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El Parlamento avala reglas más estrictas para la banca

Más capital propio para asegurar la estabilidad de los grandes bancos. Keystone

Las dos cámaras del Legislativo suizo acordaron una serie de reformas que endurecen la regulación vigente para bancos considerados ‘too big to fail’ (demasiado grandes para quebrar).

El objetivo en la mira: evitar que el Estado vuelva a confrontarse al rescate de un banco en riesgo de bancarrota en un contexto de crisis.

Tras una dura negociación celebrada durante el recién concluido periodo de sesiones de otoño, el Parlamento suizo acordó imponer a los bancos la obligación de garantizar reservas de capital equivalentes al 19% de los activos riesgosos de los bancos. Una medida para asegurar que estarán en condiciones de enfrentar nuevas crisis sin que el sistema de pagos se colapse y la solvencia de los bancos esté en riesgo.

Las medidas, en línea con los intereses del Gobierno, son al menos dos veces más estrictas que las pactadas por los reguladores internacionales para los bancos too big to fail, esto es, demasiando grandes para permitir su quiebra, ya que su existencia es vital para sus economías.

Los partidos del centro destacaron el liderazgo que Suiza juega con la aplicación de medidas más estrictas para garantizar la solvencia y competitividad del sector financiero.

El Partido Socialista (PS) celebró esta decisión al considerarla un “primer paso” en la dirección correcta y argumentó que “el riesgo que imprime el mal funcionamiento de un gran banco a la economía es muy elevado”.

Sin embargo, en nombre del PS, Susanne Leutenegger Oberholzer exhortó a endurecer aún más las reglas bancarias para evitar que “los grandes bancos tomen a Suiza como rehén” en tiempos de crisis.

Banca de inversión

Leutenegger Oberholzer propuso prohibir a las grandes instituciones de crédito la operación de la banca de inversión, una iniciativa que no logró el consenso necesario. La diputada  afirmó que no quitará el dedo del renglón y que insistirá en este tema, y destacó que las recientes pérdidas por 2.300 millones de dólares anunciadas por el UBS –después de que uno de sus corredores en Londres realizara operaciones fuera de la ley- son una muestra clara de la necesidad de acotar la operación de los bancos.

La Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora) rechazó esta iniciativa por considerarla “sobre-reguladora y dañina de la competitividad”.

“Llamamos al Gobierno a presentar planes para escindir la banca de inversión de otras unidades para evitar que los grandes bancos incurran en riesgos que no sean capaces de calcular y manejar”, dijo Martin Baltisser, secretario general de la UDC.

 

“Si bien se han reducido los riesgos, el problema central no se ha resuelto. En caso de insolvencia bancaria, el Estado aún está comprometido a salir al rescate de las instituciones. Por ello, queremos medidas de corte estructural que permitan dividir a los grandes bancos en unidades de operación independientes, o si no la creación de una estructura matriz que permita manejar de otra forma las pérdidas”, explicó.

El Partido Verde, por su parte, argumentó que quería que el Gobierno prepare propuestas para terminar con la banca universal para crear unidades independientes.

Estabilidad

El Partido Demócrata Cristiano (PDC, centro derecha) calificó de “ejemplar” el proyecto discutido y aprobado en el Legislativo. Y se dijeron satisfechos de que tanto las demandas de la derecha como las solicitudes de la izquierda fracasaran en su intento por ganar votos y obtener la mayoría.

“Haber prohibido la banca de inversión habría sido una medida puramente populista que no creaba más seguridad”, señalaron en un comunicado.

En el mismo tono, el diputado Philipp Müller, del Partido Liberal Radical (PLR, derecha liberal), dijo que prohibir la banca de inversión no forzosamente sería el camino correcto para prevenir daños mayores.

“Incluso con un número elevado de restricciones siempre existe la posibilidad de que los banqueros con intenciones de violar la ley encuentren lagunas”, advirtió.

