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Emigración (5): en el limbo de los aeropuertos

Paisaje nevado.
Regreso del clima tropical al invierno en el Jura. swissinfo.ch

Yanick Iseli regresó de Nicaragua para pasar el invierno en Suiza y alimentar su cuenta bancaria, ya casi vacía. En el momento de la vuelta a Centroamérica se llevó una serie de sorpresas.

El contraste no pudo ser mayor en el momento en que Yanick Iseli partió de la Nicaragua tropical hacia la Suiza invernal. Recibía videos de su jardinero en Nicaragua regando sus plantas mientras la nieve caía en el Jura. El joven suizo volvió para ganar un poco de dinero durante algunos meses y poder reponer así sus reservas vaciadas en el país americano donde los gastos imprevistos, el aumento de los costos de la maquinaria y los equipos, así como ingresos inferiores a los previstos pusieron a dura prueba su presupuesto.

«Encontré trabajo de inmediato», explica este carpintero de formación que trabajó en la transformación de la antigua granja de unos amigos al regresar al Jura. Durante cuatro meses laboró casi todos los días y compartió el tiempo libre con su familia y amigos. “En un momento dado sentí un cierto cambio en la sintonía de la comunicación con mi jardinero, que es la persona que cuida mi propiedad y mis plantas en Nicaragua. Decidí entonces que era el momento de volver y ver qué pasaba”, explica Yanick Iseli.


Este artículo es el quinto de una serie sobre la emigración. swissinfo.ch acompaña al ciudadano suizo Yanick Iseli en su aventura en Nicaragua. Al mismo tiempo brinda información y consejos sobre el tema de la emigración.

En la primavera debía volver a Nicaragua. Pero Iseli no tenía la menor idea de lo que le esperaba en el aeropuerto de Zúrich. Si bien a simple vista había muy poco que lo distinguiera de un simple turista, el contenido de su equipaje era muy particular: llevaba hojas para su sierra, aceites esenciales y palillos de incienso (“¡No se puede encontrar perfume Nag Champa en Nicaragua!”), golosinas para su perro XO –que lo esperaba pacientemente en casa de un vecino–, así como un dispositivo para echar del jardín a las “pequeñas bestias desagradables”. Yanick Iseli pensó que pronto podría desempacar esos tesoros en Nicaragua.

Todo empezó mal

Lamentablemente, no había previsto ni anticipado las medidas vigentes para los viajeros en época de pandemia. En el aeropuerto de Zúrich presentó su prueba COVID negativa. “Pero para Colombia es necesario, además, el certificado de vacunación” le informó el empleado en el mostrador. “Yo solamente estaré allí en tránsito para tomar mi vuelo a Nicaragua», respondió Yanick Iseli. “Es muy extraño, vuestro itinerario no me lo indica. Pero está bien, puede subir al avión». El maratón de vuelos no hacía más que comenzar: uno sería para Colombia, el siguiente para El Salvador y, finalmente, el último, para Nicaragua, su destino final, donde su amigo Louis lo vendría a buscar al aeropuerto. Le esperaban por delante cerca de 28 horas de viaje. Su llegada a la capital nicaragüense estaba prevista para la mañana del sábado y tenía planificado ir directamente al mar – si Dios quiere.
 

Sala de aeropuerto.
El de Bogotá, un aeropuerto como muchos otros. Yanick Iseli ya lo conoce al dedillo. swissinfo.ch

Pero, en verdad, Dios no lo quería…Luego de varias horas de espera en el aeropuerto de Bogotá, a las 3 de la tarde Yanick Iseli se dirigió a su puerta de embarque donde un empleado le dijo: “Usted no puede embarcar, el servicio de inmigración de Nicaragua no le ha otorgado la autorización”. El suizo soltó un improperio y envió una nueva solicitud a través del formulario oficial de demanda en línea, que nadie tramitó debido a la hora. Otra empleada le confirmó que no podía hacer nada, que, de hecho, ni siquiera hubieran debido autorizarle el embarque en Zúrich. “Cuando se empieza a culpar a los demás, no es una buena señal”, se dijo Yanick Iseli, preocupado.

Una alfombra por cama

Un llamado telefónico a la compañía aérea no produjo ningún resultado positivo, con el agravante que su prueba COVID iba a caducar en poco tiempo. Ya no sabía cuánto tiempo había esperado y debido a su cansancio solo pensaba en dormir. ¿Por qué no intentar dirigirse al salón VIP, con sus cómodos sillones reclinables? “Sin un billete de avión válido, lamentablemente, usted no puede entrar aquí», recibió por toda respuesta en la puerta de la sala especial.
 

