Tshisekedi presta juramento en una transición histórica y contestada en RDC

Félix Tshisekedi, el 10 de enro de 2019 en Kinshasa afp_tickers

El opositor Felix Tshisekdi se convirtió oficialmente este jueves en el quinto presidente de la República Democrática del Congo (RDC), bajo la mirada de su antecesor, Joseph Kabila, pero en ausencia del otro opositor, Martin Fayulu, quien impugna su victoria.

Tshisekedi, de 55 años, recibió los símbolos del poder de parte del presidente saliente Joseph Kabila, de 47, en una ceremonia en el Palacio de la Nación, sede de la presidencia congoleña. Ésta ha sido la primera transmisión pacífica del poder desde la independencia del país, en 1960.

Abrumado por el calor, la emoción y también el peso de un chaleco antibalas que se percibía casi a simple vista, Tshisekedi sufrió un malestar por más de diez minutos, que lo obligó a interrumpir su discurso de investidura.

Reconociendo el momento de debilidad, el presidente entrante se disculpó «ante el presidente de la República», Joseph Kabila, «y nuestros distinguidos invitados». La cadena estatal RTNC cortó la transmisión en vivo de la ceremonia durante ese tiempo. «No estoy bien», había señalado Tshisekedi al interrumpirse.

Con excepción de Kenia, representada por su presidente, Uhuru Kenyatta, la mayoría de países africanos enviaron delegados de rango inferior: Tanzania, Gabón, Namibia, Marruecos, Burundi, Angola, Congo-Brazzaville, Egipto…

Estados Unidos y los países europeos estuvieron representados por sus embajadores.

La Unión Africana (UA) y la Unión Europea (UE) en un comunicado conjunto «tomaron nota» de la elección de Tshisekedi, declarándose dispuestos trabajar con él.

Otros países africanos (Kenia, Tanzania, Sudáfrica, etc.) acogieron con satisfacción su elección.

El protocolo fue en buena medida perturbado por los partidarios de Tshisekedi, los «luchadores» de su partido, Unión por la Democracia y el Progreso Social (UDPS), quienes se invitaron ellos mismos al palacio de la Nación.

«Félix no olvides, papá dijo: el pueblo primero», cantaba la multitud en referencia al padre del nuevo presidente, el también opositor Etienne Tshisekedi, fallecido en Bruselas el 1 de febrero de 2018.

En su discurso, Tshisekedi prometió obrar por la liberación de los presos políticos.

«El ministro de Justicia será responsable de recensar a todos los presos políticos, de opinión o asimilables, en el conjunto del territorio nacional, para su próxima liberación», afirmó.

– Otro opositor impugna elección –

Proclamado presidente electo por la Corte Constitucional, el sábado, Tshisekedi sucede a Kabila, quien estuvo 18 años al frente del país más grande del África subsahariana.

En un mensaje de despedida, el miércoles de noche, Kabila animó a los «líderes políticos» a privilegiar una «coalición» en lugar de una «cohabitación».

Pero esta primicia histórica es impugnada por el otro candidato opositor, Martin Fayulu, quien acusa a ambos (Tshisekedi y Kabila) de robarle la victoria en las urnas.

Fayulu reclama la victoria con el 60% de los votos, pero el Tribunal Constitucional desestimó su apelación y proclamó la victoria de Tshisekedi con el 38,5% de los votos.

Los próximos a Fayulu ya han rechazado cualquier participación en un gobierno de unidad nacional. «El estado de derecho no significa arreglo, chanchullos para administrar el poder. Lo que está mal concebido, mal preparado, continuará siendo negativo», declaró Eve Bazaiba, miembro de su entorno.

Esta es la primera «entrega del poder civilizada» en la historia de este país rico en minerales, como recordó desde la mañana la cadena estatal RTNC. Una historia marcada por dos golpes de Estado (1965 y 1997), y los asesinatos de los líderes Patrice Lumumba, en 1961, y Laurent-Désiré Kabila, en 2001, más dos guerras que devastaron el este del país entre 1996 y 2003.

Diseñados por Kabila, el ejército y las fuerzas de seguridad deberán demostrar lealtad republicana al nuevo presidente.

Ampliamente favorable a Kabila (337 escaños de 500), la Asamblea Nacional reanuda su actividad el lunes, casi un mes después de las elecciones del 30 de diciembre.

Entre esta mayoría, Tshisekedi tendrá que elegir a su primer ministro. La prensa congoleña especula con los nombres del director del gabinete de Kabila, Nehemiah Mwilanya Wilondja, o el empresario multimillonario Albert Yuma, cercano al mandatario saliente.

Los pro-Tshisekedi y los pro-Kabila firmaron un «acuerdo de coalición política» y un «reparto del poder», según un documento al que la AFP tuvo acceso.

El mismo establece que las carteras clave (Relaciones Exteriores, Defensa e Interior) deben ser atribuidas al entorno político del presidente electo.

El nuevo gobierno dirigirá un país rico en minerales, pero dos tercios de sus 80 millones de habitantes sobreviven con menos de dos dólares diarios.

El nuevo equipo sufrirá el peso de la caída de los precios del cobalto, que en pocos meses pasó de 100.000 a 35.000 dólares la tonelada.