Brasil y los desafíos de los movimientos sociales
Con grandes posibilidades de ser reelecto por un nuevo período el próximo 1o de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva, se confronta a complejos desafíos.
Debate en Berna en el marco del ciclo de conferencias ‘Cambio de rumbo en América Latina’.
Esta serie de seis seminarios que se realiza en septiembre y octubre en el «Kafigturm» capitalino – Foro político de la Confederación-, es organizada por tercer año consecutivo por la Asociación Latinoamérica-Suiza (ALAS).
En este marco, una cincuentena de participantes, suizos y latinoamericanos, analizaron la noche del jueves 14 de septiembre, la temática brasilera, desde la perspectiva de la «Participación de la sociedad civil en el proceso de construcción de una sociedad justa y equitativa».
«Reelección casi segura»
Todas las encuestas indican hasta el presente «que la reelección de Lula a la presidencia de Brasil es un hecho casi confirmado», señaló Rui Martins, periodista brasileño residente en Suiza y corresponsal para diversos medios de Portugal y Brasil.
Para Martins «incluso no se necesitará llegar a una segunda vuelta ya que, de confirmarse la tendencia actual, Lula recibiría alrededor de 50% de los votos. En todo caso, más que todos sus concurrentes juntos», dejando muy por detrás al segundo candidato mejor ubicado.
Las encuestas electorales en la segunda semana de septiembre eran contundentes. Otorgaban a Lula el 48% de las intenciones de voto. A Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasilera (PSDB), el 27%. La senadora Heloisa Helena Lima, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) -disidente del Partido de los Trabajadores- lograba un 9% en tanto Cristovam Buarque, del partido Democrático Laborista, sólo alcanzaba el 1%.
¿Cómo explicar este resultado a pesar de la crisis de corrupción que atravesó el gobierno brasilero durante buena parte del año pasado?, se pregunta el corresponsal acreditado tanto antes las autoridades helvéticas como ante las Naciones Unidas en Ginebra.
Y la respuesta incluye dos tesis principales: por una parte, el carisma de Lula especialmente entre los sectores más empobrecidos del país y, por otra parte, la concretización de avances importantes en la política social impulsada por el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), en el poder.
A través de planes de redistribución del ingreso, tales como ‘Hambre Cero’; la ‘Bolsa de Familia’, que beneficia a varios millones de personas en la mayoría de los municipios de todo el país y las becas escolares. «Sin olvidar el aumento del salario mínimo, que implica el mejoramiento del poder adquisitivo y de la alimentación para una parte importante de la capa de los más pobres», explica Martins.
«Lula no tiene el poder»
Para el experto brasilero Eber Ferrer, durante 4 años coordinador en la sede romana de Caritas Internacional de los proyectos para Latinoamérica y el Caribe, «Lula está en el poder pero no tiene el poder».
Es decir, «no controla las estructuras de poder», que siguen perteneciendo a banqueros, industriales, empresarios, fuerzas armadas, instituciones religiosas, los grandes medios de comunicación, por citar sólo algunos de los principales actores.
«Lula es instrumentalizado por esos grandes señores», insiste el experimentado analista que se desempeñó entre 1985 y 1996 como responsables de proyectos de Caritas Suiza.
Señalando así las grandes contradicciones que confronta el actual mandatario brasilero, «que con una política exterior muy interesante», implementa, internamente una gestión económica que no beneficia estructuralmente a los sectores populares que son los predominantes.
«La pirámide del desequilibrio social sigue marcando la realidad», enfatiza Ferrer al apoyo de números. «Entre un 3 y un 5% de la población es extremadamente rica y controla el poder económico; un 25% pertenece a los diversos sectores medios y el resto, un 70% son los pobres», indica.
En la base de la pirámide, «los más empobrecidos, los casi totalmente excluidos, los sin techo, sin tierra, sin salario», sostiene.
¿Alternativas para modificar esta realidad?, se pregunta Ferrer. «Consolidar la participación popular, dinamizar la sociedad civil brasilera, activar las bases sociales», como clave de una nueva dinámica, la única viable para encontrar respuestas efectivas a «la situación tan grave que vive hoy Brasil», concluye el analista.
«¿Oportunidad desperdiciada?»
«Lula no tenía la conciencia suficientemente clara de su misión histórica», sentencia por su parte el destacado religioso brasilero Leonardo Boff, uno de los padres fundadores de la ‘Teología de la Liberación’.
Entrevistado por swissinfo previo al seminario de Berna, Boff entiende que la preocupación inicial de Lula «fue la de salvar al país de un desastre económico inminente, en detrimento de las grandes reformas estructurales, que eran las que en realidad podían salvar la nación del desastre».
Y es al teólogo y amigo personal del actual presidente brasilero, de considerar como positivos, aunque insuficientes, algunos planes sociales en ejecución. Tales como ‘Bolsa de Familia’, ‘Luz para todos’; el apoyo a la agricultura familiar; el proyecto de construir un millón de cisternas en las regiones del semiárido…
¿Principal limitación de la gestión del actual Gobierno?, interroga swissinfo. «A mi juicio la de descolgarse de los movimientos sociales que eran su base real. Prefirió optar por una base de apoyo parlamentaria articulada con partidos que no tienen nada que ver con los ideales del Partido de los Trabajadores», concluye Boff.
swissinfo, Sergio Ferrari
El ciclo de conferencias organizado cada año por ALAS en Berna, constituye ya un punto de referencia para la reflexión sobre Latinoamérica en Suiza.
Importantes ONG sostienen esta iniciativa. Entre ellas Swissaid, Cruz Roja Suiza, Brigadas por la Paz, Pan para el Prójimo, E-changer, Caritas, Incomindios, Acción Cuaresmal, el Grupo de Trabajo Suiza Colombia y la Iglesia reformada de tres cantones.
ALAS, sin estructura profesional y con una activa base de benévolos, organiza desde el 2005 en Berna el festival de cine ‘Filmar en América Latina’.
Brasil, con una superficie de más de 8 millones de kilómetros cuadrados y una población superior a los 180 millones de habitantes, es hoy el país sudamericano más poderoso.
Participa, de igual a igual, junto con la Unión Europea, Estados Unidos y algunas otras naciones «emergentes» como India, entre los actores «de peso» en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Las contradicciones internas son significativas. Mientras el Gobierno brasilero transfiere 10 mil millones de reales (1 franco suizo en torno a los dos reales) a sus diversos proyectos sociales; destina catorce veces más, es decir 140 mil millones de reales, al sistema financiero que le presta el dinero necesario al Estado para pagar sus cuentas gubernamentales.
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