
Crece la tensión entre la Policía y el clero en Armenia
Echmiadzín (Armenia), 27 jun (EFE).- Los agentes del orden y feligreses armenios protagonizaron este viernes un pulso en la localidad de Echmiadzín, sede de la Iglesia Apostólica Armenia, a medida que va creciendo la tensión entre las autoridades y el clero, acusado de intentos de usurpar el poder en el país caucásico.
El incidente, condenado por el catolicós armenio, Gareguin II, ocurrió cuando la Policía intentó detener a un arzobispo, contra el que se ha abierto un caso penal por llamamientos al derrocamiento del poder.
El propio religioso negó las acusaciones y dijo que no es una amenaza para el Estado, ni nunca lo será.
Después de unas horas de tensión, los agentes se retiraron de Echmiadzín y el arzobispo emprendió un camino a pie hacia Ereván para presentarse ante el Comité de Instrucción armenio.
«A pesar de que Mikael Adzhapajián no fue notificado adecuadamente de la necesidad de comparecer ante los investigadores, decidió marcharse a Ereván y presentarse ante el Comité de Investigación», señaló un portavoz de Echmiadzín.
Mas tarde, se informó que el religioso ya había llegado al Comité de Instrucción.
Este jueves, un tribunal de Ereván dictó dos meses de arresto contra otro arzobispo de la Iglesia armenia, Bagrat Galstanián, líder del movimiento de protesta Lucha Sagrada.
Galstanián y más una decena de sus partidarios fueron detenidos este miércoles en una operación de las fuerzas de seguridad armenias, en el curso de la cual los agentes se incautaron de armas y explosivos.
El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, denunció en redes sociales que los líderes y miembros de Lucha Sagrada planeaban cometer acciones terroristas y usurpar el poder en el país.
Previamente, Pashinián acusó al jerarca de la Iglesia armenia de romper el voto de celibato y tener un hijo.
La relación entre la Iglesia y las autoridades armenias se torció tras la derrota en la guerra de Nagorno Karabaj y la pérdida de control de Ereván sobre ese territorio y el posterior éxodo de su población étnica, forzado por Azerbaiyán, el ganador del conflicto. EFE
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