Emigración (8): Yanick Iseli sufre un siniestro con final feliz
La temporada de lluvias en Nicaragua no debe tomarse a la ligera. Un río desbordado arrastró el automóvil de Yanick Iseli con él adentro. Sobrevivió por poco.
“Este ha sido sin duda el punto culminante de estos últimos meses”, afirma Yanick Iseli. Hoy podemos reírnos de ello. Pero su accidente de coche hace unas semanas pudo haberle costado la vida. Después de un viaje de compras en la ciudad de Matagalpa, el suizo se dirigía en su 4×4 a su casa cerca de San Ramón, en el norte del país. Cansado y con hambre, quería cruzar el pequeño arroyo frente a su vivienda, como había hecho tantas veces antes, pero debido a la fuerte temporada de lluvias el pequeño arroyo se había convertido en un río torrencial. Una ola surgió de la nada y lo arrastró a bordo de su vehículo como si se tratara de una hoja.
Este artículo forma parte de una serie sobre emigración. SWI swissinfo.ch acompaña al suizo Yanick Iseli en su aventura por Nicaragua y al mismo tiempo proporciona información y consejos sobre el tema de la emigración.
“Por suerte, había un árbol debajo de nosotros que detuvo nuestra loca carrera. Pero entonces el agua empezó a subir al coche. ¡Tenía que salir de allí inmediatamente!” Con dificultad logró subir al techo y desde allí dar un gran salto hasta la orilla. El primer suspiro de alivio.
El apoyo del pueblo
Un aldeano que había presenciado la dramática situación corrió hacia él. «Un hombre que tiene un coche grande vive cerca de aquí, puede ayudarte a sacar tu 4×4 del agua», le dijo. Juntos encontraron a esta persona, que accedió inmediatamente a acompañarles. De vuelta al auto, el suizo no podía creer lo que veía. “Al otro lado del río estaba reunido medio pueblo de Guadalupe. Debía haber unas 70 personas”.
Un vídeo grabado por uno de los aldeanos:
La noticia del accidente había corrido como reguero de pólvora. Afortunadamente para él, varios hombres lo ayudaron. “Atamos cuerdas al coche, tiramos, empujamos y rezamos”, recuerda Yanick Iseli. Mientras tanto, había caído la noche y había comenzado a llover. El agua ya llegaba a la mitad del parabrisas. “En un momento, el automóvil comenzó a moverse y finalmente pudimos sacarlo”.
Reparar y no pensar demasiado
Es cierto que el expatriado había recuperado su coche, pero en qué condiciones. “En Suiza, probablemente se le habría enviado directamente al desguace, siniestro total”. Pero no en Nicaragua. “Aquí todo se puede reparar. Desmontamos todas las piezas, las secamos y luego las volvimos a armar”. Las reparaciones demoraron un mes. También hubo que cambiar el aceite y reemplazar toda la electrónica, todos los cables, fusibles y sensores. Y el motor volvió a arrancar. “Ahora mi Toyota rueda como nunca antes”.
Sin embargo, se trataba de gastos imprevistos, por un total de unos 3 000 francos. “Había algunas cosas que tenía la intención de reparar una vez que tuviera un poco de dinero ahorrado, pero nunca llegué a hacerlo”. Yanick, sin embargo, está especialmente feliz de que el árbol lo haya salvado de lo peor: “No tuve miedo en el acto. Estaba muy concentrado y sabía que tenía que salir de la cabina. Pero al día siguiente, todavía me temblaban un poco las rodillas y contraje un resfriado”.
En la selva nicaragüense, es obvio que depende de su coche. Más aún en los próximos meses, ya que Yanick Iseli espera recibir importantes visitas…
Adaptado del francés por Norma Domínguez
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