
El cese de la venta de armas a Israel rompe un tabú en Alemania y pone en apuros a Merz
Berlín, 9 ago (EFE).- La decisión del canciller Friedrich Merz de suspender parcialmente las exportaciones de material militar a Tel Aviv, ha roto un tabú político en Alemania y ha sido recibida con alivio por quienes desean más presión ante la situación en Gaza, pero rechazada tajantemente por los que creen que por su responsabilidad histórica Berlín debe lealtad absoluta a Israel.
El Partido Socialdemócrata (SPD), socio de Gobierno de Merz, así como Los Verdes y La Izquierda, han saludado discretamente un paso que consideraban urgentemente necesario, aunque muy delicado debido a la doctrina de la «razón de Estado», que considera la seguridad de Israel una de las máximas prioridades en política exterior.
Así, el SPD y los Verdes ya habían congelado informalmente las exportaciones de armamento durante algunos meses en 2024, cuando se hallaban en el Gobierno, pero oficialmente siempre negaron la existencia de un embargo.
La ultraderecha, segunda fuerza política, se ha puesto de perfil y no ha reaccionado todavía oficialmente al anuncio del Gobierno de este viernes.
La opinión pública en Alemania, sin embargo, es más unívoca, y según una encuesta de Forsa del mes de junio, el 75 % de los ciudadanos favorecía poner fin a las exportaciones de armas a Israel, con cuotas similares entre los partidarios de todo el espectro político parlamentario.
Con múltiples iniciativas de famosos y diplomáticos, la presión interna sobre Merz para endurecer su postura ha ido en aumento en las últimas semanas, sumándose al creciente aislamiento de Alemania en el plano internacional por su negativa a considerar sanciones o a reconocer un Estado palestino.
Revuelta en el bloque conservador
Pero, aunque según Forsa el 71 % de los simpatizantes de la Unión Democristiana (CDU) y la bávara Unión Socialcristiana (CSU) favorecen un embargo de armas, el anuncio de Merz ha caído como un jarro de agua fría en su bloque, donde ahora le amenaza una revuelta interna.
Según informan medios como el semanario Der Spiegel o el tabloide Bild, buena parte de los conservadores han quedado horrorizados con un paso que no solo contraviene, según han recordado, las promesas electorales de Merz, sino del que, en pleno receso veraniego, muchos se han enterado por la prensa, a su vez informada a través de un comunicado del Gobierno, sin comparecencias.
Uno de los más explícitos fue el diputado experto Roderich Kiesewetter (CDU), que acusó al canciller de «claudicar ante la turba antisemita» y cometer un «grave error político y estratégico».
De acuerdo con los citados medios, el grupo de política exterior de la facción parlamentaria CDU/CSU ha convocado una reunión de urgencia este domingo para que el asesor de Exteriores de Merz les dé explicaciones sobre una decisión tomada aparentemente en solitario y sin consenso.
A punto de cumplir 100 días en el cargo, la decisión del canciller puede socavar todavía más el respaldo de la parte más recalcitrante de su bloque político, que ya le acusaba de someterse demasiado al dictado de sus socios de Gobierno socialdemócratas y de traicionar líneas rojas como el freno de la deuda.
Alemania, segundo proveedor de armamento
Alemania es, según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), el segundo proveedor mundial de material militar a Israel por detrás de EE. UU. y le suministra un 30 % de sus adquisiciones.
Según datos oficiales, desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023 hasta mayo de este año, cuando Merz llegó al poder, el Gobierno germano aprobó exportaciones de material militar a Israel por valor de 485 millones de euros, pero tras un pico inicial, el volumen se había ido reduciendo discretamente.
Merz justificó ahora su cambio de rumbo, condenado por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como una «recompensa al terrorismo de Hamás», con los planes adoptados por Tel Aviv para expandir su ofensiva en el enclave palestino con la toma de la ciudad de Gaza.
Un impacto dudoso
Sin embargo, la decisión afecta exclusivamente a futuras exportaciones que no estén aprobadas todavía, de material que «pudiera emplearse en Gaza», una regla ambigua y de difícil supervisión.
Ésta deja fuera, en principio, los suministros a la marina israelí, que incluyen submarinos equipables con cabezas nucleares y constituyen, según expertos del SIPRI, la mayor partida de las compras israelíes a Alemania.
El embargo sí que podría afectar a algunos componentes cruciales para el Ejército israelí, como los motores de los tanques Merkava que fabrica MTU, o repuestos para helicópteros, pero no ha trascendido que próximamente se fuesen a producir nuevos pedidos.
Con su giro político, Merz ha proclamado públicamente una medida de presión a Israel que hasta ahora era completamente impensable para un Gobierno alemán, pero, de forma paradójica, es posible que su impacto acabe quedando en lo meramente simbólico. EFE
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