Luisa González, la esperanza del correísmo para gobernar otra vez Ecuador y hacer historia

Guayaquil (Ecuador), 8 abr (EFE).- Luisa González, una abogada de origen campesino que lidera por segunda vez en su vida la esperanza del correísmo de volver a gobernar Ecuador, tratará el próximo domingo de hacer historia y convertirse en la primera mujer que llega a la Presidencia del país.

«Esperamos que el 13 de abril podamos gritar presidenta con ‘a'», dijo González días atrás al parafrasear el mensaje que le había enviado la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien deseó que la correísta pueda marcar un hito para las mujeres como ella lo hizo en su país.

González, que se enfrentará en la segunda vuelta al actual presidente y candidato a la reelección, Daniel Noboa, ya estuvo en la misma situación hace apenas año y medio en las elecciones extraordinarias de 2023, cuando en esa ocasión el empresario resultó ganador.

La derrota no amilanó a la candidata, que se mantuvo al frente de la Revolución Ciudadana como su presidenta, y dio la sorpresa en la primera vuelta de estos comicios al lograr el 44 % de los votos y quedarse a menos de 17.000 votos de Noboa, lo que supuso el mejor resultado del correísmo en una primera vuelta sin Correa como candidato.

La candidata nació hace 47 años en la capital Quito por «casualidad», durante unas vacaciones familiares, lejos de Canuto, el pueblo rural de la provincia costera de Manabí.

De allí es su familia y allí creció junto a sus padres y abuelo, quien siempre le dijo que ella no iba a seguir el camino que se suponía tendría una niña del campo.

González se identifica con orgullo como montubia, el grupo de aguerridos campesinos y ganaderos de la costa ecuatoriana donde desde pequeña aprendió a trabajar el campo con machete y a disfrutar de sus costumbres. Para celebrar y brindar prefiere siempre «currincho» (licor de caña tradicional), incluso por delante de un whisky.

Madre de dos hijos y divorciada, siempre se ha reivindicado como una mujer de carácter fuerte, valiente, independiente y luchadora, que tuvo que sacar adelante sola a su familia desde muy joven, cuando le tocó estudiar, trabajar y cuidar a la vez.

Cristiana y de izquierdas

Pese a ser candidata de un movimiento político de izquierdas, González nunca ha ocultado sus profundas creencias religiosas, pues es una devota cristiana e incluso ha manifestado asistir regularmente a una iglesia evangélica. Su fe la lleva representada en varios tatuajes, uno de ellos una rosa en el espalda cuyo tallo es un versículo.

Esto le ha traído críticas de otros sectores de izquierdas como colectivos feministas que le reprochan su postura contra la despenalización del aborto. Recientemente también rechazó el «cambio de sexo en menores», si bien en esta campaña electoral ha abogado por un estado laico y por la defensa de las conquistas sociales.

La lucha que sí ha decidido abanderar es la de la violencia contra las mujeres, que dice, ha sufrido en carne propia durante el ejercicio de su vida política. Asegura que la han atacado en muchas ocasiones por el hecho de ser mujer y que le han dicho «títere» del expresidente Correa sin mirar su hoja de vida o su experiencia.

También se ha enfrentado a Noboa, especialmente en el debate, al que llamó «majadero» al acusarle de no respetarle como mujer. Desde entonces ha llamado a las mujeres a no quedarse calladas, pues «no ha habido un proceso de revolución y de cambio sin la presencia y la lucha de las mujeres».

De llevar agenda presidencial, a ser la candidata

González tiene estudios en Administración Pública y Economía. Su carrera política comenzó a coger vuelo cuando fue coordinadora de la Agenda Estratégica Presidencial (2010), lo que llevó a convertirse en un persona de gran confianza de Correa, al que considera su principal mentor.

Después ejerció de viceministra de Gestión Turística (2014), secretaria general del Despacho Presidencial (2015) y secretaria nacional de la Administración Pública (2017). También fue vicecónsul de Ecuador en Madrid (2011) y cónsul en Alicante, en España, en 2017, además de secretaria general de la Superintendencia de Compañías, en Quito.

Se lanzó a la política activa tras el fin del mandato de Correa (2007-2017) y en 2021 fue elegida integrante de la Asamblea Nacional (Parlamento). Forjada como política en el seno de la Revolución Ciudadana (RC), ha tomado las riendas del movimiento con la absoluta confianza del expresidente. EFE

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