Novartis apuesta por el desarrollo de fármacos para personas mayores
Novartis, gigante de la industria farmacéutica suiza, se reincorpora al floreciente campo de la investigación sobre el envejecimiento. Busca desarrollar fármacos exitosos para uno de los mercados con más potencial de crecimiento y rentabilidad: preservar la salud de los adultos mayores.
En diciembre pasado, Novartis anunció una inusual asociación con una empresa biotecnológica californiana relativamente desconocida. El acuerdo, que podría costarle hasta 550 millones de dólares (453,5 millones de francos suizos) a esta gigantesca empresa farmacéutica suiza, no incluía ningún nuevo fármaco potencial o tecnologías específicas.
La recompensa a la que aspira Novartis es el acceso al vasto tesoro de datos de BioAge Labs, un activo fundamental para un número cada vez mayor de industrias, entre las que se incluye la farmacéutica, porque este acervo es considerado a menudo como el nuevo petróleoEnlace externo del sector empresarial.
BioAge afirma poseer uno de los conjuntos de datos sobre longevidad humana más grandes y completos a nivel global para el descubrimiento de fármacos. Lo obtuvo al asegurarse los derechos exclusivos de biobancos de perfiles genómicos, historiales médicos y otros datos de salud de millares de personas a las que se ha hecho un seguimiento durante 50 años. Utilizando la inteligencia artificial y otras herramientas avanzadas, la empresa pretende identificar los factores que determinan una vida sana, lo que facilitaría el descubrimiento y desarrollo de nuevas terapias.
Durante siglos, la humanidad ha buscado los secretos de la longevidad. Enormes avances realizados por la ciencia del envejecimiento y tecnologías como la inteligencia artificial han dado buenas razones a la ciencia durante la última década para creer que estamos cerca de lograr grandes avances. Esto ha impulsado un nuevo movimiento en favor de la longevidad, con la creación de clínicas y empresas en distintos países, como Arabia Saudí, Estados Unidos y Suiza, que ofrecen sofisticadas pruebas, novedosas terapias y múltiples promesas.
Suiza ha jugado un rol clave en la búsqueda de la eterna juventud desde hace siglos, cuando personas de todo el mundo acudían a sus balnearios a sanar en sus aguas termales. Hoy, las clínicas de bienestar, la ciencia, las personas inversoras y las empresas farmacéuticas suizas están contribuyendo a avanzar en el campo de la longevidad. Pero ¿hasta qué punto los últimos hallazgos en longevidad son solo una moda o el resultado de un sólido ejercicio de márquetin? ¿Podemos realmente prolongar nuestra vida y por qué querríamos hacerlo?
Este artículo forma parte de una serie sobre la creciente tendencia a la longevidad y el papel que Suiza juega en ella. Usted podrá encontrar todos los artículos y vídeos de la serie al final de este artículo.
Esta tendencia es perfecta para Novartis, una empresa que se perdió el boom de los medicamentos contra la obesidad. La firma de Basilea carece de versión propia de los superventas Wegovy u Ozempic y busca nuevos motores de crecimiento. En 2023 creó un grupo de investigación llamado Enfermedades del Envejecimiento y Medicina Regenerativa Enlace externo(DARe, en inglés) en el que intenta aprovechar su experiencia en enfermedades musculoesqueléticas y entender las causas de las enfermedades que se producen a nivel molecular con el paso de los años.
«Nuestro objetivo es comprender los factores biológicos del envejecimiento para desarrollar nuevos tratamientos para enfermedades relacionadas con la edad», dijo a SWI swissinfo.ch Michaela Kneissel, quien se integró a Novartis desde 1996 y hoy es directora global del DARe. «La esperanza es que esto no solo abra la puerta al tratamiento de una enfermedad, sino de toda una clase de enfermedades».
