Polonia afronta elecciones europeas con miedo a interferencia rusa y baja participación

Miguel Ángel Gayo Macías

Cracovia (Polonia), 28 may (EFE).- Con la vuelta al poder de Donald Tusk una Polonia más cercana a Bruselas encara las elecciones europeas con inquietud por la influencia de la propaganda prorrusa y el objetivo de incentivar la participación de los electores.

El contexto de la guerra de Ucrania es, con sus múltiples implicaciones, el gran tema que condiciona la campaña de las europeas en Polonia.

Encuestas recientes indican que «la seguridad militar» es la principal ventaja que los polacos obtienen de su pertenencia a la Unión Europea (UE), por delante de la libertad para viajar o trabajar en cualquier país comunitario.

De igual modo, y tal como se ha alertado repetidamente desde el Gobierno, las supuestas campañas de desinformación instigadas por Rusia habrían hecho mella en el espíritu paneuropeo de los polacos y, si hasta hace poco, Polonia era el país más europeísta de la UE, con un 90 % de apoyo entre la población, ese porcentaje ha descendido hasta el 72 %.

Los electores polacos han sido convocados a las urnas otras dos veces en los últimos seis meses, lo que podría provocar cierta «fatiga electoral» y arrojar una participación aún más baja que la de 2019, cuando solo el 45,7 % acudió a votar.

Tusk ha convocado para el 4 de junio una manifestación en Varsovia para animar a los ciudadanos a «conservar lo conseguido» hace 20 años con la adhesión a la UE: «libertad, Occidente».

Además ha nombrado a cuatro exministros y a seis viceministros en la lista de candidatos al Parlamento Europeo (PE), en un intento de presentar caras conocidas al electorado.

La oposición euroescéptica espera buenos resultados

Por su parte, el partido que gobernó hasta hace seis meses, el euroescéptico Ley y Justicia, cuyo electorado rechaza en un 40 % la pertenencia a la UE, ha redoblado su discurso contra Bruselas.

Acusa a las instituciones comunitarias -, en palabras de su líder, Jaroslaw Kaczynski- de «querer destruir la religión» católica, convertir «a las personas en animales» y de estar dirigida por una élite «burócrata y amoral que limita la libertad de expresión y crítica».

Actualmente, 25 de los 51 eurodiputados polacos pertenecen a Ley y Justicia, mientras que la Plataforma Cívica de Tusk solo tiene 13.

La victoria en las elecciones generales polacas de octubre de 2023 de una coalición europeísta y liberal ha supuesto un vuelco en la política doméstica polaca, pero parece haber perdido fuerza el impulso del «espíritu de octubre» que Tusk invoca para tratar de repetir el éxito en las europeas.

En las recientes elecciones locales Ley y Justicia fue la formación que obtuvo más apoyo en todo el país.

Polonia necesita a Europa y viceversa

Todos los gobiernos europeístas se apresuraron a dar la «bienvenida de nuevo» a una Polonia proeuropea y dispuesta a reintegrarse plenamente en la dinámica comunitaria, y Bruselas premió la llegada de Tusk con la ansiada liberación de los fondos de recuperación y con la promesa de poner fin a los procedimientos contra Varsovia en base al artículo 7.

Por otro lado, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, tiene en Tusk a uno de sus principales aliados y partidarios en la campaña por su reelección como candidata principal del Partido Popular Europeo (PPE).

Además, la apuesta de Tusk por reactivar el Triángulo de Weimar, que integra a polacos, alemanes y franceses, en detrimento del centrífugo Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, Chequia y Eslovaquia), es un gesto muy bienvenido por una UE necesitada de unidad y estabilidad.

Sin embargo, Tusk, al igual que hizo la oposición, se opone a recibir inmigrantes, rechaza el Pacto Verde, no piensa adoptar el euro a corto ni medio plazo y apenas ha comenzado a diseñar una reforma judicial que reinstaure plenamente el Estado de Derecho.

Polonia presidirá la UE en el primer semestre de 2025, pero parece incierto si lo hará con una mayoría de eurodiputados eurófobos. EFE

mag/cae/jgb