
Salas de Respuesta a Emergencias, el único salvavidas para millones de personas en Sudán
El Cairo, 1 oct (EFE).- Tras el estallido de la guerra que está arrasando Sudán desde 2023, los voluntarios que integran las Salas de Respuesta a Emergencias (ERR) han sido el único salvavidas para millones de personas afectadas por el conflicto, un esfuerzo que este miércoles ha sido reconocido con el Nobel Alternativo de la fundación sueca Right Livelihood Award.
En un Sudán en guerra y donde la ayuda humanitaria apenas llega, las ERR son la clave para hacer frente a lo que la ONU considera la peor catástrofe humanitaria del mundo, ya que más de la mitad de la población sufre inseguridad alimentaria y más de 12 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
Con cerca de 10.000 voluntarios repartidos en los 18 estados de Sudán, estas redes ciudadanas organizadas a través de grupos de WhatsApp brindan atención médica, alimentos, educación, protección civil y ayuda psicológica a millones de personas afectadas por la guerra y olvidadas por la comunidad internacional.
Orígenes revolucionarios
Las ERR son herederas de los denominados Comités de Resistencia, unas agrupaciones vecinales que organizaron las campañas de desobediencia civil para derrocar al exdictador Omar al Bashir en la revolución sudanesa de 2019, donde tejieron amplias redes de voluntarios para coordinar a la ciudadanía.
Cuatro años después, el 15 de abril de 2023, estallaría la guerra entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y provocaría el colapso del sistema sanitario y de gran parte de los servicios básicos, por lo que el apoyo vecinal se convirtió en la principal respuesta humanitaria en el país.
A día de hoy, predomina la desconfianza entre las ERR y el Gobierno controlado por la junta militar debido a la relación de los voluntarios con los Comités de Resistencia y el papel que tuvieron durante las protestas populares de 2019, algo que también entorpece hasta cierto punto las operaciones de estos grupos.
De hecho, varios de sus miembros han sido detenidos, torturados e incluso asesinados por ambas partes en conflicto.
Aun así, nadie pone en duda el valor de las ERR, que gestionan comedores comunitarios, hospitales, ayudan a evacuar a civiles heridos e incluso documentan crímenes de guerra y la violencia -también sexual- en la que está sumida gran parte de Sudán, el tercer país más extenso de todo el continente africano.
Parte de la cultura sudanesa
La fortaleza de las EER, según el comité del estado de Jartum en su página web, «reside en la profunda cultura sudanesa de apoyo comunitario vecinal», de participación ciudadana, respeto por los derechos humanos y «las prácticas democráticas».
«Las habilidades adquiridas durante esta ayuda humanitaria mutua descolonizada fortalecerán la capacidad de esta nueva sociedad civil ampliada para imaginar y crear una buena gobernanza basada en la transparencia, la rendición de cuentas, la igualdad y la participación», resalta.
Y es que solo en el estado de Jartum, donde se encuentra la capital de Sudán, tiene 162 centros de emergencia con capacidad para 4.000 voluntarios, de los cuales 1.400 son médicos, enfermeros, paramédicos y técnicos de laboratorio. Al mismo tiempo, están capacitando a más de 200 médicos de primeros auxilios.
Antes de comenzar a operar, esta ERR inició un proceso de recopilación de datos de las diferentes comunidades para analizar las necesidades de la población, como la carestía de suministros médicos y la escasez de alimentos, mientras que se valen de la solidaridad de diferentes profesionales para ayudar en sus campos de especialidad.
Pero más allá de salvar vidas, estas agrupaciones vecinales tienen el objetivo de «empoderar a la sociedad civil sudanesa».
«En un momento en que el sonido de las balas ensordece, la solidaridad y la ayuda mutua localizada mantienen viva nuestra cordura y esperanza», resaltan las ERR. EFE
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