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La populista BSW: gobierna en dos regiones, pero teme no entrar al Parlamento

Céline Aemisegger

Berlín, 17 feb (EFE).- La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), formación populista de izquierdas, es hoy uno de los partidos con más éxito en la política alemana, teniendo en cuenta que nació hace poco más de un año. Pero, pese a un auge inicial que le ha permitido participar en los gobiernos de dos estados federados, teme quedarse en las puertas del Parlamento.

En la Cámara Baja germana o ‘Bundestag’, BSW tiene actualmente 10 diputados, incluida su carismática líder, Sahra Wagenknecht. Pero no entraron bajo las siglas de la fuerza homónima, sino como parte del partido La Izquierda o ‘Die Linke’, de la que se escindieron.

Actualmente, cuatro encuestas de intención de voto ven al partido dentro de la Cámara Baja después del 23 de febrero y cuatro fuera.

¿Dentro o fuera?

La BSW cuenta con entre un 4 % y un 6 % de apoyo, según diferentes encuestas de intención de voto, al filo de la representación en el ‘Bundestag’, donde necesitaría un 5 % para entrar.

Wagenknecht ya ha admitido que, de no lograr entrar en el Hemiciclo por primera vez como BSW, tendrá que replantearse su futuro, pues sin presencia en el ‘Bundestag’ una fuerza no tiene suficiente poder para impulsar cambios a nivel nacional, afirmó.

En todo caso, el último año ha sido un maratón para la líder del BSW, especialmente tras convocarse de forma anticipada los comicios generales a raíz de la ruptura del Gobierno de coalición tripartito liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz.

En doce meses, ha creado 16 agrupaciones regionales del partido, una para cada estado federado, y ha participado en tres elecciones regionales y en las elecciones europeas.

La BSW arrancó su trabajo gracias a una donación considerable, y a lo largo de 2024 tuvo a su disposición entre seis y siete millones de euros, frente a los entorno a 140 millones con los que han contado otras fuerzas.

«Tenemos que hacer campaña electoral al ‘Bundestag’ (Cámara Baja) sin poder gastar a lo grande», señaló Wagenknecht a la emisora de radio ‘RBB’.

El BSW empezó con mucho ánimo la campaña, ya que el partido logró en otoño pasado buenos resultados en el este de Alemania y consiguió así -y gracias al cordón sanitario impuesto por los demás partidos a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)- ser clave en la formación de dos de los tres gobiernos regionales que salieron de las urnas.

La fuerza de Wagenknecht, quien se caracteriza por su impoluta imagen con su eterno moño, gobierna en coalición en los estados federales orientales de Brandeburgo y Turingia con las fuerzas tradicionales Unión Cristianodemócrata (CDU) y el Partido Socialdemócrata (SPD), tras lograr casi un 14 % y un 16 % de los votos respectivamente en las regionales de septiembre.

Esto se debe, según el politólogo Nils Diederich, de la Universidad Libre de Berlín, a la «flexibilidad» de la formación, cuyo programa contiene tanto elementos de izquierda como conservadores, lo que puede ser visto como «un milagro de la evolución política actual».

Un partido flexible con elementos de derecha e izquierda

De acuerdo con el analista Wolfgang Merkel, del Centro de Investigación en Ciencias Sociales de Berlín (WZB), BSW coincide con los conservadores de la CDU, por ejemplo, en restringir la inmigración, aunque no mantienen coincidencias en política exterior o en materia social, económica o política de redistribución, ámbitos en los que esta formación se sitúa en la izquierda.

En las elecciones generales, Wagenknecht quiere ganar puntos con los votantes en temas como la economía y las infraestructuras.

Ella propone aliviar la carga de las pequeñas y medianas empresas y «gravar de forma más justa» los grandes patrimonios. También considera que el Estado debe preocuparse más por modernizar las infraestructuras, tras años de abandono y falta de inversión.

En política exterior y de defensa, el BSW se ve como un partido favorable a «la paz», pues está en contra de la guerra rusa en Ucrania, aunque a esta formación se la considera a menudo afín a Rusia, por no querer armar a Kiev, y demasiado ingenua en sus aspiraciones pacíficas.

Aunque el partido no será decisivo en las elecciones generales ni para la formación del próximo Gobierno, ya es un logro que en poco más de un año desde su creación haya logrado labrarse un hueco en la política germana. EFE

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