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El reto de reunir pruebas de gritos o golpes

La foto que acompaña el estudio del Observatorio Suizo de Derecho de Asilo y de Extranjería. © Marine Perret

En Suiza, las mujeres inmigrantes que enfrentan esas agresiones en casa tienen mayor dificultad de reunir las pruebas para demostrar la violencia de las que son objeto, y si no las tienen y se separan del marido antes de cumplir tres años de matrimonio, pierden su permiso de estancia en el país.

El Observatorio Suizo de Derecho de Asilo y de Extranjería presenta un informe con siete casos representativos y concluye que aún las leyes son insuficientes para proteger a las inmigrantes de origen extraeuropeo, víctimas de violencia en el hogar.

“Afortunadamente, la violencia contra las mujeres suscita cada vez más reacciones políticas, como el nuevo convenio del Consejo de Europa en la materia que Suiza planea firmar, aunque primero debe palear ciertas lagunas, como el escaso apoyo a los niños testigos de esa violencia conyugal”, indicó la diputada Maria Roth-Bernasconi, al abordar un tema del que se ocupa desde hace años.

En concreto hizo referencia a los casos en los que “niños de nacionalidad helvética han sido expulsados junto con su madre al país de origen de esta, una violación al Convenio de Derechos del Niño de la ONU y a la jurisprudencia del Tribunal Federal”.

Ella y su excompañera en el Parlamento, Ruth-Gaby Vermot-Mangold, señalaron esas contravenciones al presentar el informe del Observatorio Suizo de Derecho de Asilo y de Extranjería en Berna el pasado lunes.

La investigación, con casos concretos, demuestra las dificultades a las que se enfrentan las inmigrantes que quieren abandonar al esposo violento, especialmente si aún están dentro de los tres primeros años de vida conyugal en territorio helvético. Su permanencia en Suiza depende totalmente de ese contrato matrimonial.

Si en esos primeros 36 meses de matrimonio la mujer es víctima de violencia por parte del marido -ya sea suizo o extranjero- y ella no tiene pruebas para demostrarlo, no podrá obtener la prolongación de su permiso de residir en este país, en caso separarse del autor de la violencia.  

Con frecuencia, obstáculo invencible

La Ley de Extranjería helvética prevé que los y las inmigrantes que sufren este tipo de agresiones pueden permanecer en Suiza tras su separación de la pareja solo si hay pruebas fehacientes de esos abusos. Válidos son los informes de la policía, los certificados médicos o las demandas penales.

Fácil de decir, difícil de reunir. “Se requiere mucho valor para denunciar ante las autoridades la violencia doméstica, incluso también para las suizas, que conocen más o menos sus derechos. Así que hacerlo siendo extranjera, sin conocimientos suficientes del idioma, sin conocer a nadie y para bien o para mal dependiente del marido, requiere casi de esfuerzos sobrehumanos”, anotó Ruth-Gaby Vermot-Mangold, presidenta del Observatorio Suizo de Derecho de Asilo y de Extranjería.

Esta asociación al presentar su estudio también concluye que reunir las pruebas es el principal obstáculo para que estas inmigrantes agredidas obtengan una prolongación de su permiso de estancia en Suiza.

“Así, en medio de la problemática vivida, se suma que estas inmigrantes -que quieren separarse de sus maridos violentos y obtener un permiso propio de estancia en Suiza-, deben comprobar que realmente son víctimas de agresiones. Reunir comprobantes de las heridas resulta difícil porque no se atreven a ir al médico y otro reto más: deben demostrar que han sufrido una cierta intensidad de la violencia. ¡Así no se puede seguir!”, concluye Vermot-Mangold.

Miedo y aislamiento

¿Por qué no se defienden? “Por miedo, por ignorancia de sus derechos y del sistema jurídico suizo y porque no saben cómo, por aislamiento”, responde la autora del informe, Claudia Dubacher, quien advirtió que además ocurre que estas personas afectadas tiene desconfianza hacia la policía, reflejo de sus experiencias en sus países de origen.

¿Cuánta violencia debe aguantar una mujer?

Pero aún pese al coraje de la mujer por denunciar la violencia, en el caso de que ella esté en esa frágil frontera de menos de tres años de matrimonio, hay otro obstáculo por franquear: “La intensidad de la violencia debe ser comprobada. Un asunto de lo imposible”, reclamó Vermot-Mangold.

“Ejemplos de nuestro informe señalan que se les ha negado la prolongación del permiso de estancia a mujeres con pruebas reconocidas de la violencia vivida, como reportes de policía o medidas de protección decretadas y esto debido a la ‘falta de intensidad’ de los ataques”, explicó al respecto Claudia Dubacher.

“Tales decisiones llevan a que el Estado legitime ciertas formas de violencia doméstica, lo que resulta inaceptable y contradice también nuestra Constitución y otros convenios internacionales”, reiteró.

Unánimes, estas tres mujeres advierten que en Suiza lo que falta urgentemente es que todas las entidades confederadas, es decir, cada autoridad cantonal, aplique las disposiciones ya aprobadas a nivel federal, y para ello, “se requiere aún mucho trabajo de información y presión política”.

Y mensaje para las mujeres agredidas: lo único cierto es que por mucho que duela, hay que llamar a la policía, usar esa última fuerza que será una prueba, porque sin pruebas no hay permanencia en el país, ni liberación de ese yugo matrimonial. ¡No están solas!

En 2010, 26 personas murieron por violencia doméstica en Suiza.

En 2010, 15.768 infracciones penales por violencia doméstica, incluidos homicidios y delitos violentos, injurias y amenazas.

En los 53.4% de los casos registrados, la víctima y el autor vivían en una relación de pareja.

(Oficina Federal de Estadística)

De acuerdo a diversos estudios, entre el 10 y 20% de las mujeres en Suiza han vivido durante su vida adulta violencia física o sexual por parte de su pareja.

Entre el 20 y 40% se ha confrontado con violencia psíquica.

Ocurre en el caso de una relación familiar, conyugal o otra similar -existente o ya disuelta- cuando un persona usa violencia física, psíquica o sexual, o amenaza con usarla. (Definición del Servicio Federal de lucha contra la violencia).

Violencia psíquica:

– violencia social: restricciones como la prohibición de autonomía personal y encierros.

– violencia económica: prohibición de trabajar, o realizar un trabajo a la fuerza o la falta de poder compartir los recursos financieros existentes.

Entre más fuerte sea el vínculo entre el autor y el receptor de la violencia, es menor el paso de denunciarlo.

No solo las mujeres sufren violencia doméstica, pero hay una notable laguna en los casos de afectados varones.

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