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El romanche, ¿lengua o dialecto?

En Llanz/Ilion, cuando el romanche encuentra al romanche swissinfo.ch

¿Por qué el romanche es considerado como una lengua mientras el suizo-alemán ("Schwytzertütsch") sólo tiene el estatuto de dialecto?

La respuesta no es simple. Detrás de los criterios lingüísticos se ocultan otros factores: culturales, de identidad y políticos.

La palabra alemán (Deutsch) en suizo-alemán es “Tüütsch”. Para decir: saludo a usted, que en alemán es: “Ich grüsse Sie”, en suizo-alemán se utiliza una palabra que fonéticamente se podría escribir: “krrüetzi”.

Sobra decir que para un francófono que ha aprendido el alemán, el “Schwytzertütsch” (suizo-alemán) suena como una lengua de extraterrestres y que los niños suizos de lengua alemana están condenados a aprender el alemán (alto alemán) en la escuela como si fuera una lengua extranjera.

El 63,7% de la población suiza habla un dialecto –las diferentes variantes del “Schwytzertütsch”-, mientras el romanche, empleado sólo por el 0,5% de la población del país, tiene estatuto de lengua nacional. ¿Curioso, no?

Razones lingüísticas y políticas

Desde mediados del siglo XIX la lingüística reconoce generalmente que el romanche es una lengua a parte entera.

¿Otro de los criterios? “Los romanches han mantenido la S del plural, lo que no sucede en ningún dialecto italiano. En Francia y en España, sí. Pero los romanches no estuvieron en contacto directo con esas regiones. De modo que este es un criterio lingüísticamente muy convincente”, responde Chasper Pult, gran especialista de la lengua romanche.

Sin embargo, a veces algunas voces han negado la independencia del romanche con críticas culminantes durante la Primera Guerra Mundial y en la época fascista. En aquellos tiempos de exacerbación nacionalista, algunos lingüistas italianos afirmaron que el romanche debía ser considerado como una variedad dialectal vecina del lombardo alpino y, por consecuencia, ligado al italiano.

Debe señalarse que Italia, con su unidad nacional recientemente adquirida y la unidad lingüística en vías de serlo, tenía mucha dificultad para reconocer un estatuto particular a sus idiomas retorromanos del norte del país: el ladino (Dolomitas) y el friulano (Friul) lenguas hermanas del romanche.

Ahora bien, los criterios lingüísticos no son suficientes necesariamente para legitimar un estatuto de lengua. “Una vez que los lingüistas prepararon el terreno verificando las especificidades lingüísticas del romanche, hubo un renacimiento cultural, un movimiento que condujo al reconocimiento como cuarta lengua nacional en 1938”, precisa Chasper Pult.

“Las variantes del romanche habían sido estandarizadas: traducciones de la Biblia, literatura, manuales escolares y periódicos. El problema es que esas variedades uniformizadas cubren un territorio demasiado restringido para ser realmente viables. Así pues, se reconoció como lengua el conjunto de variantes romanches admitiendo al mismo tiempo que cada una de las variantes tiene su ortografía y su pronunciación”, señala el lingüista Georges Lüdi, profesor en la Universidad de Basilea.

¿ Y el ‘Schwytzertütsch’?

Especificidad lingüística y conciencia de identidad serían entonces las dos fuentes de nutrición del reconocimiento lingüístico. Muy bien, pero entonces ¿por qué el suizo-alemán no está en la misma situación? Porque el abismo que existe entre Berna y Berlín es lingüístico, aunque también tiene un amplio carácter de identidad.

Pequeña lección de historia de la lengua alemana del profesor Lüdi. “Con la Reforma, el dominio de la lengua alemana inició un proceso de uniformización. Lutero y Zwingli fueron los motores de la estandarización para que la Biblia pudiera ser leída por todos. Hubo pues un movimiento de homogeneidad del alemán escrito. Y la Suiza de lengua alemana participó en ese movimiento. De norte a sur se creó un consenso”.

“En el siglo XVII, Alemania comenzó a emplear oralmente esta variedad, pero Suiza no siguió. Es decir, los alemanes empezaron a hablar como escribían, mientras los suizos siguieron hablando y escribiendo de manera diferente”.

Sí, pero el holandés no es más que un dialecto del alemán que llegó a ser lengua nacional. ¿No debe pasar por esta situación la identidad suizo-alemana?

“Lo que constituye la identidad suizo-alemana es justamente el hecho de que, por ejemplo, los habitantes de Lucerna y de Berna no hablen de la misma manera. Hay pues una identidad de Lucerna y una de Berna, pero no realmente alemánica. Para que pueda existir algo semejante al holandés sería necesaria una estandarización de estas formas de hablar. Y esto, nadie lo quiere”, responde Georges Lüdi.

¿No es comparable esta variedad de dialectos alemánicos con la variedad de los idiomas romanches? “!No! Había cinco lenguas estandarizadas y no una variante estandarizada para el conjunto, mientras para los suizo-alemanes existe el alemán que ejerce esta función de lengua escrita estandarizada”, agrega.

Así pues, desde un punto de vista práctico la creación reciente del “Rumantsch Grischun” representaría para las variantes romanches aquello que el alemán representa para las variantes alemánicas.

Swissinfo, Bernard Léchot
(Traducción: J.Ortega)

Según las cifras del censo federal suizo del año 2000:
Suiza tiene 7. 288. 010 habitantes.

63,7% de entre ellos emplean el alemán como lengua principal, 20,4% el francés, 6,5% el italiano y 0,5% (35.095 personas) el romanche.

Varias lenguas no nacionales tienen mayor número de hablantes en Suiza que el romanche. Serbio y croata 1,5%, albanés 1,3%, portugués 1,2%, español 1,1%, inglés 1% y turco 0,6%.

El romanche son en realidad cinco idiomas ligados cada uno a una región de los Grisones: sursilvano (Rin anterior) sutsilvano (Rin posterior) surmirano (valle de l’Alva y de la Gelgia), puter (Alta Engadina), vallader Baja Engadina y Valle Müstiar). Desde 1982 existe una lengua supraregional, el “Rumantsch Grischun” (RG).

Los dialectos suizo-alemanes se dividen, de norte a sur, en tres grupos: bajo alemánico (Basilea), alto alemánico (Meseta) y alemánico superior (Alto Valais, Altiplano de Berna y parte de la Suiza central. Contrariamente a la mayoría de los dialectos de Europa, los dialectos suizo-alemanes son hablados por todas las capas de la población, tanto en el campo como en la ciudad.

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