Una taza de café.
Café de Colombia. swissinfo.ch

Cualquiera que una vez haya intentado dormir en un banco del aeropuerto sabe perfectamente que son instalaciones que no ofrecen ningún confort. Yanick Iseli se tiró en el suelo – sobre una alfombra, que ya es mejor que nada – y durmió profundamente. Cuando despertó ya era de día. “Al menos, en el segundo país exportador de arábica del mundo se debería poder beber un buen café, incluso en el mismo aeropuerto”, se dijo a sí mismo para remontar la moral. Fue en ese momento en que comenzó a recibir mensajes de su familia, desde Suiza, preguntándole: “Entonces, cuéntanos como está la playa”.

Un resultado que se hace esperar

Las empleadas de la línea aérea, impotentes, le hicieron esperar hasta que llegara su superior, un tal señor Sánchez, quien finalmente apareció y le ayudó a realizar una nueva prueba PCR, necesaria para poder reiniciar la solicitud de entrada a Nicaragua. El resultado debía estar disponible en 24 horas. El señor Sánchez también le permitió acceder a la sala VIP. Finalmente, pudo ducharse y dormir bien. Solo que después de 23 horas de espera, el resultado de su prueba seguía sin aparecer. Las horas siguieron pasando sin ninguna solución concreta para poder continuar el viaje.

Salón con sillas y un gran sofá.
Aquí se puede pasar tiempo, mucho tiempo. swissinfo.ch

Poco tiempo antes de la partida del próximo vuelo con destino a El Salvador (la que sería su próxima escala), Yanick recibió el resultado negativo de su prueba COVID y se precipitó hacia la puerta de embarque. “Lo siento, todos los vuelos durante los próximos días para El Salvador y Nicaragua están completos. No podemos ofrecerle un lugar”, le dijo el empleado en el mostrador de la compañía aérea.

«¿Señor Sánchez, vuestra oferta de un vuelo de retorno a Suiza siempre es válida?», preguntó Iseli, ya desesperado. Tras cinco largos días en el aeropuerto de Bogotá, no podía soportar más la incertidumbre. Ahora se trata solo de una cuestión de tiempo, pensó. Posponer el retorno a Nicaragua no significa abandonar su vuelta al país centroamericano.

Sin embargo, fue necesario esperar todavía varias horas antes de que partiera el vuelo de regreso a Suiza. Yanick Iseli circuló sin cese en el aeropuerto de Bogotá que ya conocía de memoria. Compró libros y chocolates para agradecer al señor Sánchez por sus esfuerzos. También telefoneó a su madre que había intentado resolver, sin éxito, la situación de su hijo ante el consulado de Nicaragua en Ginebra.

Salón con sillas.
Sala VIP en aeropuerto de Bogotá. swissinfo.ch

Cuando fue el momento de tomar su vuelo de retorno a Suiza, el propio señor Sánchez le facilitó el embarque. “Nunca estuve tan contento de tener un asiento en un avión». Muy pronto, estaría de nuevo en su casa. Miró por la ventana, su nave carreteaba por la pista…pero, de pronto, hizo un giro y comenzó a regresar hacia la puerta donde habían embarcado. Y de inmediato, el anuncio del comandante de a bordo que explicaba: «Tenemos un problema técnico, la partida sufrirá un retraso”.

Un último esfuerzo

Tiempo más tarde, el avión pudo despegar, finalmente, con destino a Madrid. Aeropuerto donde tenía que hacer una nueva escala de tránsito hacia Zúrich. Pero su vuelo trasatlántico no había podido recuperar el retraso e Iseli perdió la correspondencia en Madrid. Sin embargo, no debió preocuparse por la organización de la etapa siguiente. En ese mismo instante recibió un correo electrónico que le informaba que podía tomar el vuelo siguiente, la tardecita del mismo día y recibió, además, un bono para restaurarse.

El suizo pudo así tomar el avión siguiente y dos horas y media más tarde aterrizó en Zúrich. Fueron necesarios varios días de descanso para recuperarse de esa intensa prueba del viaje fallido. Días después, Yanick Iseli logró llegar a Nicaragua. En el próximo episodio de la serie descubrirá cómo lo logró. Aquí, una foto actual, luego de su regreso a su país de residencia en Centroamérica.

swissinfo.ch

Editado por Emilie Ridard

Adaptado del francés por Sergio Ferrari

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