Los turistas vuelven al pueblo de la tregua entre las dos Coreas

Los soldados surcoreanos mantuvieron sus posiciones impasibles habituales, pero sin sus armas, el miércoles durante la reanudación de las visitas turísticas al lado sur del pueblo de Panmujom, el único lugar a lo largo de la frontera intercoreana donde las tropas de ambos lados se encuentran casi cara a cara.
El «área de seguridad conjunta» (JSA) es el único sector de la zona desmilitarizada que divide la península, donde se ve a los guardias surcoreanos con gafas de sol modelo aviador mirar fijamente y sin moverse a los soldados norcoreanos, a solo unos pocos metros.
Las visitas al lado sur de Panmunjom, el «pueblo de la tregua» alcanzada en 1953 tras la guerra de Corea, se reanudaron el miércoles en la JSA, en ausencia de los puestos de control y de armamentos. Se habían interrumpido en octubre para facilitar los esfuerzos conjuntos de Seúl y Pyongyang para desmilitarizar la frontera.
Los turistas volvieron, aunque sin grandes celebraciones. Las negociaciones sobre la desnuclearización de Corea del Norte con Estados Unidos están en punto muerto y las sanciones de la ONU siguen pesando sobre Pyongyang.
Panmunjom es un destino turístico preciado, tanto en el Norte como en el Sur, y muchos presidentes estadounidenses se fotografiaron en este pueblo para demostrar su fuerte compromiso de defender a Seúl de Pyongyang.
La vuelta de los turistas coincide con el primer aniversario de la cumbre de Panmunjom, el primer cara a cara entre el presidente surcoreano Moon Jae-in y Kim Jong Un.
Esta reunión fue el comienzo de un frenesí diplomático que se tradujo, entre otros, en dos citas entre Donald Trump y el líder norcoreano. Desde entonces, los esfuerzos diplomáticos se diluyeron a causa del bloqueo de las conversaciones sobre la desnuclearización de Corea del Norte.
Seúl y Pyongyang acordaron en un principio dejar a los visitantes explorar los dos lados del pueblo, pero la idea no llegó a concretizarse. El comando de Naciones Unidas dirigido por Estados Unidos, que supervisa la zona desmilitarizada desde el final de la guerra, no aprobó por el momento la iniciativa.
– «Sonrisas» y «asentimientos» –
Seúl decidió finalmente permitir a los turistas visitar el lado sur.
Si bien el diálogo intercoreano se enfrió significativamente desde el fracaso de la segunda cumbre entre Trump y Kim en Hanói en febrero, las tensiones en la JSA se redujeron, insiste el comando de la ONU.
«Lo que daba la impresión de tensiones ahora da una impresión de paz», dijo Sean Morrow, comandante del batallón de Naciones Unidas del «área de seguridad conjunta». «Nos hemos asegurado del desminado de este lado. Hemos desarmado las torres. Nuestros guardias ya no tienen armas. Y nuestros homólogos del lado Norte hicieron lo mismo».
Seúl amplió igualmente el perímetro de visitas. Abrió para los curiosos los sitios de la cumbre intercoreana de 2018, incluido un puente por el que Kim y Moon pasearon juntos.
Desde Hanói, el Norte no participó en ninguno de los encuentros semanales de los directores de oficina de conexión intercoreana de Keasong, en Corea del Norte, y no participó en ningún otro proyecto común.
Kim Jong Un arremetió contra el Sur el mes pasado en un discurso en el Parlamento norcoreano, estimando que Seúl no debía «erigirse como mediador que mete sus narices en todas partes» entre Pyongyang y Washington.
La semana pasada, el día del aniversario de la cumbre de Panmunjom, la agencia norcoreana KCNA acusó a Washington y a Seúl de «llevar la situación en la península coreana y en la región a una fase indeseable», y criticó sus ejercicios militares conjuntos.
Pero Sean Morrow aseguró que su presencia está ahora «validada» por los norcoreanos de la JSA, gracias a la disminución de las tensiones. «Veo sonrisas, asentimientos», afirmó.
Más de 80 estudiantes y turistas de Corea del Sur llegaron a Panmunjom el miércoles. «Antes de venir, estaba preocupado pero al llegar, me doy cuenta de que en realidad es pacífico», contó Jung Eun-hee, de 46 años, que viajó por primera vez a este pueblo. «Aquí puedo sentirme en contacto con la paz mundial».