La caída del emir nigeriano de Kano, digna de una tragedia de Shakespeare

Un emir «charlatán como una cotorra», desalojado del palacio por los servicios de inteligencia y «desterrado» de su reino. Esta escena, digna de una tragedia de Shakespeare, tuvo lugar el lunes en el norte de Nigeria.
Muhammadu Sanusi II, de 58 años, era toda una personalidad en Nigeria y ejercía su influencia en un territorio de 10 millones de personas en el norte del país, con población mayoritariamente musulmana.
Pero fue «destronado» manu militari el lunes después de una votación en el parlamento del estado de Kano, con «efecto inmediato» y desalojado en helicóptero.
Es el resultado de la enemistad entre dos poderes: el tradicional, religioso y milenario, casi divino, dirían algunos, y el político, moderno y mortal, hecho de alianzas y de golpes bajos.
Desde la colonización británica, que relegó a los líderes tradicionales a un papel honorífico en beneficio de un sistema democrático, el poder tradicional no se inmiscuía en los asuntos públicos y el político evitaba interferir en los religiosos.
Pero desde que Lamido Sanusi sustituyó a su tío abuelo en el trono en 2014 no ha parado de dar su opinión sobre la gestión del estado de Kano, e incluso sobre la política económica del país.
Este exbanquero que fue gobernador del banco central de Nigeria antes de acceder al trono no ha dudado en denunciar las malversaciones masivas.
Algo que ya le valió ser despedido por el expresidente nigeriano Goodluck Jonathan.
Incluso como emir, Sanusi II no ha perdido su «amor por la controversia».
«No es ningún secreto que muchos de nuestros políticos son ineptos y carecen de educación», escribió en 2017. «Los nigerianos lo saben y esperan poco de sus líderes», declaró entonces el emir.
– «Es demasiado» –
Los salarios de los dignatarios tradicionales y en algunos casos su sucesión están en manos de los políticos locales. Y Sanusi II se enemistó con el hombre más importante del estado de Kano, el gobernador Abdullahi Ganduje, quien le reprochaba haber apoyado al candidato de la oposición en las últimas elecciones de 2019.
Desde entonces el gobernador ha hecho cuanto ha podido para debilitar su papel y empañar su imagen.
Dividió el emirato en cuatro territorios y la policía anticorrupción ha multiplicado las investigaciones contra él.
Su destierro el lunes por «falta de respeto» e «insubordinación» fue el último paso de una guerra abierta entre los dos hombres.
«El gobernador decidió que era demasiado», estima Adewunmi Falode, profesor de historia en la Universidad de Lagos.
«Es la señal de que el verdadero poder sigue en manos del gobierno», añade.
Sus predecesores contaron con el apoyo popular en circunstancias similares. En 1963, miles de personas protestaron por el despido del emir de entonces (el abuelo de Sanusi II) y en 1981 las manifestaciones degeneraron en un baño de sangre cuando el gobierno intentó destronar a Ado Bayero, su tío abuelo.
– Aura mística –
Pero esta vez no hubo disturbios en las calles de Kano, la capital milenaria del emirato. Muchos no se identifican con este jefe moderno y muy «occidentalizado».
Los líderes religiosos, particularmente conservadores y riguristas en esta región del norte musulmán, le dieron la espalda, reprochándole sus críticas abiertas y reiteradas contra la influencia de Arabia Saudita en Nigeria por considerar que las corrientes wahabitas y salafistas eran «intolerantes».
Su franqueza, de la que presumía, le ha costado el puesto.
«Según la tradición el emir no debe ser visto ni escuchado», declara un miembro de su corte a la AFP.
«Sanusi no ha respetado esta tradición, se ha pronunciado sobre todo, es tan charlatán como una cotorra (…) esto ha debilitado su aura mística y el prestigio que debe reinar en torno a su persona», explica.
«Ha destruido las paredes de 500 años para sustituirlas por materiales modernos y ahora el palacio se parece al Buckingham Palace».
Lamido Sanusi sigue siendo muy apreciado en el resto del país desde su paso por el Banco Central y podría aprovechar este «destronamiento» para pronunciarse sobre todo lo que le parezca y dar el salto a la política.
«Sal de esta institución moribunda donde un hombre que apenas sabe leer y escribir puede silenciarte y elévate hacia un lugar donde podrías tener un impacto global en la sociedad», afirma el famoso escritor y abogado nigeriano Elnathan John.
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