¿El papel de la ONU sigue siendo relevante en Oriente Próximo?

Marginada por Israel y Estados Unidos en el conflicto de Oriente Próximo, la ONU cuenta con poco margen de maniobra. Aunque, según los expertos, sin la organización internacional no hay solución a largo plazo.
En enero, Estados Unidos, Egipto y Qatar negociaron el frágil alto el fuego de dos meses entre Hamás e Israel. Aquel alto el fuego pretendía poner fin a la guerra en tres fases. No participó en el proceso Naciones Unidas —históricamente líder en las mediaciones de paz en la región—.
No hay señales de que la guerra entre Hamás e Israel, desencadenada por el ataque a Israel del grupo militante palestino hace unos 19 meses, vaya a terminar. Analistas y observadores señalan que la ONU podría contribuir más a resolver el conflicto. La organización tiene capacidad para respaldar una solución política, cuenta con fuerzas de paz, puede distribuir ayuda humanitaria y apoyar sentencias de derecho internacional jurídicamente vinculantes.
En las negociaciones sobre Oriente Próximo, que a menudo se llevan a cabo de manera bilateral al margen del sistema multilateral, sin embargo, la ONU se ve cada vez más marginada. Y esto se debe a la creciente desconfianza de Israel hacia las Naciones Unidas.
«Históricamente la ONU siempre ha intervenido en resolver el conflicto de Oriente Próximo», afirma Marc Finaud, investigador del Centro de Política de Seguridad de Ginebra (GCSP) y antiguo diplomático francés.

En 1947, la Asamblea General de la ONU decidió dividir Palestina en un Estado judío y otro árabe. Esta decisión permitió a Israel declarar legítimamente su independencia. «[Para la ONU] La partición de Palestina fue la base para una solución al conflicto de Oriente Próximo», dice Finaud.
Desde entonces, la ONU ha participado en todos los grandes intentos de resolver el conflicto e interceder por la paz mediante resoluciones o a través del trabajo de sus organismos sobre el terreno. Esto ha resultado más o menos eficaz, dependiendo de si en el Consejo de Seguridad tenía el apoyo de las principales potencias geopolíticas, es decir, Estados Unidos, China y Rusia.
Israel contra la ONU: una desconfianza creciente
En 1967, cuando Israel ocupó Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la primera gran resolución tras la Guerra de los Seis Días. Aquella resolución sentó las bases de una solución política y jurídica para resolver el conflicto.
«La base más importante (para una solución política y legal del conflicto) mencionada en la resolución era la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por medio de la guerra», explica Finaud, que añade que esto viola la Carta de la ONU.
Como en aquel momento ningún Estado miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU vetó la decisión, el enfoque multilateral se simplificó. Según Finaud, a pesar de la Guerra Fría, existía una especie de consenso entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. «Esto fortaleció a la ONU», cuenta.
En numerosas resoluciones desde entonces, los Estados de la ONU han pedido a Israel que ponga fin a la ocupación, detenga la construcción de asentamientos y le han recordado sus obligaciones en virtud del derecho internacional. Asimismo, muchos informes de expertos independientes de la ONU han criticado las violaciones de derechos humanos que comete Israel, que incluyen detenciones arbitrarias, torturas, homicidios ilegítimos y castigos colectivos.
Israel, cuando se le acusa de infringir el derecho internacional y el derecho internacional humanitario, a menudo ha invocado razones de seguridad y el derecho a defenderse.

