderes africanos como Blaise Compaoré (Burkina Faso) o Idriss Deby (Chad), estableciendo acuerdos de defensa con algunos y llegando a intervenir militarmente en sus países para mantenerlos en el poder.

Aunque posteriormente Francia desplegó varias misiones para combatir el yihadismo en el Sahel, sus críticos afirman que estas operaciones buscaban realmente mantener su influencia en la región y el acceso a sus valiosos recursos, como el uranio en Níger.

Así, las juntas militares de Mali, Burkina Faso y Níger, pero también el Gobierno de la República Centroafricana (RCA), se han acercado durante los últimos años a otras potencias que han entrado en el tablero geopolítico africano, como Rusia o China.

«La retirada de las tropas francesas y el declive histórico de Francia permiten que otros actores, como Rusia, Turquía, China o los Emiratos Árabes Unidos, ocupen el espacio dejado (…). Pero la gran pregunta que deben hacerse los africanos es: ¿estos nuevos actores no reproducirán las mismas prácticas de dominación que Francia?», declara a EFE el politólogo senegalés Serigne Bamba Gaye.

«Si es así, África caerá en nuevas formas de dependencia, lo cual iría en contra del espíritu de soberanía que hoy defiende la juventud africana», añade.

De momento, el grupo de mercenarios rusos Wagner, con presencia en países como Mali y la RCA, ha sido acusado por organizaciones pro derechos humanos y organismos internacionales de graves abusos y asesinatos contra la población.

En este contexto, Macron acusó el pasado enero a los líderes africanos del Sahel de «ingratitud» con su país después de que Francia les ayudara en la lucha antiterrorista.

«Creo que se les olvidó dar las gracias (…). Ninguno de ellos estaría hoy con un país soberano si el Ejército francés no se hubiera desplegado en resta región», espetó el presidente francés. EFE

es/lbg/pa/jlp

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód: 22445183,14724782 y otros)

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