Salvino Oliveira, de vendedor ambulante en la favela a concejal en Río premiado por la ONU
Antonio Broto
Ginebra, 21 nov (EFE).- El joven brasileño Salvino Oliveira, criado en Cidade de Deus, una de las favelas más famosas de Río de Janeiro, relata en entrevista con EFE cómo pasó de vender dulces y bebidas en la calle a liderar proyectos de asistencia social a jóvenes como él, algo que le ha ayudado a lograr una concejalía en el ayuntamiento carioca y que ha sido premiado esta semana por la ONU.
«Cuando te pica el ‘bicho’ social, no hay vuelta atrás», resumió en la Cumbre de Jóvenes Activistas celebrada el jueves en la sede europea de Naciones Unidas, donde él y otros cuatro ejemplos de labor altruista entre las nuevas generaciones de Asia, África y Latinoamérica han sido galardonados.
Oliveira, que ahora tiene 28 años, recuerda que a los 13 ya era vendedor ambulante en Cidade de Deus, el barrio que Fernando Meirelles dio a conocer al mundo con su película homónima.
«Mi familia era muy pobre, pasábamos muchas necesidades y tuve que empezar a trabajar muy joven para ayudar en casa», rememora, añadiendo que poco después logró por sorteo una de las plazas para el Colegio Pedro II, una de las mejores escuelas públicas de Río.
Este suceso cambió diametralmente su vida pero también le hizo pensar en lo que había dejado atrás.
«Fue un gran choque de realidad que me motivó a luchar por el lugar donde vivía. Decidí trabajar en proyectos sociales y creé a los 15 años el primero, que buscaba llevar la educación a los niños de las favelas y las periferias», explicó a EFE.
Educación para los desfavorecidos
Ese proyecto, llamado AfroEducando, buscaba preparar a los jóvenes de las zonas más deprimidas de la ciudad para los exámenes de acceso a las universidades de Brasil, una iniciativa con la que Oliveira consiguió que unos 150 alumnos accedieran a la educación superior.
A los 19 años, y tras el asesinato de un joven en Río en 2018, Oliveira fundó otro proyecto, Perifa Connection, destinado a dar voz a la juventud ante las injusticias y las realidades de la ciudad.
«Queríamos que los jóvenes de las favelas tuvieran acceso a los medios de comunicación para contar sus versiones de los hechos, para descentralizar las narrativas y mostrar que siempre hay otro lado de as cosas», explicó.
Esta frenética actividad le dio a conocer en Río, donde con sólo 22 años se convirtió en el primer secretario de Juventud de la urbe carioca, donde ahora es concejal del ayuntamiento y presidente de la comisión de educación, tras obtener 30.000 votos en las últimas elecciones municipales.
Formación tecnológica en las favelas
Ya desde el consistorio, Oliveira ayudó a mejorar la vida de unos 300.000 jóvenes con iniciativas como la campaña Youth Spaces, encaminada a democratizar el acceso a formación en las tecnologías más punteras del presente y el futuro.
«Llevamos a los jóvenes de las favelas y las periferias profesiones que hoy están muy restringidas a la élite, habitualmente en cursos muy caros, y en esos espacios para la juventud se enseña programación, robótica, impresión 3D o pilotaje de drones», explicó.
«Esto ayuda a los jóvenes a transformar sus realidades, pero también contribuye al desarrollo de la ciudad, ya que Río aún tiene un gran déficit de profesionales tecnológicos», señaló.
La concesión del premio de Naciones Unidas ha sido una guinda para una carrera corta pero llena de éxitos, que Oliveira dice recibir con emoción:
«Sin duda es emocionante para un joven de Cidade de Deus, que pasó hambre y necesidad, estar en Ginebra, en la sede de la ONU, recibiendo un premio tan importante», subraya.
«Es emocionante no sólo por mí, sino por todos los que no pueden estar aquí y a quienes representamos», subrayó, expresando el deseo de «estar a la altura de la responsabilidad y poder llevar todo lo aprendido de vuelta a Río para transformar la vida de otros jóvenes». EFE
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