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Lee enfrenta la conciliación y la denuncia a Japón en su discurso del Día de la Liberación

Seúl, 14 ago (EFE).- En la víspera del 80º aniversario de la liberación de la península coreana, crece la expectativa sobre si el presidente surcoreano, Lee Jae-myung, optará por un mensaje más conciliador hacia Japón o mantendrá el foco en las disputas históricas.

En su primer discurso por el Día de la Liberación, que conmemora el fin de la ocupación japonesa en 1945, se espera que, bajo su estrategia de la «doble vía», Lee intente responder firmemente a las disputas históricas relacionadas con el colonialismo japonés, pero dejando espacio para la cooperación económica y de seguridad en un escenario geopolítico cada vez más complejo.

Lee llega a la efeméride tras haber moderado su tono frente a su postura de denuncia previa a su presidencia, en la que criticó a su predecesor conservador Yoon Suk-yeol por acercarse a Tokio sin obtener compensaciones por abusos históricos como el trabajo forzado o la esclavitud sexual durante la Segunda Guerra Mundial.

Alianza ante desafíos comunes

La agenda de Lee refuerza el peso de su discurso. Entre el 23 y el 24 de agosto viajará a Japón para un encuentro con el primer ministro nipón, Shigeru Ishiba.

En su primera cita bilateral en junio al margen de la cumbre del G7 en Canadá, el presidente surcoreano Lee e Ishiba mostraron iniciativas de cooperación.

Acordaron reanudar la «diplomacia itinerante» y reforzar la cooperación trilateral con Estados Unidos frente a retos regionales como el programa nuclear norcoreano. También subrayaron su voluntad de construir una asociación más orientada al futuro.

«Las relaciones orientadas al futuro requieren un debate fundamental sobre cómo Corea y Japón deben cooperar inevitablemente para sobrevivir en un entorno global profundamente transformado», dijo Yang Kee-ho, profesor de estudios japoneses en la Universidad Sungkonghoe, en declaraciones publicadas este jueves en un editorial del diario local The Korea Herald.

«Este es el momento en que Corea y Japón deben imaginar una nueva fase de cooperación», agregó.

Apenas un día después de su viaje a Japón, Lee tiene planeada una cumbre en Washington con el presidente estadounidense Donald Trump, en medio de la presión de Washington para que sus dos aliados asiáticos actúen como bloque frente a China.

Las cumbres también se producen tras un año del alineamiento estratégico entre Seúl y Tokio frente a retos comunes como el programa nuclear norcoreano y el acercamiento entre Pyongyang y Moscú.

El hecho de que Lee haya decidido visitar a Ishiba antes de su cumbre con Trump podría ser un indicio de que Seúl y Tokio pretenden alinear algunas estrategias frente a las tensiones con Washington y la amenaza norcoreana.

«En la actualidad, la cooperación entre Corea del Sur y Japón se ha vuelto poco menos que indispensable, tanto a nivel interno como internacional», dijo Yang.

El acercamiento a Tokio, un posible disgusto para Pionyang

La conmemoración del Día de la Liberación ofrece a Seúl y Pionyang un inusual terreno simbólico común, ya que ambas Coreas celebran el fin de la colonización japonesa como un hito fundacional de su identidad nacional.

En teoría, este recuerdo compartido podría servir como punto de partida para reabrir canales de comunicación, especialmente en un contexto en el que Lee ha reiterado su voluntad de sustituir la confrontación por el diálogo intercoreano.

Sin embargo, la creciente sintonía de Lee con Tokio podría interpretarse en Pionyang como una alineación con uno de sus rivales históricos. Tal acercamiento, en plena intensificación de la cooperación trilateral con Washington, corre el riesgo de endurecer la postura norcoreana, limitando el margen de maniobra para que el simbolismo del aniversario sirva como puente político.

El mandatario surcoreano ha defendido que «incluso una paz costosa es mejor que la guerra o la confrontación» y ha apostado por gestos recíprocos, como el reciente desmantelamiento de altavoces en la frontera y la suspensión de otras emisiones propagandísticas.

Sin embargo, Pionyang ha mantenido el tono hostil en recientes declaraciones, cerrando la puerta al diálogo e incluso negando que retiró sus propios altavoces como medida recíproca.

La declaración contradice lo afirmado la semana pasada por el Estado Mayor Conjunto surcoreano, que dijo haber detectado el desmantelamiento de algunos de estos dispositivos por parte del Norte.

Un rearranque político

Este año, la conmemoración incluye además una «ceremonia de nombramiento popular» que el Gobierno presenta como el verdadero inicio de su mandato, tras la crisis política derivada de la ley marcial impuesta por su predecesor Yoon en diciembre.

La gran escala del evento, en la que se esperan más de 3.000 asistentes, incluidas figuras públicas y ciudadanos comunes, servirá para transmitir a una gran audiencia si Lee mantendrá la postura cautelosa de sus predecesores liberales o marcará una nueva época de apertura hacia el país que dominó la península durante 35 años. EFE

rvb/ahg/alf

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com, cód. 12528350, 12528347, 12528344 y otros)

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