Rusia rememora la tragedia del Kursk en plena ofensiva de Ucrania
Redacción central, 11 ago (EFE).- Rusia rememora este viernes el 22 aniversario del hundimiento del submarino atómico “Kursk”, en el que perecieron sus 118 tripulantes, en un momento en el que su presidente, Vladímir Putin, se halla sumido en una campaña militar en Ucrania y una guerra energética contra Occidente.
Al igual que ocurre ahora con la invasión emprendida en Ucrania, el jefe del Kremlin aprovechó este accidente para crear una potente máquina de propaganda, lanzar un ambicioso programa de rearme, incrementar el control sobre los medios de comunicación e imponer el secretismo como si nada hubiera pasado.
De hecho, Putin jamás ha asistido a ninguna conmemoración de la tragedia del “Kursk” y la televisión rusa apenas se ha hecho eco de ella desde entonces.
LA TRAGEDIA
Aquel 12 de agosto de 2000, la tragedia del submarino sorprendió a Putin en el balneario de Sochi (mar Negro), recién llegado a la Presidencia del país -en enero de ese año-, y decidió no interrumpir sus vacaciones, a lo que se añadió los más de siete días en que no se pronunció sobre el suceso, comportamiento que le supuso duras críticas.
Aunque el submarino fue localizado en el fondo del mar a 108 metros de profundidad en la madrugada del 13 de agosto, el Kremlin tardo cinco días más en dar luz verde a la operación internacional de rescate.
El 15 de agosto, mientras se anunciaba el comienzo de la operación, que quedó aplazada debido a las malas condiciones meteorológicas, Moscú rechazaba en paralelo la ayuda que le brindaban distintos países para intentar salvar a los tripulantes.
Solo al día siguiente, cuando las fuentes oficiales reconocieron que la tripulación ya no daba señales de vida, Moscú accedió a que la OTAN emprendiera una operación internacional de rescate.
El 21 de agosto un equipo de buzos noruegos logró abrir una de las escotillas pero sólo encontró agua. Y no fue hasta ese día cuando la Armada rusa se decidió a comunicar de forma oficial que los 118 tripulantes habían muerto.
VERSIONES SOBRE LA TRAGEDIA
Según la versión del Kremlin, se produjeron dos explosiones con un intervalo de dos minutos y 15 segundos en la cámara de torpedos debido a una reacción química entre el queroseno y el peróxido de hidrógeno que los propulsaban, lo que provocó un incendio que dañó gravemente la sala de control del submarino.
De acuerdo con los investigadores, solo 23 tripulantes, que se refugiaron en el noveno compartimento, sobrevivieron a las dos explosiones, pero acabaron falleciendo pocas horas después cuando se les agotó el oxígeno.
En paralelo, el entonces ministro de Defensa ruso, Igor Serguéyev, arguyó que la tragedia del «Kursk» tuvo su origen en una colisión con submarinos de la OTAN -dos estadounidenses y otro británico- que supervisaban las maniobras navales en las que participaba el sumergible ruso cuando se hundió, supuesto que la propia Alianza se apresuró a desmentir.
Los abogados de las familias de las víctimas critican que se enviara al mar un buque para realizar maniobras a gran escala para las que no estaba preparado, así como la tardía reacción de la Armada o los obstáculos que las autoridades rusas les pusieron para conocer lo que realmente ocurrió.
RECUPERACIÓN DEL SUBMARINO
El submarino, considerado la joya de la Armada rusa, estuvo durante más de un año a 108 metros de profundidad y fue reflotado en una compleja operación que se prolongó más de tres meses y le supuso al Gobierno ruso un coste de decenas de millones de dólares. EFE
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