Errores tácticos de los liberales que dieron la victoria a extrema derecha en Países Bajos
Imane Rachidi
La Haya, 23 nov (EFE).- Si en algo coinciden analistas, partidos y el propio líder islamófobo y euroescéptico Geert Wilders es que la victoria del partido de extrema derecha PVV en las elecciones de Países Bajos es una sorpresa, y muchos acusan al populismo de los liberales sobre el asilo y a su coqueteo con la ultraderecha como los “errores tácticos” responsables de este ascenso.
La inmigración y el asilo determinaron el 80 % de los casi 2,5 millones de votos que recibió el PVV en las elecciones, mientras que el 52,2 % de los 10,4 millones que acudieron a las hurnas consideró clave la inmigración al votar, según encuestas de la agencia Ipsos para la televisión pública NOS y el canal RTL Nieuws.
EFE preguntó a varios analistas sobre los motivos que llevaron al cambio radical en el escenario político neerlandés, tradicionalmente liberal, y coinciden en dos explicaciones: el uso en campaña de la inmigración como gran problema del país, y el coqueteo de los liberales con la extrema derecha de cara a una coalición.
Cuando fue elegida en agosto sucesora de Mark Rutte en los liberales VVD, Dilan Yesilgöz dijo que ya no excluía al PVV como posible socio, levantando el veto que su partido había impuesto sobre Wilders en 2012, cuando forzó la caída del primer gobierno de Rutte.
Esto, junto al populismo sobre el tema migratorio, “allanó el camino a Wilders”, señala Ruud Koole, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Leiden y exsenador laborista.
Legitimado en campaña
El experto neerlandés Diederik Brink, de la Universidad de Ciencias Aplicadas de La Haya, añadió que “nadie vio venir esto” porque las encuestas mostraban que Wilders “tenía algo de impulso” en las elecciones, pero “no tan grande como fue al final”. El PVV se hizo con 37 de los 150 escaños del Parlamento, el doble de lo que tenía hasta ahora.
“El VVD inició su campaña con el colapso de su propia coalición en julio por el tema migratorio, y no se dio cuenta de que la gente confía más en el PVV en esta cuestión, así que trató de moverse hacia la derecha, pero esta era ya una posición dominada por Wilders. Así que hicieron campaña en el territorio del PVV”, señala Brink.
Koole subraya que Yesilgöz “tuvo un rol enorme a la hora de legitimar a Wilders ante algunos votantes” porque, con el veto del VVD, muchos consideraban un “voto perdido” apostar por el PVV, pero al haber esperanzas de que gobernara, el escenario cambió.
“El VVD perdió muchos de sus votantes hacia Wilders y, en gran medida, es culpa del propio VVD. Legitimó a Wilders e hizo que la inmigración dominase la campaña, cuando este es el tema por excelencia de Wilders. El VVD cometió un error, pero nadie esperaba este resultado porque había muchos indecisos hasta última hora”, añadió el exsenador neerlandés.
Brink también tilda de “enorme error estratégico” no vetar al PVV, puesto que “normalizó su comportamiento de los últimos 20 años y aceptó su rol como futuro actor importante” y posible socio de coalición, dando a muchos “un incentivo adicional” para votar al PVV.
Presencia pública
Los partidos de izquierdas también acusaron a Yesilgöz del ascenso de Wilders al haber usado su misma retórica en la campaña y abrirle la puerta del gobierno.
La posición del VVD estuvo acompañada de “una mayor presencia de Wilders en televisión: habló de otros temas más allá del islam, y se presentó como una versión más moderada, aunque no cambió nada en su posición: sigue siendo extrema derecha”, añade Brink.
Koole está de acuerdo en que, durante los debates de los últimos días, Wilders “aprovechó la oportunidad dada por el VVD y se presentó como una especie de candidato moderado”, y prometió “aparcar un tiempo” los puntos más sensibles. “Eso convenció a muchos indecisos”, dice.
“Fue un error táctico. Hubo gente que advirtió de que esto ayudará a Wilders, pero nadie se esperaba semejante resultado. El PVV ha sido muy inteligente: se le abrió la puerta y él se mostró receptivo, diciendo que quiere ser primer ministro de todos, pero al mismo tiempo habló de ‘tsunami del asilo’”, advirtió Koole, quien define a Wilders como “un lobo con piel de cordero” porque “no ha cambiado de opinión”.
La mitad de los votantes pueden tolerar a Wilders como primer ministro, según dos encuestas de medios locales. En la agencia Ipsos, solo un 30 % rechazó de forma tajante la posibilidad de que el PVV esté en el gobierno. EFE
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