Tony Curtis, mucho más que el protagonista de ‘Con faldas y a lo loco’
Alicia García de Francisco
Madrid, 1 jun (EFE).- Con solo una nominación al Óscar y pocos premios en su haber, Tony Curtis fue sin embargo una de las estrellas favoritas del público en la época del cine clásico y ahora que se cumplen cien años de su nacimiento, es bueno recordar que en su carrera hubo mucho más que ‘Con faldas y a lo loco’ (1959).
Esa comedia de Billy Wilder, que protagonizó junto a Marilyn Monroe y Jack Lemon, es sin duda su título más recordado, pero entre sus interpretaciones destacan también las de ‘Fugitivos’ (1958), ‘Chantaje en Broadway’ (1957), ‘Operación Pacífico’ (1959), ‘¿Quién era esa chica?’ (1960), ‘El capitán Newman’ (1963) o ‘El estrangulador de Boston’ (1968).
Fue un galán tanto dentro como fuera de la pantalla -se casó seis veces-, pero supo reconvertirse en un actor dramático y se ganó el respeto de Hollywood, aunque eso no se tradujo en premios.
Solo tuvo una candidatura al Óscar al mejor actor por ‘Fugitivos’, por encarnar a un convicto racista que escapa de la cárcel junto a un reo negro (Sidney Poitier). Y sus dos Globos de Oro fueron en realidad galardones por ser el favorito del público en 1958 y 1961.
Pese a todo, tuvo una brillante carrera en el cine, que fue su salvación desde la infancia. De niño se escapaba a una sala para olvidar los golpes que su madre esquizofrénica le propinaba y ya cuando era toda una estrella, fue su bote salvavidas para alejarse de su adicción a la heroína y del dolor por la muerte de su hijo Nicholas, que falleció a los 23 años por una sobredosis de drogas.
Nacido como Bernard Schwartz el 3 de junio de 1925 en Nueva York, era hijo de un sastre inmigrante húngaro, su familia era muy pobre y junto a su hermano Julius, terminó en un orfanato.
Y por si no fuera suficiente, cuando tenía 12 años fue el encargado de identificar el cadáver de su hermano, fallecido por un atropello.
De una dramática infancia pasó a ser un actor admirado, volcado en comedias y que tras un primer matrimonio de 11 años con Janet Leigh, fue coleccionando mujeres hasta la sexta y última, Jill Vandenberg, con la que se casó cuando él tenía 73 años y ella 33.
Tuvo seis hijos, entre ellas la actriz Jamie Lee Curtis -de su relación con Janet Leigh-, que poco después del fallecimiento de su padre, aseguró en una entrevista con el Daily Mail que «hizo lo que debía hacer desde el punto de vista económico, lo cual fue honorable de su parte, pero no era un padre comprometido».
Mantener a sus hijos y sus sucesivos hogares llevaron al actor a aceptar en la última fase de su carrera casi cualquier papel que le ofrecían, algo que no resta valor a una filmografía con un buen puñado de títulos destacados.
Siempre será recordado por su papel de Joe, un músico fracasado que, junto a su amigo Jerry (Lemmon) son testigos de la matanza del Día de San Valentín en Chicago en 1929, por lo que se disfrazan y se enrolan en una banda de mujeres para huir de los gángsters que les persiguen.
Considerada la mejor comedia de todos los tiempos por el American Film Institute, ‘Con faldas y a lo loco’, es el primer título que viene a la memoria cuando se piensa en Tony Curtis, aunque trabajó en casi un centenar de películas.
Destacan trabajos como el de Albert DeSalvo en ‘El estrangulador de Boston’ o el del agente de prensa Sidney Falco, sin una pizca de ética, de ‘Chantaje en Broadway’, junto a Burt Lancaster.
Y participó en clásicos como ‘Trapecio’ (1956) ‘Los vikingos’ (1958), ‘Vacaciones sin novia’ (1958) ‘Espartaco’ (1960), ‘Perdidos en la gran ciudad’ (1960), ‘El gran impostor’ (1960), ‘Taras Bulba’ (1962) o ‘Soltero en apuros’ (1962). EFE
agf
(Recursos de archivo de Tony Curtis en www.lafototeca.com: 4462275, 22812743, 1715864)