Según Finaud, Israel ya no confía en la ONU, puesto que, en repetidas ocasiones, la Asamblea General se ha pronunciado a favor de la solución de los dos Estados. La desconfianza de Israel ahora se ha extendido a las organizaciones humanitarias de la ONU, a las que no permite trabajar libremente desde el comienzo de la guerra en Gaza.
Entre el 2 de marzo y el 19 de mayo de 2025 Israel bloqueó completamente la entrada de ayuda en la franja. Lo cual provocó la condena enérgica de la ONU y de otros países, como Francia y el Reino Unido. En la cumbre de la Liga Árabe celebrada a principios de marzo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reiteró que la entrega de ayuda humanitaria es innegociable.
Según el derecho internacional humanitario, rechazar la entrega de ayuda humanitaria es un crimen de guerra. Israel dice que Hamás está acaparando ayuda, pero Hamás lo niega.
«El actual Gobierno israelí no está interesado en los esfuerzos de resolución de conflictos que lidera la ONU», reconoce a SWI swissinfo.ch Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados y antiguo subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios.
Desde que Israel rompiera el alto el fuego el 18 de marzo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha intensificado los ataques contra Gaza prometiendo hacerse con todo el enclave en un intento de derrotar definitivamente a Hamás.
Israel ha comenzado a privatizar la ayuda humanitaria que hasta ahora entregaba y gestionaba sobre todo la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Desde finales de octubre del año pasado Israel ha prohibido que la UNRWA opere en los territorios palestinos ocupados.
Las negociaciones bilaterales prevalecen
«Los dos actores más poderosos, Israel y Estados Unidos, no quieren trabajar con la ONU», señala Cyrus Schayegh, profesor de Historia y Política Internacional en el Instituto Universitario de Ginebra.
La actual Administración estadounidense liderada por Donald Trump tiene poco en cuenta el multilateralismo. «Trump cree que las relaciones internacionales deben estar dirigidas por negociaciones bilaterales entre gobiernos», afirma Schayegh.
En opinión de Egeland, la ONU se limitará a su papel de coordinador humanitario y guía normativo para los Estados miembros. Y manifiesta que dependerá de Estados Unidos, los países del Golfo y los países europeos facilitar los acuerdos de paz. Pero los expertos creen que para aplicarse cualquier solución de paz futura necesitarían el respaldo y el apoyo de la ONU.
«Un marco político para resolver el conflicto de Oriente Próximo solo puede definirse mediante una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Las bases para ello pueden prepararse o reforzarse, como con el apoyo al alto el fuego en enero de este año por parte del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU», afirma Finaud.
Egeland también considera que las resoluciones del Consejo de Seguridad son importantes para legitimar posibles acuerdos de paz y crear un marco para su aplicación, siempre que estén de acuerdo todos los miembros del Consejo.

El secretario general de la ONU también tiene autoridad moral y puede apoyar con lo que se conocen como medidas de fomento de la confianza, o medidas adoptadas para crear confianza entre las partes en una situación de conflicto.
«La ONU puede hacer mucho si se le pide que promueva medidas de confianza —como el intercambio de prisioneros— y acuerdos humanitarios», apunta Egeland, que agrega que estos podrían ser los primeros pasos hacia una solución política global y esperada. Pero incluso estas medidas son cada vez más difíciles. Un día después de romper el alto el fuego, Israel mató a un empleado de la ONU e hirió a otros cinco en un ataque contra el complejo de la ONU en Gaza, claramente señalizado. La ONU condenó el ataque y desde entonces ha decidido retirar de la zona a un tercio de los aproximadamente 100 empleados internacionales.
Desarrollar el derecho internacional
En el plano jurídico, existen varias formas en las que la ONU puede influir en el resultado del conflicto. La Corte Penal Internacional (CPI), que colabora estrechamente con la ONU, emitió una orden de detención por crímenes de guerra contra el presidente ruso Vladimir Putin, después de que Rusia iniciara la guerra contra Ucrania en febrero de 2022, y contra Netanyahu por crímenes de guerra cometidos en Gaza entre octubre de 2023 y mayo de 2024. Para Finaud, esto demuestra que el tribunal está al servicio de la ley y que nadie está por encima de la ley.
En julio de 2024, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal de la ONU, en una opinión consultiva dictaminó que la ocupación israelí de los territorios palestinos es ilegal. Como novedad, también pidió a Israel que evacuara de Cisjordania a más de medio millón de colonos.
«El tribunal sigue desarrollando la ley», afirma Finaud quien añade que la CIJ reafirmó lo que la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU ya habían confirmado. Esta sentencia para los juristas internacionales es importante, ya que en las futuras negociaciones sobre una solución al conflicto de Oriente Próximo debe tenerse en cuenta.
«La decisión de la CIJ proporciona la base jurídica que califica esta situación de ocupación, por lo que la única solución es la retirada de las fuerzas armadas. El principio es que Israel y Palestina coexistan dentro de sus fronteras reconocidas», indica Finaud.
Finaud se refiere a las fronteras de 1967, también llamadas Línea Verde. Netanyahu, sin embargo, en repetidas ocasiones ha declarado que rechaza la creación de un Estado palestino.
Editado por Imogen Foulkes. Adaptado del inglés por Lupe Calvo / CW.

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