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En Cuba, cada vez más alimentos importados que cultivados

Un agricultor cubano cosecha cebollas en Alquízar, provincia de Artemisa, el 29 de septiembre de 2023. afp_tickers

La producción agrícola en Artemisa, una provincia que solía ser uno de los graneros de La Habana, ha caído en picada los últimos años, un escenario extendido en la isla que obliga al gobierno a importar el 100% de la canasta básica.

Expertos han alertado del riesgo de inseguridad alimentaria en la isla socialista, cuyo gobierno distribuye gran parte de los alimentos a precios subsidiados a través de mecanismos de racionamiento para los 11 millones de cubanos.

Un campesino sexagenario de Artemisa, provincia vecina de La Habana, que prefiere no dar su nombre, dice que esas tierras son “divinas”, pero “falta fertilizante, abono, semilla” para trabajar.

Este agricultor pertenece a una cooperativa que solía recibir del gobierno todos los insumos, pero ahora “no tenemos nada, no lo dan”, señala levantando cebollines de su sembradío.

“Tenemos los tractores malitos, no tenemos recursos, no hay el combustible, no estamos recibiendo ni aceite ni neumáticos. Hay que labrar la tierra con una yuntita de bueyes”, lamenta.

Antes cada municipio de Artemisa contaba con un centro de acopio para almacenar los cultivos y comercializarlos, pero “ya esas bases casi no existen, no hay cómo comercializar, ni llevar las cosechas”, señala.

– Caída de 35% –

En un campo cercano, Jesús, otro guajiro que lleva 40 años trabajando esas tierras rojizas y ricas, dice que el rendimiento de la malanga, un tubérculo muy apreciado por los cubanos, ha caído a la mitad.

Esta plantación “da de cuatro a seis sacos por surco, antes era el doble, pero ahora la cosecha es de suerte y verdad”, dice hundiendo los pies descalzos en la tierra.

Según cifras oficiales, la producción agropecuaria cayó un 35% entre 2019 y 2023. La de azúcar, otrora industria emblemática de Cuba, se desplomó de 816.000 toneladas en la temporada 2020-2021 a 470.000 en 2021-2022, y la mayor parte del arroz y el frijol, alimentos básicos de los cubanos, están llegando del exterior.

“Tenemos una ley de soberanía alimentaria y no hay alimentos, vamos a aprobar una ley de fomento de ganadería y no tenemos ganado y tenemos una ley de pesca (…) y no hay pescado”, sermoneó en diciembre ante el parlamento el presidente Miguel Díaz-Canel.

En septiembre, el ministro de Economía Alejandro Gil dijo que el gobierno importa “prácticamente el 100% de la canasta familiar”, contra un 80% antes de la pandemia del coronavirus.

A las debilidades estructurales de la economía cubana, se suman la débil recuperación del turismo, segunda fuente de captación de divisas antes de la pandemia, y el reforzamiento de las sanciones de Estados Unidos desde 2021.

– “Sí hay riesgo” –

Etienne Labande, representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA), admitió que ante este escenario es real la amenaza de inseguridad alimentaria.

“Hay una escasez de alimentos producidos a nivel local y las importaciones, se sabe que es muy complejo importar a Cuba” por el embargo de Washington, vigente desde 1962, “entonces sí hay un riesgo”, dijo a la AFP.

Los problemas se agudizaron desde la entrada en vigor en 2021 de una reforma monetaria que disparó la inflación, de 45,8% entre enero y mayo -39% en 2022-, según cifras oficiales. Para analistas alcanzó ya tres dígitos.

Esto “provocó un aumento de los precios de los bienes y servicios básicos e impactó en la vulnerabilidad de los hogares a la inseguridad alimentaria”, indica el informe del PMA de 2022.

Desde que asumió el poder en 2008, el entonces presidente Raúl Castro inició una reforma agrícola para estimular la producción de alimentos, que incluyó la entrega de tierras ociosas en usufructo, el cierre de granjas estatales improductivas y la autorización de las ventas directas al sector del turismo.

Para Pavel Vidal, economista cubano y académico de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, “si no apuestan a una lógica del mercado, no darán frutos” esas reformas.

De acuerdo con cifras oficiales, las importaciones en el primer semestre de 2023 alcanzaron los 4.368 millones de dólares, de los cuales 1.600 millones fueron para alimentos y gran parte del monto restante para adquirir petróleo. Las exportaciones solo llegaron a 1.282 millones de dólares.

“No podemos, con tierras disponibles y capacidad para producir, (esperar) que venga el barco de arroz del extranjero, ni el barco de frijoles”, advirtió Gil en julio.

A comienzos de octubre, la agencia cubana Prensa Latina anunció la próxima llegada al país de huevos y de café importados de Costa Rica.

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