La búsqueda de medicamentos para las enfermedades que aparecen o empeoran con la edad es cada vez más urgente y lucrativa para las farmacéuticas, ya que el mundo desarrollado se enfrenta a un cambio demográfico sin precedentes. Las Naciones Unidas estiman que el número de personas mayores de 60 años se duplicará en 2050, pasando de los 1.000 millones que había en 2020 a 2.100 millones, que representarán cerca de 20% de la población global. Y se espera que el número de personas mayores de 80 años se tripliqueEnlace externo para acercarse a los 430 millones.
Cuanto más envejecemos, más riesgo tenemos de desarrollar enfermedades como cardiopatías coronarias, demencia y cáncer. La atención de estas necesidades hará que el valor del mercado de los medicamentos geriátricosEnlace externo pase de 153.000 millones de dólares en 2023 a 222.500 millones de dólares en 2030, según estimaciones de la empresa irlandesa de análisis Research and Markets.
Brasil, China, Arabia Saudí y Japón son algunos de los países que realizan grandes inversiones para mejorar la calidad de la salud y prevenir las enfermedades crónicas de sus poblaciones. En 2024, Brasil anunció su primera política nacional de atención de la demencia. El séptimo país del mundo en términos de población prevé Enlace externoque el número de enfermos de demencia se triplique de aquí a 2050, pasando de 1,8 millones en 2019 a 5,6 millones.
Sin embargo, aunque empresas farmacéuticas como Novartis han invertido miles de millones en el desarrollo de fármacos para tratar las enfermedades relacionadas con la edad y aliviar sus síntomas, han destinado poco presupuesto a investigar la biología del envejecimiento, es decir, los procesos y mecanismos biológicos que explican por qué las células, los tejidos y los órganos pierden gradualmente sus funciones, conduciendo a un declive derivado de la edad y la enfermedad.
Pero ante los enormes avances de la ciencia y la tecnología, y el interés de multimillonarios tecnológicos como Jeff Bezos y Sam Altman por invertir miles de millones de dólares en empresas emergentes dedicadas a las terapias para prolongar la vida, Novartis y otros pesos pesados de la industria farmacéutica se están lanzando a la carrera.
«Hemos alcanzado la era de la cuantificación de la biología», afirmó Kneissel. «Está fluyendo una enorme cantidad de datos sobre biología humana. Ahora tenemos la capacidad de abordar espacios que antes no podíamos y utilizar datos humanos en vez de depender de los datos de los animales.»
La inteligencia artificial permite medir y analizar millones de historiales médicos, perfiles genómicos y resultados de laboratorio hasta identificar patrones predictores de enfermedades. Todo ello ha hecho que la investigación sobre el envejecimiento se haya vuelto más sencilla, rápida y barata.
«Ahora podemos conseguir la secuenciación de nuestro genoma por unos cientos de dólares», afirma Vittorio Sebastiano, biólogo reproductivo de la Universidad de Stanford y fundador de Turn Biotechnologies, una empresa emergente en fase preclínica enfocada en desarrollar terapias para revertir el declive celular provocado por la edad. «En el pasado no podíamos acceder a tanta información de forma tan barata. Y también tenemos mejores formas de gestionarla».
Las lecciones del pasado
Novartis ya tenía cierta experiencia en investigación sobre el envejecimiento. En 2014, realizó ensayos clínicosEnlace externo relacionados con el everolimus, un medicamento contra el cáncer que mostró potenciales propiedades antienvejecimiento, una hipótesis que surgió después de que una investigación demostrara que la rapamicina -un fármaco estrechamente relacionado- prolongaba la vida de varias especies animales. Ambos fármacos se dirigen a la mTOR, una proteína que regula distintos procesos celulares que se ven afectados con la edad.
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Los informes de los medios de comunicación preconizaronEnlace externo en aquel momento que los ensayos que se hacían con el everolimus eran una señal de que las grandes farmacéuticas se hallaban en la cúspide de los avances para lograr la fuente de la juventud y acrecentaron sus esperanzas de que iniciaba una nueva era de desarrollo de fármacos contra el envejecimiento, que durante mucho tiempo tuvieron dificultades para atraer a las grandes farmacéuticas.
