A 20 años de ingresar a la ONU, Suiza busca acceder al Consejo de Seguridad
Serie Suiza en el Consejo de Seguridad
La adhesión de Suiza a la ONU fue lanzada por el pueblo y aprobada democráticamente en las urnas. Ahora se trata de un puesto temporal en el Consejo de Seguridad. Esta vez, es un proyecto del Gobierno, no una decisión popular.
Volvamos al 3 de marzo de 2002. En el Ministerio británico de Exteriores se celebró con júbilo la decisión: un “resultado fantástico” y una “señal para todo el mundo”, así describió el voto de Suiza Denis McShane, entonces secretario de Estado británico ante la ONU.
Unos minutos antes, las agencias de noticias habían anunciado el resultado de la votación popular sobre el ingreso de Suiza en la Organización de las Naciones Unidas. Con una participación electoral del 58,8%, el 54,6% de los votantes aprobó la entrada de Suiza en la ONU en calidad de miembro pleno.
“La situación era muy incierta”
El sí de la “Gran Suiza”, como tildó el diario francés Le Monde por una vez al pequeño país vecino, era mucho más incierto de lo que hacía pensar el resultado de la votación popular del 3 de marzo de 2002. “La situación era extremadamente incierta”, recuerda el exdiplomático Julius Anderegg, que en aquel entonces representaba al país alpino ante la ONU en su sede principal de Nueva York.
En efecto, al final decidieron unos centenares de votos en el cantón del Valais. Con 12 cantones a favor y 11 en contra, se logró esa mayoría de los Estados que es necesaria para que una votación popular salga adelante en Suiza.
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El éxito tuvo su principio en una asociación de la sociedad civil, que en la primavera del año 2000 había entregada 124 0000 firmas para convocar la iniciativa popular sobre el ingreso de la nación alpina en la ONU. El primer intento de ingreso en 1986, promovido por el Gobierno y el Parlamento, había fracasado. Entonces, más de dos tercios de la población suiza había rechazado la adhesión a la ONU.
“Con este procedimiento democrático de base pudimos reforzar de manera decisiva la credibilidad de Suiza ante la ONU”, recalca Andreas Gross, uno de los promotores de la iniciativa popular y durante muchos años diputado en el Consejo Nacional (cámara baja del Parlamento suizo) y en el Consejo de Europa. “Porque esta decisión demostró a las claras que Suiza no iba a defender intereses particulares en la ONU, sino que estaba comprometida con la defensa del derecho y que estaba dispuesta a fomentar la prosperidad en el mundo”, añade.
Efectos recíprocos
Según Martin Elsig, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Berna, Suiza ha cumplido con su “promesa de matrimonio” de 2002 de actuar como miembro activo y constructivo: “En reiteradas ocasiones, investigadoras e investigadores suizos han tenido una influencia decisiva en los debates dentro de los organismos onusianos.” Por otro lado, la ONU también ejerce un fuerte impacto en Suiza, subraya Elsig, “por ejemplo, a la hora de establecer normas en el sector medioambiental”.
1986-2002: El camino de la democracia directa suiza hacia la ONU en imágenes:
El 10 de septiembre de 2002, la Confederación Suiza ingresó como 190º Estado miembro en la Organización de las Naciones Unidas. Desde entonces, solo han ingresado tres miembros más: Timor Oriental, Montenegro y Sudán del Sur.
Ginebra como sede, desde el principio
Sin embargo, las relaciones de Suiza con la ONU son mucho más antiguas. Lea Suter, de la Sociedad Suiza-ONU, alude, por ejemplo, al papel activo que Suiza ya había desempeñado en la fundación de la Sociedad de las Naciones, organización precursora de la ONU.
La Sociedad de las Naciones con sede en Ginebra, de la que Suiza fue miembro pleno desde su fundación en el año 1920, fue disuelta tras la Segunda Guerra Mundial y sustituida por la ONU creada en Nueva York. No obstante, la sede europea permaneció en Ginebra.
Nueva prueba
Ahora, el binomio Suiza-ONU se someterá a una nueva prueba: en junio, la Asamblea General de la ONU votará sobre la candidatura de Suiza para ser durante un período de dos años miembro no permanente del Consejo de Seguridad, el órgano más importante dentro de la ONU. Previsiblemente, el voto favorable será una formalidad. El Gobierno suizo presentó su candidatura en 2011. Ya desde 2013 la Confederación está impulsando como 190º Estado miembro, junto con una docena de otros Estados miembros, una reforma democrática del Consejo de Seguridad, por ejemplo, para permitir más reuniones públicas.
