El 1 % de los europeos sufre el ruido de los aviones… antes de que haya taxi-drones
Bruselas, 14 ene (EFE).- El 1 % de la población de la Unión Europea se ve afectada por el ruido de los aviones, un problema que se ha reducido un 75 % en los últimos 30 años pero que podría repuntar debido a la eventual llegada al mercado de los taxi-drones.
Es una de las conclusiones del Informe Medioambiental de la Aviación Europea, elaborado por la Comisión Europea en colaboración con la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea, y con el apoyo de la Agencia Europea de Medio Ambiente y Eurocontrol.
La tercera edición del estudio, que se publica cada tres años, parte de los objetivos de política medioambiental de la UE y persigue analizar cómo se puede avanzar para que el sector europeo de la aviación siga creciendo económicamente pero reduzca sus emisiones.
Actualmente, la mayor parte de ese ruido proviene de aviones de pasillo único, como los populares aparatos de Airbus A320 que suelen emplearse en los vuelos domésticos en Europa y generaron el 71 % de esa contaminación acústica en 2023.
Pero en los próximos años se espera que los drones y los taxi-drones vayan teniendo cada vez más presencia el mercado, por lo que las autoridades comunitarias trabajan para generar estándares técnicos que enmarquen la contaminación acústica de esos nuevos aparatos.
El ruido es uno de los problemas asociados a las aerolíneas, especialmente para quienes viven cerca de aeropuertos, pero el desafío más acuciante es el de la reducción de emisiones contaminantes y de dióxido de carbono, que contribuye al calentamiento climático.
Mejorar ese rendimiento es posible, según los técnicos responsables del informe, mejorando la eficiencia de las operaciones y renovando las flotas con aviones más eficientes, y también sustituyendo progresivamente el queroseno por los llamados Combustibles Sostenibles para la Aviación (SAF, por sus siglas en inglés).
Las aerolíneas que operan en la Unión Europea están obligadas a ir introduciendo progresivamente ese tipo de combustibles en los tanques de las aeronaves, con un 2 % de la carga en 2025 y un 20 % diez años más tarde.
El primer problema que arrojan los SAF, que actualmente sólo suponen el 0,05 % del combustible utilizado por los aviones, es que son entre tres y diez veces más caros que el queroseno.
El segundo problema, y es aquí donde las aerolíneas inciden con insistencia desde hace años, es que no hay suficiente producción, al menos por el momento.
Fuentes europeas argumentan que hay suficiente producción para cubrir las obligaciones actuales y que se espera que vaya aumentando la producción al generarse economías de escala, al tiempo que señalan que están trabajando con los productores para fomentar la investigación y facilitar las certificaciones regulatorias.
«Esperamos que en los años iniciales haya suficiente. Para 2030 o 2035 no hay aún, pero aún queda tiempo», apuntan fuentes comunitarias.
Confían en que, sumado a una creciente cooperación internacional en el sector, se puedan generar modelos de negocio rentables para los combustibles sostenibles de forma que «el coste del SAF bajará significativamente» mientras que, en paralelo, el tráfico aéreo siga creciendo hasta 2050.
Se espera que el tráfico aéreo crezca y alcance los 11,8 millones de vuelos anuales para entonces, apunta el informe.
En todo caso, Bruselas mirará «con mucha atención cómo se desarrolla» ese nuevo mercado de combustibles, que también serán necesarios para otros sectores difíciles de electrificar como el transporte marítimo.
En todo caso, la Comisión Europea reconoce que «el crecimiento proyectado en la demanda de tráfico aéreo, tanto a nivel europeo como global, exige más acciones» para mitigar su impacto medioambiental y lograr que la UE sea un territorio climáticamente neutro a mitad de siglo.
«La sostenibilidad ambiental en la aviación se presenta como el desafío definitivo del siglo XXI y es clave para permitir el crecimiento del sector mientras se garantiza la conectividad vital para nuestros ciudadanos», declaró en un comunicado el comisario de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas. EFE
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