Sin embargo, un par de años después Novartis se deshizo de la investigación y la cedió a una pequeña empresa llamada ResTORbio, de la que solo conservó una pequeña participación, e inició simultáneamente una importante reestructuración corporativa que se centró en una medicina tanto novedosa como innovadora. Dado que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) no aceptaba el envejecimiento como una enfermedad tratable y las patentes del everolimus estaban a punto de expirar, habría sido difícil ganar dinero a gran escala con el fármaco.
Pero Novartis tiene buenas razones hoy para lanzarse nuevamente al ruedo pertrechada por una perspectiva fresca, herramientas novedosas y mejores datos. Más aun considerando que muchas enfermedades relacionadas con la edad han sido difíciles de combatir a través del descubrimiento tradicional de fármacos.
Por ejemplo, décadas de investigación sobre el Alzheimer han dado pocos resultados en cuanto a opciones de tratamiento. Los investigadores aún no saben qué causa la enfermedad, y los fármacos recientes solo han demostrado modestas mejoras en la ralentización de la pérdida de memoria.
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Lo mismo ocurre con la osteoartrosis, una enfermedad degenerativa que ataca las articulaciones de unos 600 millones de personas, la mayoría de más de 55 años. En abril, Novartis abandonó dos candidatos a fármacosEnlace externo para la artrosis que estaban en ensayos clínicos de fase II porque no proporcionaban un alivio suficiente del dolor.
Novartis no ha proporcionado detalles sobre las enfermedades concretas que tiene en la mira el DARe, pero ha dicho que la «biología del ejercicio» es una prioridad clave, porque el ejercicio es «una intervención que ha sido probada totalmente en bastantes enfermedades ligadas al envejecimiento», dijo Kneissel. Esto podría revelar, por ejemplo, formas de preservar la masa muscular durante la pérdida de peso, y de regenerar el cartílago de la rodilla en casos de osteoartritis.
En algún momento, «a medida que evolucione el campo del envejecimiento, existirá la oportunidad de llegar a poblaciones de pacientes muy precoces, o incluso puede que en el futuro, se logre la prevención. Ésa sería la trayectoria esperada en el largo plazo», afirma Kneissel.
Los avances médicos, como las terapias celulares y génicas que tratan las enfermedades desde su raíz, permiten albergar la esperanza de que algún día la industria farmacéutica pueda manipular directamente los genes y las vías celulares implicadas en el proceso de envejecimiento. Incluso hay voces expertasEnlace externo que confían en que seremos capaces de retroceder el reloj de las células envejecidas para restaurar las funciones características de estas células cuando son más jóvenes.
El éxito de fármacos contra la obesidad como el Ozempic -un agonista del GLP-1-, atizan el entusiasmo por la biología del envejecimiento y plantean la posibilidad de que un medicamento pueda atajar las causas profundas de muchas enfermedades. El GLP-1, una hormona intestinal que regula el azúcar en sangre, parece perder función a medida que envejecemos.
«Si echamos un vistazo a los 8.000 millones de habitantes del planeta, hay mucha gente que ya está envejeciendo con mucho más éxito que la mayoría de las personas», afirmó Fortney. «Si logramos comprender mejor el envejecimiento, podremos descubrir los verdaderos motores de las enfermedades y desarrollar fármacos que puedan incluso dirigirse a múltiples enfermedades relacionadas con la edad».
Los incentivos mejoran
Los avances descritos coinciden con una creciente preocupación por los costes económicos, financieros y sociales del cuidado de una población que envejece, lo que impulsa a incrementar la financiación para la investigación en este campo.