Hoy en día, el sistema onusino cuenta en Suiza con 1050 puestos de trabajo para personal cualificado: “De estos, 450 son posiciones de alto nivel”, enfatiza Florian Gubler, que dirige la Sección Candidaturas en la División Naciones Unidas y Organizaciones Internacionales del Ministerio de Asuntos Exteriores suizo. En términos relativos, esta cifra supone el equivalente del 1,1% de los puestos de cuadros, porcentaje que se corresponde prácticamente con las aportaciones financieras de Suiza, que se elevan al 1,114% del presupuesto de la ONU. Esto significa que Suiza es el 17º cotizante más importante de la organización mundial. Por otro lado, más de un cuarto del personal contratado por la ONU trabaja en Suiza: en total son 11 170 personas. En ningún país del mundo trabajan más empleados de la ONU.
A pesar de las posibilidades de empleo, hay elementos perturbadores que interfieren en la sintonía entre Suiza y la ONU: “La clave de reparto global hace que los empleos reservados a las candidatas y los candidatos suizos sean muy limitados, especialmente en Ginebra”, dice Nora Landheer, que monitoriza la organización mundial desde la plataforma de asesoramiento laboral Cinfo en Biena. “Por otro lado, hay también muchos suizos y suizas del exterior que no saben que pueden postularse a puestos de la ONU y que les podemos ayudar.”
En Suiza, la aspirada entrada en el organismo onusino más poderoso ha reabierto un nuevo debate sobre la ONU. A petición de la Unión Democrática de Centro (UDC/derecha conservadora) se debatirá a mediados de marzo en el Parlamento helvético sobre la candidatura de Suiza para ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad. Ya en 2002 la UDC había sido el único partido de la derecha en oponerse a la entrada en la ONU. Mientras Lea Suter, de la Sociedad Suiza-ONU, teme una “pérdida de imagen en la escena internacional” si Suiza retira su candidatura, el ministerio de Exteriores suizo realiza este nuevo debate en el Parlamento.
Apoyo desde las bases
Una política activa de Suiza en la ONU sigue teniendo el mismo apoyo por parte de la mayoría de la población que en las últimas dos décadas. En cambio, mientras la membresía en la ONU fue promovida y aprobada por el pueblo en votación, el ingreso en el Consejo de Seguridad no es un asunto que dependa de la voluntad popular.
Lo que ahora tiene especial interés para Lea Suter es la necesidad de reforzar la participación de la sociedad civil en la decisión sobre el ingreso de Suiza como miembro en el Consejo de Seguridad. Para ello se establece actualmente una plataforma digital de participación. También el exconsejero nacional Andi Gross ve la necesidad de actuar en esa dirección: “En mi opinión, la diplomacia helvética no ha aprovechado en la medida suficiente la identidad democrática específica de su membresía.”
No obstante, el antiguo militante de la exitosa iniciativa de adhesión hace un balance positivo: “Suiza se ha integrado bien en la ONU. Al mismo tiempo, sin embargo, seguirá siendo el único Estado miembro de la ONU cuya incorporación en el Consejo de Seguridad suscita más controversia en casa que en la Asamblea General de la ONU.” Esta es otra faceta más de las relaciones especiales entre estos dos socios desiguales.
De hecho, las organizaciones de política exterior en la sociedad civil depositan mucha esperanza en la incorporación de Suiza en este organismo. Ponen un foco especial en los derechos humanos, la seguridad de las mujeres y la participación política, temas que Suiza, codeándose con las grandes potencias, pretende colocar encima de la mesa.
El Consejo de Seguridad de la ONU y la candidatura suiza
El Consejo de Seguridad es el órgano decisorio más alto e importante de las Naciones Unidas. Está formado por cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido, las llamadas potencias de veto. Además, hay diez miembros no permanentes que son elegidos por la Asamblea General por dos años.
Por razones históricas, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad -los vencedores de la Segunda Guerra Mundial- tienen derecho de veto. Pueden bloquear cualquier decisión. Por tanto, los miembros no permanentes tienen un importante papel como voces mediadoras para resolver una situación de bloqueo.
Según la Carta de la ONU, el Consejo de Seguridad es el principal responsable de mantener la paz mundial. Puede imponer sanciones o autorizar una intervención militar si la seguridad internacional se ve amenazada. Sus decisiones son vinculantes según el derecho internacional para todos los Estados miembros de la ONU, a diferencia de las decisiones de la Asamblea General.
Suiza busca un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad para el periodo 2023/24 con el lema “Un plus para la paz”. El Gobierno decidió y presentó la candidatura en 2011 tras amplias consultas con el Parlamento.
Las elecciones tendrán lugar en Nueva York en junio de 2022. El órgano electoral es la Asamblea General de la ONU, con 193 países. Las posibilidades de Suiza son buenas, ya que solamente Malta está en la carrera por los dos puestos de los países occidentales.
Traducido del alemán por Antonio Suárez
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