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Suu Kyi, la exlíder birmana prisionera de la represiva junta militar

Bangkok, 30 dic (EFE).- La exlíder birmana y nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, fue condenada este viernes a 7 años de cárcel, por lo que acumula ya 33 años de prisión al final de su batalla judicial ante la brutal junta militar que ha sumido Birmania (Myanmar) en una espiral de violencia.

Un tribunal militar emitió hoy la última sentencia contra Suu Kyi, de 77 años, por supuesta corrupción tras casi dos años de procesos judiciales contra la nobel de la paz, con cargos que oscilan entre vulnerar las normas de la covid-19 hasta infringir la Ley de Secretos oficiales y actos contra la seguridad nacional.

La primera condena de cárcel se le impuso en diciembre del año pasado y, desde entonces, han ido recibiendo una retahíla de penas de prisión por cargos como no tener licencia para poseer «walkie talkies» y fraude electoral.

Los abogados de Suu Kyi han negado categóricamente todas las acusaciones, mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU, la Unión Europea y Estados Unidos, entre otros, han pedido la liberación de la nobel de la paz.

La depuesta líder, que ya pasó tres lustros bajo arresto domiciliario con la antigua junta militar (1998-2011), se enfrenta a unos generales que han aplicado una represión sin precedentes desde que tomaron el poder en un golpe de Estado en febrero de 2021.

La nobel de la paz, cuyo prestigio había caído internacionalmente por su inacción para ayudar a la perseguida minoría rohinyá, se ha convertido de nuevo en un icono de resistencia contra los militares.

UNA VIDA MARCADA POR EL PADRE AUSENTE

Nacida en 1945 en Rangún, entonces capital de Birmania, la vida de «la dama», como se conoce popularmente a Suu Kyi, estuvo marcada desde el principio por su padre ausente: el héroe de la nación, Aung San, asesinado por rivales políticos pocos meses antes de que Birmania obtuviese en enero de 1948 una independencia que él había negociado con los británicos.

Tras vivir unos años en India, se mudó en la década de los sesenta a Gran Bretaña para estudiar Filosofía, Economía y Política en la Universidad de Oxford, y allí conoció a su futuro marido, el especialista en estudios tibetanos Michael Aris, con el que tuvo dos hijos, Alexander y Kim.

«Sólo te pido una cosa: si mi pueblo me necesita, debes ayudarme a cumplir mi deber con él», le dijo Suu Kyi a Aris antes de casarse e iniciar una vida juntos en Oxford.

LA REBELIÓN DE 1988

En 1988, Suu Kyi viajó a Birmania para cuidar de su madre enferma, que moriría a finales de ese mismo año, y su llegada a Rangún coincidió con un levantamiento popular que exigía el fin de la dictadura del general Ne Win, quien había instaurado una dictadura militar bajo el nombre de «la vía birmana al socialismo» tras tomar el poder en 1962.

Suu Kyi se convirtió en la líder de las protestas, que precipitaron la dimisión de Ne Win, pero el Ejército aplastó las movilizaciones e impuso una junta militar que gobernó el país durante 23 años.

LOS AÑOS DE LA DICTADURA

En 1990, la junta convocó unas elecciones en las que su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), ganó por mayoría absoluta, a pesar de que Suu Kyi estaba bajo arresto domiciliario y otros líderes del partido en la cárcel, pero cuyos resultados los militares nunca aceptaron.

La líder birmana pasó un total de 15 años de arresto domiciliario en su residencia de Rangún entre 1989 y 2010, lo que no impidió el crecimiento imparable de su popularidad, tanto dentro del país como en el extranjero, y ser premiada con el Premio Nobel de la Paz en 1991.

En 1999, su marido falleció de cáncer en Oxford sin que ella pudiera despedirse de él porque no quiso abandonar su país por miedo a que los generales no la dejaran volver.

LA INTERRUMPIDA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA

Suu Kyi recuperó la libertad en noviembre de 2010, días después de unos comicios controlados por los militares en los que la LND no concurrió y que supusieron el pistoletazo de salida de una transición a lo que los generales denominaron una «democracia disciplinada».

En 2016, la «dama» asumió al fin el poder tras la aplastante victoria de la LND en las elecciones de noviembre de 2015.

Como la Constitución prohíbe ser presidente a quien tenga familiares extranjeros, Suu Kyi asumió el cargo de consejera de Estado para ejercer el liderazgo de facto.

Sin embargo, el Ejército siguió conservando un gran poder con el control de tres misterios, los de Defensa, Interior y Fronteras, así como el 25 por ciento de los escaños del Parlamento.

Suu Kyi fue criticada internacionalmente cuando defendió al Ejército por las operaciones militares de 2017 contra la minoría rohinyá, algo por lo que los generales están acusados de supuesto genocidio y crímenes de lesa humanidad ante la justicia internacional.

Pero la nobel de la paz siguió siendo enormemente popular en su país, donde volvió a arrasar en las elecciones de noviembre de 2020 con el aval de los observadores internacionales.

Los militares liderados por Min Aung Hlaing tomaron el poder en febrero de 2021 y, desde entonces, han sumido al país en una espiral de violencia, con más de 2.600 muertos y más de 13.000 detenidos, y han exacerbado el conflicto armado contra las guerrillas étnicas y milicias nuevas. EFE

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