Por su parte, la Asociación Suiza de Banqueros (ASB) se opuso a la propuesta de terminar con la actual banca universal, ya que esto representaría un perjuicio para los clientes. La estructura actual, expresó, permite a los grupos financieros ofrecer un amplio abanico de servicios a sus usuarios.

“Es un modelo propicio para la existencia de bancos estables y diversificados”, afirmó Sindy Schmiegel, portavoz de la ASB.

Asimismo, la ASB acogió con satisfacción la llegada de una nueva regulación para los bancos, incluida la revisión constante que se propone y que prosperó pese a la oposición del Gobierno.

Una reforma que garantizará, según los banqueros, “un balance correcto entre la estabilidad del sistema financiero y la competitividad internacional para los grandes bancos”.

Endurecer las reglas

Durante los debates en las cámaras baja y alta fluyeron propuestas, de los socialistas y los Verdes, que fueron rechazadas.

Por ejemplo, la mayoría del Parlamento rechazó una propuesta para prohibir a los principales bancos operar en la banca de inversión e imponer restricciones a actividades como el corretaje. También fue desechada la propuesta de imponer niveles mínimos de liquidez en función de los activos totales del banco, y no en función de los activos en riesgo.

En tanto, la UDC vio refutada su petición de que el UBS y el Credit Suisse estuvieran obligados a escindir sus divisiones de banca de inversión con respecto a la división de gestión de fortunas.

Confianza

Fueron necesarias varias rondas de intenso estira y afloja entre las dos cámaras hasta conseguir un acuerdo el jueves pasado (29.09).

Durante su participación, la ministra de Finanzas, Eveline Widmer-Schlumpf, aseguró que la existencia de leyes más estrictas ayudará a restaurar la confianza que perdió la plaza financiera suiza:

“Consideramos importante dejar a los bancos en libertad para emprender, pero imponiendo restricciones mínimas e indispensables. Las necesarias para evitar crear problemas que en el futuro sea el Estado o los contribuyentes quienes paguen por errores de las instituciones. Es posible que esto se traduzca en rendimientos menores (para los clientes), pero es un marco que creará un entorno estable, seguro y fiable. Y esto restaurará paulatinamente la confianza en el sector financiero, algo fundamental para la banca suiza”.

Cabe recordar que en la cima de la crisis financiera, durante el otoño de 2008, el Gobierno suizo rescató al UBS con un multimillonario paquete después de que el banco se viera confrontado a pérdidas importantes debido a las posiciones que había asumido en años previos de créditos hipotecarios estadounidenses.

El Gobierno debió tomar las riendas del problema porque en el momento del rescate, los activos sumados de los dos principales bancos de Suiza, UBS y Credit Suisse, eran más de cuatro veces superiores al PIB helvético íntegro.

Los principales bancos tendrán que registrar un índice de capitalización Tier 1 equivalente al 10% de los activos de mayor riesgo de su cartera, más un 9% adicional en otras formas de capital, bajo la fórmula de bonos contingentes convertibles (CoCos).

Dicho requerimiento de capital del 19% -para cubrirse contra activos riesgosos que pudieran provocarles quiebras- es el doble del porcentaje sugerido por los supervisores internacionales, contenidos en el llamado Acuerdo de Basilea III.

La legislación aprobada por el Parlamento suizo entrará en vigor en 2012.

El Comité de Supervisión Bancaria Internacional, que incluye a reguladores financieros y bancos centrales de 27 países, fijó en Basilea, en septiembre de 2010, nuevas reglas para fortalecer a los bancos de gran talla y blindarlos contra futuras bancarrotas.

Las llamadas Reglas de Basilea III exigen a los bancos aumentar el colchón financiero que disponen en caso de nuevas crisis sistémicas y quiebras potenciales. 

Basilea III exige a los grandes bancos una reserva equivalente a 4,5% de sus activos en riesgo (Tier 1) para 2013, a la que se sumará otra “reserva emergente” de 2,5%.Y para las el 2019 las reglas serán aún más estrictas.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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