Inés Garland: «Las mujeres a partir de los 50 existimos»
Alida Juliani
Madrid, 22 nov (EFE).- ‘Las mujeres a partir de los 50 existimos», afirma en una entrevista con EFE la escritora argentina Inés Garland, una reivindicación que recorre las páginas de su último libro, ‘Diario de una mudanza’ (Alfaguara), en el que la autora reflexiona sobre la menopausia y los cambios que la acompañan, un tema tabú hasta hace poco.
«Yo me siento más interesante ahora», asegura Garland (Buenos Aires, 1960) durante la conversación en Madrid donde está presentando este trabajo, «un regalo» en su trayectoria profesional, dice, que ha calado entre sus lectoras y también lectores, «aunque menos».
«Uno me dijo que vio la tapa, leyó la contratapa y pensó: ‘esto no me interesa’. Luego reflexionó: ‘¿cómo no me va a interesar, si esto les pasa a las mujeres que me rodean?’. Lo compró y le gustó. A otros directamente no les interesó y luego en redes he tenido comentarios violentos sobre por qué debería interesarles, pero bueno, retrógrados hay en todas partes», explica la autora.
«Un libro de madurez»
Garland concibió este trabajo como un libro sobre mudanzas (de casa, de país, sentimentales, internas, de etapas vitales), «y dentro de esas mudanzas estaba la menopausia, pero no me di cuenta de lo que había significado hasta ver la reacción de las lectoras. Me abrió conversaciones y espacios preciosos con otras mujeres».
Para la escritora se trata de «un libro de madurez, una síntesis», porque los temas que aborda estaban en su cabeza antes, pero de otro modo: «solo podría escribirlo a esta edad, no solo por la menopausia, sino por la mirada sobre la vida», subraya.
La obra, un «híbrido» entre géneros literarios, «me abrió a jugar más, a animarme a equivocarme», admite.
Con ‘Una vida más verdadera’ (2019), su anterior trabajo, «tenía más certeza sobre lo que iba a pasar, con este no, y ha sido delicioso. Las lectoras me escriben para agradecerme, para decirme que se sienten acompañadas, para contarme que se ríen en el autobús. Muchas me dicen: ‘parece que me conocieras'», comenta.
Y, «también hay mujeres jóvenes que agradecen que hable del cuerpo así. Los pocos comentarios negativos han venido de los hombres», añade.
Garland tardó años en escribir ‘Diario de una mudanza’, producto de anotaciones, lecturas y recuerdos que surgían en el momento: ‘funciono así. Mi mente se disgrega. Lo armé como un rompecabezas, me llevó seis años».
Y nunca tiene un objetivo definido, «es como si sintiera que algo quiere contarse y yo lo dejo salir. Empiezo a escribir sin saber qué estoy haciendo hasta que, de repente, me doy cuenta de que ahí hay un libro».
«Revisar la manera de pensar»
A Garland le «honra» que ‘Diario de una mudanza’ sea visto como un libro feminista, porque valora la lucha de las mujeres por la igualdad a lo largo de la historia.
«Les doy las gracias a todas las feministas, desde las primeras sufragistas. Aspiro a un mundo en igualdad. Aunque el camino tenga errores, hay que intentar, corregir, caerse, levantarse…», subraya.
La autora cree que el cambio social está en proceso, «a pesar de los retrocesos actuales, movimientos que se aferran a no desaparecer. Ojalá sean sus últimos estertores».
Y aunque reconoce que hay hombres que tratan de entender lo que las mujeres reclaman, considera que para los de su generación es complicado: «creo que los jóvenes también están perdidos respecto a cómo relacionarse. Hay una revolución en todas las generaciones, pero pedirle a alguien de 60 o de 70 que cambie, es difícil».
«Hay que revisar la manera de pensar. A la mujer de mi libro (uno de los personajes de ‘Diario de una mudanza’) le dicen que no puedes aceptar un trago si no te quieres ir a la cama. Y yo me pregunto ¿ quién dijo eso?. Son ideas tan instaladas en la cultura que cuesta desarmarlas, y si no empezamos, las mujeres seguiremos cargando la culpa», explica. EFE
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