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En Malaui, los niños rastafari retoman el camino de la escuela pública

Ezaius Mkandawire recoge a su hijo Uhuru en una escuela privada en Lilongwe, en Malaui, el 30 de enero de 2020 afp_tickers

En su escuela primaria en Blantire, Makeda Mbewe, de 8 años, se distingue fácilmente por sus rastas. Obligada durante dos años a ser educada en casa debido a su peinado, finalmente ha podido sentarse con los otros niños.

Su cabellera fue el objeto de una decisión histórica dictada por el Tribunal Superior de Malaui el 14 de enero.

Ese día, la jueza Zione Ntaba ordenó a 6.860 escuelas públicas de todo el país que «permitieran que todos los niños de religión rasta que llevan ‘dreadlocks’ (el cabello tejido y enredado formando una especie de tubo) fueran inscritos».

Antes de la llegada de la democracia en 1994 en Malaui, las rastas estaban prohibidas en este pequeño país del sur de África.

La norma seguía vigente hasta la decisión judicial en las escuelas públicas, con el pretexto de que los niños tenían que tener impecables cortes de pelo.

Las familias rastas recibieron con alivio la sentencia del Tribunal Superior.

«Estoy encantado con esta decisión porque me quita un gran peso de encima», dijo el padre de Makeda, Wisdom Mbewe, cuya denuncia contra el Estado de Malaui con otros 70 padres inició todo el procedimiento.

Durante dos años, «Makeda tomó sus lecciones en casa y me costó mucho», dice este conductor de camiones pesados.

Makeda fue durante un tiempo a una escuela pública, pero al final la presión había sido demasiado fuerte y su familia tuvo que resignarse a retirarla del establecimiento.

«Nos dijeron que le cortáramos el pelo, de lo contrario no sería admitida en la escuela», recuerda Mbewe, de 40 años.

– «Una gran noticia» –

Era imposible enviarla al sector privado, ya que el costo de 210 dólares por año estaba fuera del alcance de este padre de tres hijos.

Sin embargo, un maestro aceptó darle lecciones en su tiempo libre, pagándole en efectivo.

«Fue realmente desalentador. Soy un contribuyente escrupuloso, y sin embargo a mi hijo no se le permitió ir a la escuela pública» gratuita, dijo Mbewe, cuyos ‘dreadlocks’ le llegan a los hombros.

La justicia finalmente le ha dado la razón.

«Es una gran noticia. Estamos muy felices», expresó otro hombre, Ezaius Mkandawire, de 40 años.

«Hemos estado esperando esto durante tanto tiempo. Veinticinco años después de la llegada de la democracia, nuestros hijos aún no podían ir a la escuela», agregó.

«Toda una generación de niños no ha podido ir a la escuela pública», lamentó.

El Tribunal Superior de Malaui finalmente reconoció «la injusticia que sufren muchos niños rastafaris», dijo Anneke Meerkotter, del Centro para la Justicia en África Austral.

– Educación para todos –

Inspirado en la Biblia y la espiritualidad africanista, el culto rastafari, popularizado en la década de 1970 por el cantante jamaicano de reggae Bob Marley, tiene muchos seguidores en todo el mundo.

En Malaui suman unos 15.000 miembros, que a veces son víctimas de discriminación.

La sentencia del Tribunal Superior reconoce el derecho a la educación para todos, celebró Ras Ray Harawa, un representante de la comunidad rastafari en Malaui.

La regla que prohíbe los peinados rasta en establecimientos públicos viola la Constitución del país, señaló por su parte Edge Kanyongolo, profesor de derecho en la Universidad de Malaui.

La ley suprema «garantiza muchos derechos, incluido el derecho a practicar la religión y el derecho a la igualdad», dijo.

Y es precisamente por razones religiosas que los rastafaris dejan crecer su cabello.

«No puedo entender cómo este peinado puede ofender a nadie», dijo Kanyongolo. «Las reglas deben modernizarse para estar en línea con la Constitución, porque la Constitución es la ley suprema», añadió.

La comunidad rastafari espera que esta histórica decisión tenga repercusiones más allá de las escuelas.

Este derecho a la igualdad debe «extenderse al lugar de trabajo (…). Los rastas tienen derecho a un empleo. Si está cualificado, debe poder tener la oportunidad de acudir a una entrevista y ser contratado antes de que se fijen en sus ‘dreadlocks'», dijo la rastafari Limbani Selemani.

Además de ordenar la integración de los niños rastas a la educación pública, el Tribunal Superior de Malaui ordenó al ministerio de Educación que ofrezca cursos de recuperación a los niños que han faltado a la escuela desde septiembre.

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