Recortes en ayudas dejan a 14 millones de mujeres afganas más expuestas a la violencia
Kabul, 25 nov (EFE).- En Afganistán, la violencia contra las mujeres no solo se agrava por las restricciones impuestas por los talibanes, sino también por la desaparición de los servicios que antes les brindaban una mínima protección en un país aislado, paralizados por graves recortes y una crónica infrafinanciación de la ayuda internacional.
El país llega al Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con más de 14 millones de mujeres expuestas a la violencia, un 40 % más que hace dos años, según un comunicado difundido este martes por la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA).
La UNAMA alerta de un «espectro sin precedentes de violencia», que abarca desde severas restricciones a derechos y libertad de movimiento hasta amenazas diarias de daño físico, psicológico y económico. La situación, señala, es «uno de los recordatorios más claros de lo rápido que pueden desaparecer protecciones duramente conquistadas».
«Para las mujeres afganas, la violencia no es solo lo que se ve o se escucha, sino también el silenciamiento de sus voces, las puertas cerradas a su futuro y la pérdida de sus derechos», declaró la jefa en funciones de la UNAMA, Georgette Gagnon.
Los representantes de la ONU pidieron al régimen talibán que elimine las restricciones impuestas a mujeres y niñas, al tiempo que instaron a la comunidad internacional a no retirar su apoyo.
«Estas organizaciones trabajan con valentía a nivel comunitario para llegar a mujeres y niñas, y no debemos abandonarlas», añadió la representante especial de ONU Mujeres en Afganistán, Susan Ferguson.
La responsable advirtió que tanto la falta de financiación como el aumento de restricciones están debilitando gravemente los esfuerzos de primera línea. «Las mujeres y niñas afganas se están apoyando mutuamente, con el respaldo de hombres aliados en las comunidades locales, y debemos continuar respaldándolas», subrayó.
Según el reporte, los severos recortes en la ayuda han obligado a la ONU y a sus socios a cerrar o reducir servicios vitales, como protección, atención primaria y de salud mental, apoyo psicosocial, alojamiento seguro, asistencia de emergencia, asesoramiento legal y programas de empoderamiento económico para mujeres.
Cuatro años después del regreso talibán, las afganas siguen sometidas a algunas de las restricciones más severas del mundo: las niñas tienen prohibido estudiar a partir de los trece años, las mujeres están vetadas de la mayoría de los trabajos y de toda participación política, y en muchas zonas ni siquiera pueden salir de casa sin un acompañante masculino.
También se les impide estudiar medicina o recibir atención sanitaria de doctores hombres, lo que ha generado una crisis de salud femenina, agravada por la reciente cadena de terremotos que dejó más de 2.200 muertos, y un aumento de la mortalidad materna, los matrimonios infantiles y la violencia contra las mujeres. EFE
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