El M23 niega haberse apropiado de oro de la familia presidencial en el este de la RDC
Nairobi, 24 oct (EFE).- Los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) en el este de la República Democrática del Congo (RDC) negaron este viernes haberse apropiado de 500 kilos de oro pertenecientes a la familia del presidente congoleño, Félix Tshisekedi, en el sitio minero de Twangiza, en la provincia de Kivu del Sur.
En un comunicado difundido en redes sociales, el coordinador político de la AFC/M23 (siglas de la Alianza Río Congo, que incluye al grupo rebelde), Corneille Nangaa, calificó la acusación de «propaganda falsa y burda» y aseguró que la imputación busca desviar la atención de las tragedias humanas causadas por los bombardeos en la zona.
«Lamento tener que responder a esta pregunta cuando civiles acaban de perder la vida en Twangiza debido a los bombardeos con drones del régimen de Kinsasa», declaró el dirigente rebelde.
Nangaa dijo que el sitio minero perteneció inicialmente al consorcio canadiense Banro Corporation antes de ser adquirido por la firma china Baiyin International Investments y que la explotación fue posteriormente comprada por la familia presidencial de la RDC.
El representante del movimiento citó una comunicación de la dirección de Twangiza Mining Company, firmada el 8 de mayo de 2025 por su gerente general, Chao Xianfeng, en la que anunciaba el cese de las operaciones.
En otro documento del 23 de mayo, la empresa habría informado que todo el oro extraído fue trasladado a Kindu, capital de la provincia de Maniema (centro) y un importante punto de tránsito entre las zonas mineras del este y el interior del país, antes de la llegada de las fuerzas del AFC/M23.
Nangaa subrayó que la minería de Twangiza es a cielo abierto y que «es materialmente imposible que la familia Tshisekedi dejara 500 kilos de oro en el sitio».
Añadió que la extracción de oro requiere maquinaria pesada y una infraestructura que su movimiento no posee. «El AFC/M23 es un movimiento revolucionario, no una empresa minera», afirmó.
El dirigente denunció además nuevos ataques con drones en Twangiza en la víspera de su comparecencia, que, según dijo, causaron más víctimas civiles, sin precisar cifras ni ofrecer pruebas.
El conflicto del M23, respaldado por Ruanda -según la ONU y varios países occidentales-, se intensificó a finales de enero pasado, cuando la milicia capturó la ciudad de Goma y avanzó sobre Bukavu.
Las perspectivas de una salida negociada del conflicto se reactivaron con la firma en Washington el pasado 27 de junio de un acuerdo de paz a nivel ministerial entre la RDC y Ruanda.
El 14 de octubre, la RDC y el M23 firmaron en Doha, la capital de Catar, un acuerdo para supervisar un eventual alto el fuego, tras incumplirse el plazo del 18 de agosto para concretar la paz prevista en la declaración de principios firmada por ambas partes el 19 de julio.
Sin embargo, los combates continúan y ambos bandos acusan al otro de violar el alto el fuego.
Desde 1998, el este de la RDC sufre un conflicto alimentado por la presencia de grupos rebeldes y el Ejército, pese al despliegue de la misión de la ONU (Monusco). EFE
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