El hombre fuerte de Camboya consolida su poder en Angkor Wat

Miles de monjes budistas con túnicas de color naranja se unieron este domingo al primer ministro inamovible de Camboya en el famoso templo de Angkor Wat para rezar y loar la «estabilidad» de un país en el que la oposición ha sido erradicada.
Hun Sen dirige Camboya desde 1985, uno de los reinados más largos del mundo, debido, entre otros motivos, a una fría estrategia política, a la represión y a unas hábiles relaciones públicas.
El mes pasado, su gobierno logró que la Corte Suprema disolviera el principal partido de oposición, el Partido para el Rescate Nacional de Camboya (CNRP). Hun Sen se aseguró así su mantenimiento en el poder a pocos meses de unas elecciones legislativas cruciales en 2018.
El hombre fuerte se presenta como el único capaz de garantizar la estabilidad y la prosperidad en un país todavía marcado por la guerra civil y el genocidio perpetrado por los Jemeres Rojos.
Cuando el sol se levantaba en Angkor Wat, corazón simbólico del poder jemer, el primer ministro rezó junto a 5.000 monjes budistas en una ceremonia que reunió a un numeroso público y en la que también participaron bailarinas Apsara.
Angkor, una joya de la arquitectura jemer del siglo XII, alberga más de un centenar de templos y es la mayor atracción turística de este país del sureste asiático.
Monjes recitando mantras y lanzando pétalos bendijeron al primer ministro, arrodillado y con las manos juntas para rezar. «Vivimos en paz bajo el reinado del primer ministro», dijo a la AFP Prum Seab, uno de los espectadores. «Estoy feliz».
«Organizamos esta ceremonia para el mantenimiento de la paz y la estabilidad», abundó el ministro de Turismo, descartando en una conversación con la AFP cualquier idea de crisis política. «No hay crisis, solo hay políticos que están en crisis con ellos mismos».
Tras las elecciones legislativas de 2013, en las que el CNRP logró su mejor resultado gracias al voto de los jóvenes, los analistas preveían buenos resultados para la oposición en 2018.
Pero, desde entonces, Hun Sen recuperó protagonismo a través de Facebook mientras utilizaba los tribunales para erosionar a la oposición y a cualquier otra voz crítica en la sociedad civil o en los medios de comunicación.
Hasta llegar a la disolución del CNRP, acusado de «complot» con EEUU. A principios de septiembre el partido ya había perdido a su líder, Kem Sokha, acusado de «traición y espionaje», dos delitos que podrían acarrearle 30 años de cárcel.
EEUU negó estas acusaciones y los defensores de los derechos humanos declararon que Camboya se había convertido de facto en un régimen de partido único.