Los Institutos Nacionales de la Salud, que son la principal agencia estadounidense de investigación médica, duplicaron el presupuesto destinado a la investigación sobre el envejecimiento, pasando de 3.100 millones de dólares en 2016 a 6.300 millones en 2023. La administración Trump ha colocado a las enfermedades crónicas en un lugar prioritarioEnlace externo de su estrategia «Hagamos a América más saludable nuevamente» que busca atender los problemas sanitarios del país.
La creciente carga financiera que supone para los gobiernos y las propias personas la existencia de enfermedades relacionadas con la edad lleva a las autoridades sanitarias y regulatorias a replantearse la forma en que se recompensa a las empresas farmacéuticas para incentivarlas a desarrollar nuevas terapias que traten o prevengan dichas enfermedades, según Johan Auwerx, experto en metabolismo celular de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).
En 2022, las personas mayores de 60 años representaron más de la mitad (52%) de los costes totales de la asistencia sanitaria en Suiza, pero sólo constituirán una cuarta parte de la población, según las conclusiones de un informeEnlace externo de la consultora Deloitte.
Actualmente, las autoridades reguladoras no tienen clasificado al envejecimiento como una enfermedad, así que los fármacos dirigidos al envejecimiento no reciben aprobación y es poco probable que sean reembolsados. Por ello, las empresas se han centrado en afecciones específicas y diagnosticables relacionadas con el envejecimiento -como el Alzheimer, la osteoporosis o la sarcopenia- para obtener la aprobación reglamentaria. Esto supone un reto para el desarrollo de terapias dirigidas a ralentizar o invertir los procesos biológicos del envejecimiento, en lugar de tratar una única enfermedad.
«Los sistemas de salud y las aseguradoras no estarán en capacidad de hacer frente al aumento de gastos derivados del envejecimiento de la población», afirma Auwerx, fundador de varias empresas emergentes dedicadas a las enfermedades relacionadas con la edad. Añadió que se necesita crear un modelo que permita realizar un trabajo serio para reducir estos costes, y que sea posible obtener reembolsos. «Entonces verán cómo la industria farmacéutica se involucre».
Cruzando la línea de meta
Kneissel tiene claro que el objetivo del DARe es la producción de medicamentos. Algo distinto a «los enfoques de longevidad en los que la gente simplemente se propone vivir más», dijo a SWI. «En nuestro caso es sólo una consecuencia indirecta».
Aunque Novartis no haya colocado a la longevidad como objetivo, cualquier fármaco exitoso basado en la biología del envejecimiento supondría un cambio de juego en un campo que ha luchado por conectar la ciencia de laboratorio con el mercado.
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Calico, filial de la matriz de Google, Alphabet, se fundó en 2013 con unos 3.500 millones de dólares de inversión, para desarrollar esfuerzos para la prolongación de la vida humana. Tras más de 10 años de investigaciones, la empresa ha producido numerosos trabajos académicos, pero ningún fármaco aprobado. En enero, la empresa anunció el fracasoEnlace externo de los ensayos clínicos del fosigotifator, un fármaco desarrollado en colaboración con el grupo farmacéutico estadounidense AbbVie, para tratar la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
A principios de mayo, Unity Biotechnology, una empresa basada en San Francisco dedicada al envejecimiento y las enfermedades oculares, despidió a toda su plantilla laboral luego de que el resultado de un ensayo clínico mostraraEnlace externo que su tratamiento no funcionaba mejor que otra terapia que ya se comercializaba. BioAge también se enfrentó a un revés en enero -sin relación con su asociación con Novartis-, al decidir dejar de desarrollar un fármaco contra la obesidad debido a los problemas de seguridadEnlace externo que mostraban sus ensayos.
«La gente se está dando cuenta realmente de que la prevención es valiosa para el sistema de salud. Ése ha sido siempre el terreno de juego del envejecimiento», afirmó Fortney. «Lo que necesitamos ahora es que algunos fármacos logren cruzar la línea de meta».
Artículo original editado en inglés por Nerys Avery/vm/hs/ds. Adaptación del inglés al español: Andrea Ornelas/pi
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