Las siete votaciones más extravagantes de la historia de Suiza

Armin Capaul, impulsor de la iniciativa «Vacas con cuernos», promovió su causa de una manera abierta con la que conquistó el corazón del público suizo. Keystone / Laurent Gillieron

La gran mayoría de las votaciones populares del mundo se celebran en Suiza. No es de extrañar, por tanto, que entre ellas surjan propuestas de lo más peculiares: no al ruido de cazas de combate en localidades turísticas, a las autopistas vacías o a las vacas sin cuernos.

Si desea recibir las últimas noticias sobre España e Hispanoamérica en la prensa suiza, suscríbase a nuestro repaso de prensa semanal.

Suiza es el paraíso de los derechos del pueblo.

Se somete a voto toda idea que sea respaldada por 100.000 personas y toda propuesta de ley a la que se opongan al menos 50.000 personas con derecho a voto. Siempre que el Gobierno y el Parlamento quieran cambiar la Constitución, se celebra una votación.

Desde 1848, el pueblo suizo ha participado en más de 650 decisiones. Presentamos aquí las más curiosas y aquellas que resultan más peculiares desde el punto de vista actual.

7. Nuevo derecho matrimonial (1985)

Como ejemplo de muchas votaciones que hacen pensar que no ha llovido tanto desde algunos cambios, presentamos la votación sobre el nuevo derecho matrimonial de 1985. Antes de esa fecha, el marido era el único que podía tomar decisiones. Podía rescindir el contrato de alquiler o vender la casa sin que la mujer tuviera ni voz ni voto. Incluso administraba los bienes que ella aportaba al matrimonio. Además, el esposo podía prohibir trabajar a la esposa.

El Gobierno y el Parlamento querían cambiar esta situación, pero fue necesario votar porque un comité conservador convocó un referéndum.

En septiembre de 1985, el 54 % del electorado votó a favor del nuevo derecho matrimonial y sucesorio. Si sólo hubieran votado los hombres, se habría mantenido el antiguo derecho matrimonial.

6. Iniciativa «Doce domingos al año sin vehículos de motor ni aviones» (1978)

Las imágenes de 1973 de las autopistas suizas vacías aún resultan impactantes. Durante la crisis del petróleo, los tres domingos sin coches fueron un intento de ahorrar recursos.

Un grupo de estudiantes quería que esta fuera la nueva normalidad suiza. El segundo domingo de cada mes no sólo se querían prohibir los coches, sino todo el tráfico motorizado «por tierra, mar y aire». Dado que la iniciativa pretendía precisarlo todo en la Constitución, hoy las bicicletas eléctricas también estarían prohibidas. Los «vehículos con motor auxiliar» estaban explícitamente incluidos.

Con la afición que hay en Suiza por el ocio deportivo, de haber sido aprobada esta iniciativa, no habrían tardado en aparecer libros como Rutas en bicicleta por el carril de adelantamiento, Las doce caminatas más bonitas por la autopista y –para las almas contemplativas– Retiros en la mediana.

Sin embargo, no llegaron tan lejos las cosas. A favor de la iniciativa de doce domingos al año sin vehículos de motor ni avionesEnlace externo se mostraron pequeños partidos de derecha, izquierda y centro, pero más del 63 % de las personas que votaron en mayo de 1978 lo hicieron en contra.

5. Iniciativa para prohibir la absenta (1908)

El «pánico moral» de los albores del siglo XX ha llevado a la juventud suiza de principios del XXI a creer que la absenta era comparable a la cocaína o al LSD.

Este licor de alta graduación puede volver a adquirirse legalmente en Suiza desde marzo de 2005. Con ello se ponía fin a una «regulación especial desfasada», según indicó la Oficina Federal de Salud PúblicaEnlace externo a principios de febrero de 2005. No obstante, como cabe esperar del aparato burocrático, señalaron puntillosamente: «La absenta seguirá siendo ilegal hasta el 1 de marzo de 2005».

Tras un infanticidio y un feminicidio cometidos bajo los efectos de la absentaEnlace externo, en 1905 se produjeron peticiones y prohibiciones en algunos cantones. Esta dinámica fue impulsada por organizaciones que luchaban contra el alcoholismo o incluso promovían la abstinencia, y por el lobby del vino y la cerveza, al que le molestaba que la absenta fuera más barata que sus bebidas.

A nivel político, los socialdemócratas y los conservadores católicos apoyaron la iniciativa. La disputa por el «hada verde» se encendió principalmente en la Suiza francófona. Sin embargo, proporcionalmente, fueron muchos suizos de habla alemana y de la región oriental quienes quisieron quitarles el alcohol a los habitantes de la Suiza francesa.

