
Sebastian Kurz, la nueva caída del «niño prodigio» austríaco

El canciller austríaco, Sebastian Kurz, de 35 años, sufrió este sábado su segunda caída por un nuevo escándalo de corrupción, después de que otro caso provocara la disolución de su primer gobierno en mayo de 2019.
Precocidad, pragmatismo y agitación. Estas tres palabras resumen la carrera del que hasta hace poco era presentado como el «niño prodigio» de la política austríaca.
Nacido en 1986, hijo de un técnico y una profesora, Kurz siempre fue un hombre impaciente y su ascenso meteórico fue comparado al del presidente francés, Emmanuel Macron.
Con solo 24 años, ya fue elegido secretario de Estado, antes de terminar sus estudios de derecho, y con 27 años ya estaba al frente del ministerio de Relaciones Exteriores.
Con su llegada a la cancillería austríaca en diciembre de 2017, se convirtió en el dirigente más joven de Europa, con solo 31 años.
Con su rostro juvenil y un tono tranquilo, logró ascender entre los barones conservadores del histórico partido austríaco ÖVP (su sigla en alemán).
Kurz, que dirigió la sección de jóvenes del ÖVP, supo renovar la imagen de los conservadores, en el poder sin interrupción desde 1987.
– De la extrema derecha a los Verdes –
Además de la precocidad, otro aspecto característico de Kurz es su pragmatismo.
Tras ganar sus primeras elecciones legislativas en octubre de 2019, decidió pactar con la formación ultraderechista FPÖ (su sigla en alemán) para obtener una mayoría parlamentaria y formar gobierno.
En una Austria próspera, pero desestabilizada por la llegada de migrantes, el joven dirigente propuso el cierre de fronteras y endurecer las condiciones de acceso al asilo.
Esa batería de medidas anti-migrantes, votada durante su primer mandato, y sus tensas relaciones con los medios lo convirtieron en un personaje polémico, con ciertas similitudes con su homólogo húngaro, Viktor Orban, al que consideraba el precursor del «puente» entre la derecha y la ultraderecha.
Kurz siempre reivindicó sus principios europeístas, pero prácticamente no corrigió las provocaciones de sus primeros socios del FPÖ, que perjudicaron la imagen de Austria ante sus socios de la Unión Europea.
El primer ejecutivo del joven canciller tuvo un final repentino en mayo de 2019 con el estallido del escándalo conocido como el «Ibizagate», que salpicó a sus socios de la ultraderecha.
En ese caso de corrupción, el líder de la extrema derecha austríaca ofreció mercados públicos a cambio de apoyo electoral a una mujer que se hacía pasar por una oligarca rusa, según un video grabado con una cámara oculta.
El «Ibizagate» desembocó en una moción de censura contra el ejecutivo, la primera en la historia de Austria.
Pero esos hechos no impidieron a Kurz mejorar sus resultados en las legislativas celebradas a finales de septiembre de 2019.
Tras esos comicios, Kurz hizo toda una demostración de pragmatismo político y decidió un cambio radical de aliados.
En enero de 2020, configuró su segundo ejecutivo pactando con los Verdes, una formación de centro-izquierda.
Pero solo un año después volvió a verse salpicado por un caso judicial.
En mayo de este año, la fiscalía anunció la apertura de una investigación por sospechas de falso testimonio delante de una comisión parlamentaria.
Entonces, negó cualquier error y se opuso a dimitir.
Pero su resistencia en la cancillería resultó más frágil con la revelación de otro caso de corrupción esta semana. Un nuevo escándalo que provocó su segunda caída.