Pequeñas empresas y grandes innovaciones: las start-up suizas

Un nuevo tipo de reactor nuclear que utiliza torio, una máquina capaz de generar piel para injertos, una técnica de reciclado de PET que consume menos energía: la creatividad de las start-ups suizas no tiene límites y sus innovaciones han cosechado un gran éxito en todo el mundo. 

Desde hace más de diez años, Suiza ocupa el primer puesto en el Índice Mundial de InnovaciónEnlace externo, la clasificación global de los países más innovadores publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

Hasta ahora, los recursos para la investigación y el desarrollo de productos de vanguardia se han concentrado en grandes empresas transnacionales -como Nestlé, Novartis, Roche, ABB, Givaudan o Swatch- y en empresas medianas que han logrado ocupar importantes sectores del mercado a escala mundial. 

En los últimos años, sin embargo, la innovación también ha empezado a florecer gracias a las start-ups, pequeñas empresas caracterizadas por un fuerte espíritu innovador y un elevado potencial de crecimiento. Cada vez son más los jóvenes que siguen este camino para desarrollar y comercializar los frutos de su investigación científica y su ingenio tecnológico.

Hoy en día se crean unas 300 start-ups al año, frente a unas pocas que había en la primera década de este milenio. La cantidad de capital invertido en start-ups se ha multiplicado por diez en los últimos diez años, alcanzando casi los 4 000 millones de francos suizos en 2022.

Sin embargo, las nuevas empresas suizas siguen recibiendo poco apoyo político. Una de las razones es la aversión al riesgo, todavía demasiado fuerte en Suiza, según Gina Domanig, que dirige Emerald Technology Venture desde hace más de 20 años.

Por otro lado, la creación de una start-up sigue siendo en gran medida un asunto masculino. Los estereotipos continúan siendo fuertes y las mujeres tienen más dificultades para ganarse la confianza de los inversores.

Las universidades también tienen que ver

Más de la mitad de esas empresas innovadoras surgieron en las regiones de Zúrich y el Lago Lemán, donde la presencia de las dos Escuelas Politécnicas Federales desempeñan un papel fundamental en la investigación y el desarrollo de aplicaciones científicas y tecnológicas futuristas.

Muchas empresas jóvenes se benefician de los conocimientos de vanguardia adquiridos en los principales polos de innovación de Suiza, como la industria farmacéutica, la microtecnología o los servicios financieros. Al mismo tiempo, las start-ups están ayudando a regenerar esos sectores tradicionales ofreciéndoles oportunidades en nuevos mercados, por ejemplo, en biotecnología, tecnología médica o tecnología limpia.

Por eso no es de extrañar que hayan surgido muchas empresas fintech jóvenes junto a bancos con una historia centenaria o también soluciones microtecnológicas nuevas junto a la industria relojera tradicional. 

Para fundar una start-up, tiene que gustarte el riesgo y la aventura empresarial. Mientras muchos proyectos fracasan por el camino, Guillaume Pousaz ha dado en el clavo. Este discreto ginebrino está considerado hoy por la revista Forbes el hombre más rico de Suiza gracias a su start-up Checkout.com, activa en el tráfico de pagos y valorada actualmente en cerca de 40 000 millones de dólares.

Pero ¿cómo es el mundo de las start-ups suizas más allá de esta extraordinaria historia de éxito? Hemos hecho un retrato de algunas empresas jóvenes que se han consolidado en los últimos años con productos prometedores.

Energía y tecnologías limpias: en Ginebra, Transmutex desarrolla un nuevo tipo de reactor nuclear que utiliza torio. Este metal no solo es mucho menos radiactivo que el uranio, sino que además está presente en abundancia en las rocas de casi toda la corteza terrestre. Esta innovación podría facilitar la transición energética hacia una sociedad sin CO2.

El empresario Laurent Jospin pretende instalar 47 000 paneles solares en una estructura metálica de 1,6 kilómetros de largo en la autopista A9 del Valais. El objetivo es producir electricidad para 12 000 hogares al año. Su empresa Energypier planea un proyecto piloto similar en 2,5 kilómetros de autopista cerca de Zúrich, que debería abastecer a 20 000 hogares.

En Sion, en el cantón de Valais, la investigadora y empresaria canadiense Samantha Anderson ha desarrollado una nueva técnica para reciclar PET que consume mucha menos energía que los métodos utilizados actualmente. Su intención es comercializar esta innovación y ampliarla a otros tipos de plástico en los próximos años.

Tecnología médica: La start-up Cutiss, con sede en Zúrich, ha desarrollado la primera máquina capaz de generar piel en grandes cantidades a partir de una muestra tomada del propio paciente. Una verdadera esperanza para los más de 11 millones de personas que sufren quemaduras graves cada año en todo el mundo.

La empresa Aktiia, con sede en Neuchâtel, ha desarrollado la primera pulsera inteligente capaz de medir continuamente la presión arterial. Este proyecto sitúa a Suiza a la vanguardia de un mercado muy codiciado por los gigantes tecnológicos estadounidenses y asiáticos. 

Drones: La empresa Hydromea ha creado la primera red submarina de enlaces wifi. El módem utiliza haces de luz para transmitir datos y guiar a distancia robots sin cables.

Agroalimentación: la empresa bernesa New Roots produce yogur, queso e incluso fondue a partir de anacardos. ¿Se convertirán en la piedra angular de una dieta más sana y respetuosa con el medio ambiente?

Tecnología de la información: ID Quantique ha creado el teléfono móvil más seguro del mundo utilizando los principios de la mecánica cuántica. Un sistema de cifrado infalible adoptado por Samsung. 

Economía: Gracias a sus bajas comisiones y soluciones innovadoras, los bancos digitales están ganando impulso. La start-up Neon, con sede en Zúrich, ha entrado en el mercado bancario suizo sin abrir sucursales ni ventanillas. 

Adaptado del francés por Carla Wolff