En los cantones de Nidwalden y Grisones, más del 80 % (sólo hombres por aquel entonces) votaron a favor de la prohibición de la absenta. En toda Suiza, más del 63 % de los votantes apoyó la propuesta en julio de 1908.

4. Aumento del límite máximo de apuesta en los juegos de los casinos (1958)

He aquí otra votación perteneciente a la categoría de «discusión nacional sobre adicciones insanas». Los casinos estaban prohibidos en Suiza desde 1874. Tras un continuo tira y afloja en la década de los años veinte, en 1928 se estableció un límite máximo de apuesta que hoy parece digno de unos padres estrictos limitando la paga: dos francos por ronda.

La votación supuso, a finales de los años cincuentaEnlace externo, toda una liberación para los aficionados a los juegos de azar: desde entonces se les permitió apostar cinco francos.

Los pequeños partidos moderados y los sectores eclesiásticos fueron quienes se opusieron a la regla de los cinco francos, pero casi el 60 % de los votantes (varones) se pronunciaron a favor en diciembre de 1958.

Curiosamente, en la actualidad, cinco francos es la apuesta mínima que puede hacerse en la ruleta del Gran Casino de BernaEnlace externo.

3. Iniciativa «Vacas con cuernos» (2018)

Bailando en su establo al ritmo de Jimi Hendrix ante los medios internacionales, el ganadero Armin Capaul conquistó el corazón del público suizo. La iniciativa popular de su organización «IG Hornkuh» pretendía incluir en la Constitución que las personas que se dedicaban a la cría de vacas y cabras recibieran un apoyo financiero si dejaban los cuernos a los animales adultos. Con su franqueza, Capaul logró sensibilizar a muchos sobre el hecho de que descornar a los animales les causa dolor y que los cuernos son importantes para las vacas.

Sin embargo, también hubo detractores que argumentaban que esto se hacía para garantizar el bienestar animal: si se ataba a los animales en los establos para evitar que se hicieran daño con los cuernos, entonces no se estaría ayudando realmente a los animales.

Se desconoce qué papel desempeñó en la decisión de los votantes el hecho de que Capaul considerara que las vacas con cuernos son un «valioso bien cultural».

El Partido Socialista, Los Verdes, el Partido Verde Liberal y el Partido Evangélico Suizo, así como muchas organizaciones animalistas y de protección medioambiental se mostraron a favor de la iniciativa por las vacas con cuernosEnlace externo. No obstante, en noviembre de 2018 más del 54 % de las personas que votaron se opusieron a dicha iniciativa.

2. Monopolio de las cerillas (1895)

De otra época, concretamente del año 1895, proviene la propuesta de confiar al Estado el monopolio de la producción de cerillasEnlace externo. Sin embargo, la razón por la que el Gobierno buscaba un monopolio estatal era seria: el fósforo blanco que se utilizaba entonces en la producción no sólo era altamente inflamable, sino que, además, causaba una enfermedad mortal entre la plantilla. Ya se había descubierto el inocuo fósforo rojo, pero era más caro. Después de la prohibición inicial, prosperó el contrabando de cerillas. El monopolio estatal se proponía como una alternativa para afrontar el problema.

Los liberales radicales, los demócratas y los socialdemócratas se mostraron favorables, pero en septiembre de 1895 más del 56 % del electorado votó en contra.

1. Iniciativa «Contra el ruido de los cazas de combate en las localidades turísticas» (2008)

¡Polémica por la contaminación acústica! El nombre de la iniciativa «Contra el ruido de los cazas de combate en las localidades turísticasEnlace externo», sometida a votación en 2008, planteaba la cuestión de si sus defensores estaban a favor de que los cazas de combate hicieran ruido en otros lugares, y, por supuesto, cuáles eran esos lugares: al fin y al cabo, hay pocas regiones en Suiza que no sean turísticas. Casi todos los ayuntamientos, desde Kreuzlingen hasta Ginebra y desde Basilea hasta Chiasso, están convencidos de que tienen algo que ofrecer a los turistas.

El trasfondo de la iniciativa fue el plan de desplegar cazas F/A-18 en Meiringen. La fundación de un gran hotel y una organización para la protección del medioambiente quisieron incluir en la Constitución suiza que en las «zonas turísticas» no se permitieran ejercicios con cazas en «tiempos de paz».

Los movimientos contra el ejército y los partidos de izquierda estaban a favor, pero más del 68 % de los votantes mostraron su oposición en febrero de 2008.

Editado por Samuel Jaberg. Adaptado del alemán por Cristina Esteban / CW.